Piqué recordó que el cable es «interactivo» y auguró «un gran futuro» a esta tecnología «a medida que coja economías de escala» y haya una utilización «masiva» que permita amortizar las cuantiosas inversiones que requiere su despliegue. Respecto a la situación del sector de las telecomunicaciones, reconoció que atraviesa por una «crisis global», por lo que requiere de medidas para que tome un nuevo impulso.
A su juicio, el modelo de liberalización seguido en Europa mediante la adjudicación de licencias en diferentes segmentos para operadores alternativos a los antiguos monopolios está llegando a su fin. El ministro consideró que el «fenómeno nuevo» que supone la convergencia de las diferentes tecnologías cambiará el panorama actual y propiciará que lo importante sea la prestación de servicios a los ciudadanos.