Comparecencia de D. Victor Domingo Prieto, Presidente de la
Asociación de Internautas en el Senado.
Diario de Sesiones del Senado de
Comisión , número 57 de fecha 07-NOV-2000
-DE DON VICTOR DOMINGO PRIETO, PRESIDENTE DE LA ASOCIACION
DE INTERNAUTAS (715/000013).
La señora PRESIDENTA: Señorías, está con nosotros don
Víctor Domingo Prieto, Presidente de la Asociación de Internautas, quien tampoco
comparece ante esta Comisión por primera vez. Le agradecemos que esté aquí de nuevo.
Sin más, puede hacer uso de la palabra cuando desee, don Víctor.
El señor PRESIDENTE DE LA ASOCIACION DE INTERNAUTAS
(Domingo Prieto): Muchas gracias. Buenos días, señorías. Yo también les estoy
agradecido a sus señorías por haber contado con la Asociación de Internautas para hacer
una exposición sobre cómo vemos la situación actual de Internet. Se nos ha pedido que
entremos más en cuestiones de comercio electrónico, pero he de decirles que nosotros
diferenciamos poco entre lo que es propiamente Internet y el comercio electrónico ya que
consideramos la red como un todo. Mis compañeros me han pedido encarecidamente que, antes
de entrar en materia, felicite en esta comparecencia a los miembros de la antigua
Comisión de Redes Informáticas porque, aparte de decirles que la Asociación de
Internautas se vistió de largo aquí, en el Senado, con motivo de esa Comisión, también
queremos destacar el papel que realizó dicha Comisión en la anterior legislatura en el
sentido de que abrió una puerta entre los ciudadanos conectados a la red y esta Casa,
cosa que para nosotros en un principio resultaba algo bastante lejano a nuestra
asociación. Nosotros siempre ponemos como ejemplo la página «web» de la Comisión de
Redes Informáticas ya que ha permitido una comunicación directa para que el ciudadano
pueda preguntar a los ministros y demás administradores del Estado cosas de nuestro
interés. Expresándolo de manera coloquial, nombres como González Pons, Calvo, Martínez
Oblanca, Mòdol, Lavilla, Albistur o Varela --les pido que me perdonen la familiaridad--,
eran para nosotros, para nuestra asociación, los Senadores internautas. Todo esto ha dado
mucho juego a la comunicación por Internet. La conclusión de la Comisión de Redes
Informáticas, entre otras cosas, puede ser el reflejo de lo que sucedió en las pasadas
elecciones del día 12 de marzo en el sentido de que Internet adquirió una gran
notoriedad entre la sociedad española. Hasta aquí las buenas noticias y las
felicitaciones. (Risas.)
Ahora empezaré a exponer cuál es la actual situación de
la red y cómo vemos desde la Asociación de Internautas todo esto.
Yo iba a traer para mi comparecencia una exposición por
escrito, creo que muy bien estudiada y muy bien hecha, pero tengo que decirles que me ha
fallado el correo electrónico. (Risas.) Llevo diez días sin que me funcione bien, con lo
cual he tenido que hacer los apuntes a mano, pero lo tengo bien preparado, no se asusten
ustedes.
Hablando de la relación entre los administrados y los
políticos, nos hemos desayunado con una noticia realmente inquietante. Parece ser que
ayer --es lo que hemos leído en los periódicos-- el Gobierno dijo, en contestación a un
Diputado socialista en el Parlamento, que no ve necesidad de que haya tarifas planas en
los colegios, en las enseñanzas no universitarias. No me voy a extender mucho sobre el
hecho porque ustedes pueden adquirir perfectamente esa documentación, pero es muy
preocupante que desde el Gobierno de este país, cuando hablamos de nueva economía, haya
alguien --exactamente no sé quién lo comentó, pero parece que fue una contestación por
escrito-- que diga que nuestros jóvenes no necesitan estar conectados o utilizar Internet
estándolo. Nos parece absolutamente aberrante. Digo esto porque para hablar de comercio
electrónico y, sobre todo, por la situación de Internet en estos momentos en España,
tenemos que tener en cuenta dos cosas muy importantes: Una, cuál es la calidad o la
posibilidad de acceso de los ciudadanos a Internet y dos, en qué situación están los
ciudadanos no conectados y qué posibilidades tienen de acceso.
La asociación de internautas tiene desde un principio dos
objetivos estatutarios muy claros: Uno, conseguir que en este país haya un acceso
asequible, universal y de calidad a la red y dos, luchar o defender los intereses de los
usuarios telemáticos y telefónicos. En un principio creíamos --cuando estuvimos aquí
hace dos años por primera vez-- que el primer paso lo íbamos a conseguir en breve y
todavía estamos dando vueltas para ello, pero ya nos hemos encontrado con el segundo
paso, en el que defender los derechos de los usuarios telemáticos y telefónicos es una
auténtica batalla porque no está tan claro como suponíamos. No voy a darles grandes
datos porque están los estudios. En mi opinión, los datos globales que se están
manejando últimamente los pongo siempre en la nevera porque, como se suele decir
coloquialmente, las cuentas no me salen. Cuando hablamos de millones de «busines»,
nosotros los dejamos refrescar en la nevera porque cuando transcurre un par de meses se
comprueba que no suelen coincidir los datos que se dan.
Sí voy a hablar un poco del perfil del internauta y para
no hacerlo del estudio general de medios, trataré del perfil del asociado. Prácticamente
el 60 por ciento de nuestros asociados tiene entre 35 y 60 años y quiero dar especial
relevancia a este dato porque rompe un poco con las estadísticas que dicen que los
internautas son gente muy joven y parece ser que, por lo menos, el internauta activo, más
comprometido y que ahora mismo está incluso haciendo negocios, trabajando una visión
social a Internet corresponde al perfil que antes he dicho. Estoy hablando respecto a un
universo de 2000 personas. Nos sorprende que el 17 por ciento, aproximadamente, de ese
porcentaje tenga más de 50 años, dato que a nosotros también nos hace pensar que está
habiendo una motivación por parte de determinadas personas y que se está yendo a
Internet como algo a superar, como entrar a un nuevo mundo y no dejar nada por hecho ni
por dicho ni que se lo hagan los demás. Respecto a nuestros asociados, y en cuanto al
acceso a Internet por parte de las mujeres hay todavía muy pocas, aunque, eso sí, son
mujeres con una gran influencia social. Están muy integradas en comunicación,
periodismo, documentación, filología, es decir, pertenecen al campo de las disciplinas
de letras. Hay muy pocas informáticas, aunque ya están muy interesadas en editar
páginas web y en controlar dentro de sus áreas de actuación todo el proceso de
comunicación y desarrollo de los espacios web. Tienen mucha influencia pero, repito,
todavía son muy pocas. Quería perfilar estos datos porque me parecen muy interesantes a
la hora de marcar el comercio electrónico. Hay un trabajo titulado «Del «business»
plan al Nasdaq» que es una introducción al comercio electrónico. Lo que sucede cuando
muchas veces reflexionamos sobre por qué existe la asociación de internautas y por qué
tenemos interés en que haya un acceso asequible y universal a la red es porque vemos que
hay otras motivaciones de tipo profesional o incluso más egoísta.
¿Por qué nos interesa que se abra Internet a la red?
Posiblemente, por motivos personales, por motivos sociales, pero también por motivos
económicos, en el sentido de que tenemos muy claro que si no hay un amplio mercado de
audiencia es imposible hacer cualquier tipo de negocio ni de comercio electrónico. Y
¿qué es lo que resulta? Según el Consejo de Investigaciones Sociológicas, el 63 por
ciento de los ciudadanos de este país no tienen ordenador, el 69,9 por ciento no lo
utiliza personalmente, el 33 por ciento no sabe de qué se está hablando si les mientan
la palabra e-mail o correo electrónico y el 60 por ciento lo conoce, pero no lo utiliza.
En definitiva, uno de cada cinco españoles no sabe lo que es Internet.
Partiendo de esa base de analfabetización de un país,
donde hay una mayoría de analfabetos digitales, es muy complicado hacer comercio
electrónico o cualquier otra cosa. Yo les quería leer una frase --luego diré quién la
ha escrito porque me ha parecido muy interesante y sobre ella voy a desarrollar un poco el
planteamiento que nosotros hacemos--, que dice que Internet es un disparate, con banqueros
en camiseta repartiendo cientos de millones a cualquiera que se clave en la frente la
palabra Internet, visionarios entusiastas convencidos de que unos cientos de miles de
páginas al mes son suficientes para salir a Bolsa, repartidores de pizzas en moto,
llevando productos de comercio electrónico, usuarios bombardeados por decenas de
campañas de publicidad.
Internet es una realidad. Las empresas que desprecien el
poder de Internet y no acepten las nuevas reglas del juego están condenadas al fracaso y
desaparecerán en el futuro. Este escrito, que parece un panfleto tirado en la boca del
metro, está firmado por Jaime de Iraolagoitia, que es el director del portal de Terra en
España. Y concluye diciendo, entre otras cosas, que Internet no será rentable en España
hasta que adquiera calidad. Básicamente éste es nuestro discurso desde un principio.
Nosotros entendemos que no puede haber comercio electrónico ni cualquier tipo de
actividad en Internet mientras que la mayoría de la población de este país no esté
integrada y conectada. ¿Por qué? Porque a nosotros nos preocupa, al hablar de comercio
electrónico, que cuando se vaya a comprar a una tienda, concretamente en España, los
formularios estén mal hechos, que se pidan algunos datos que no sabemos qué tipo de
interés tienen, o que se vaya a utilizar la tarjeta y en vez de ser bajo un servidor
seguro esté lo que se denomina una tarjeta con TPV, que es el teletipo de venta virtual.
Yo creo que todavía no lo tienen claro ni la misma industria ni las mismas personas ni
los mismos centros que se dedican al famoso «business to business», B to B, por lo que
se generan discursos de no seguridad en Internet y nosotros defendemos que no es así. Se
puede comprar de dos maneras con una tarjeta. En primer lugar, bajo un servidor seguro.
Somos la única asociación en Europa sin ánimo de lucro que tiene este sistema de pago,
en el que un usuario para darse de alta paga dos mil pesetas, introduce la tarjeta y la
relación entre ésta y el banco es directa. En la asociación, nosotros en ningún
momento conocemos los datos de la tarjeta. El banco la da de alta, la acepta y nos
comunica el cobro, por lo que automáticamente se le hace socio on line, se le dan sus
«password», sus claves, lo que constituye una transacción segura. La gran mayoría de
los servicios de comercio electrónico que hay en este país no tienen ese sistema, sino
uno en el que el usuario entra en relación con el web master, el cual llama al banco para
validar o no la tarjeta del usuario y ésta entra ya en relación con otras personas, no
con el banco, que es el que garantiza la confidencialidad de ese sistema. Un detalle como
éste, en efecto, genera desconfianza, porque es el mismo sistema que se está utilizando
en un restaurante normal donde le dejas al camarero la tarjeta, él se la lleva, y
normalmente no suele pasar nada, pero lo que hay que decir es que con muchos números de
las tarjetas con las que se trabaja y se hacen estafas o se producen fiascos dentro de
Internet no se cogen dentro de la Red, sino que esos números vienen de fuera.
A nosotros nos preocupa mucho esta cuestión de la
seguridad. Por eso dentro de poco vamos a empezar a colaborar con la Guardia Civil, la
cual va a abrir un portal --seguramente lo anunciará hoy-- para explicar al ciudadano
normal, sin grandes tecnicismos, todo este tipo de funcionamientos, porque nos parece que
es vital. Sigo con el comercio electrónico. No voy a entrar en cifras. Creo que hay
algunas que hablan de que el año pasado se hicieron 2.600 millones de pesetas; este año,
9.000. Ayer leí en la prensa que hay alguna asociación que decía que el año que viene
va a haber 60.000 millones de pesetas de negocios de comercio electrónico. Yo pongo todo
esto en la nevera, porque sí está circulando mucho dinero con el comercio electrónico,
muchísimo dinero, y de alguna manera Jaime de Iragolagoitia lo estaba diciendo en este
breve, en el sentido de que ahora hay una especie de «boom» de las finanzas en el que
cualquier persona o grupo de ellas que tengan una idea maravillosa para hacer un
«business to business» se lo presentan a un grupo de inversión, el cual financia ese
proyecto, y son unos proyectos de 8.000, 12.000 o muchísimos mil millones, y ahí sí que
se está moviendo un montón de dinero. Lo consiguen a base de grupos de capital riesgo, y
empiezan a funcionar.
¿Están teniendo éxito estos grupos de capital riesgo? En
un principio, no conozco todavía ninguno que tenga algo de éxito. Incluso ha habido
algún batacazo en este último año de cierta importancia, como «Quality» o cosas de
éstas donde se han producido cambios en las directivas. ¿Por qué? Porque estos
«business plan» famosos tienen unas posibilidades de ingresos que hacen que resulte
inconcebible que vaya a haber, por muy bueno que sea el portal o lo que se vaya a hacer,
500 millones de pesetas de inversión en seis meses de ingresos por publicidad. Es
prácticamente imposible, porque no hay audiencia y no hay esos ingresos de publicidad,
por ejemplo. Eso está basado en este tipo de cosas. Luego se hacen unas perspectivas de
transacciones comerciales a medio y largo plazo que son un poco el cuento de la lechera,
porque nadie sabe todavía cómo funciona esto, y aparte de eso, no hay una preparación,
no hay una serie de especialistas que tengan determinada experiencia. Ahora mismo los
especialistas más importantes están trabajando en los grandes portales. Estamos hablando
de «Terra», de «Eresmas», de «Ya.com,» de «Wanadoo», etcétera. «En los grandes
portales» es donde están captando a la mayor parte de especialistas que empiezan a
conocer algo este sistema. Nosotros, por tanto, con el comercio electrónico, ni sí ni no
ni todo lo contrario. Es una faceta más dentro de Internet que puede ser muy interesante.
Estamos convencidos de que el comercio electrónico va a
funcionar y va a ser una de las herramientas que dinamicen. En Estados Unidos, el comercio
electrónico supone prácticamente el 35 por ciento de la economía nacional, lo que pasa
es que estamos hablando de un sitio donde el 60 por ciento de los ciudadanos están
utilizando de una manera más o menos cotidiana Internet. Estamos hablando de cosas
completamente distintas. Si nosotros no llegamos a esos universos de penetración social
en Internet, es muy difícil que se pueda hacer cualquier tipo de negocios o de «busines
to busines» o de «busines to consumer» o estas cosas que salen. Básicamente es eso.
¿Qué es lo que sucede? Y ya voy a hablar un poco del planteamiento desde el punto de
vista del Gobierno, de la Administración y de la importancia que ustedes tienen desde su
perspectiva de estar atentos a todo lo que está sucediendo y poder lanzar ideas.
Ustedes en sus conclusiones, creo que fue en diciembre del
año pasado, recomendaban no entrar en procesos de regulación de Internet, porque es muy
complicado. No estamos hablando de regular algo a nivel nacional; esto, o es una
regulación internacional y siempre dentro de la Red, o no es nada. Por ejemplo, aquí hay
un anteproyecto de ley de comercio electrónico que no voy a comentar porque no tengo
conformada una opinión sobre él, pero parto de una base. Digamos que un matiz que se va
a debatir será si este anteproyecto de comercio electrónico beneficia al usuario o
beneficia a la empresa. Lo que se va a discutir ahora es si el usuario, el internauta
español va a poder adherirse a los juzgados nacionales o si va a tener que adherirse a
los juzgados de donde proceda la empresa, y nos vamos a meter en este debate que no tiene
demasiado sentido en un principio. Porque ¿a quién se quiere beneficiar? ¿Al usuario?
Desde luego yo estoy por beneficiarlo a él. ¿0 se va a beneficiar a la empresa? Pero lo
que resulta irrelevante es elaborar un anteproyecto de comercio electrónico cuando
posiblemente sea el único país que lo tenga. Entonces, ¿para qué nos sirve a nosotros
una ley de comercio electrónico si no la tienen? Dentro de la Comunidad Europea estarán
las directivas europeas, y ahí nos podremos agarrar, pero es que el internauta español
no compra en Europa normalmente. Donde compramos los internautas españoles es en Estados
Unidos, en Singapur, en Hong-Kong o en Indonesia.
Ese es el problema real que tiene ahora mismo cualquier
proceso de comercio electrónico. Por eso no nos preocupan tanto las leyes como que el
papel del Gobierno no sea el de intervenir. Dice la canción que no se puede querer a dos
mujeres y no estar loco. Cuando un gobierno se plantea su relación con la red puede
entrar en un estado de esquizofrenia en el sentido de que o tiene muy claro que va a
intervenir constantemente o si no lo hace, ¿cuándo va a tratar de que se liberalice, y
viceversa? Creo que es realmente complicada la posición, no de este Gobierno ni del
anterior, sino de cualquier otro que quiera tener una relación tan difícil con una cosa
tan nueva y tan absolutamente experimental como es la Red.
Me he referido a eso porque hasta ahora el Gobierno, cada
vez que ha querido hacer alguna normativa sobre la Red, y voy a poner dos ejemplos que
ahora mismo están de actualidad, como es la cuestión de la tarifa plana mediante ADSL,
ha sido un auténtico fracaso. El ADSL ha sido un fracaso. Se ha implementado una
tecnología que tiene muchos inconvenientes y muchas ventajas, pero en la que los plazos
de implantación, aunque a niveles legales se han cumplido, los plazos de consolidación
social son absolutamente escasos. Hay ahora mismo 18.000 ciudadanos que son usuarios de
este sistema, una bolsa de peticiones de 80.000, y puedo decir que de los 18.000
ciudadanos, la Oficina del Defensor del Internauta tiene cerca de 1.200 ó 1.300 quejas.
De hecho, ayer y anteayer en Madrid y Zaragoza estuvo caído el ADSL, y sin ningún tipo
de explicación. Creemos que no es una línea que deba seguirse por un gobierno la de
hacer normativas o leyes en las que luego no puede responder, porque esto lo ha dejado en
manos de una operadora, en concreto de Telefónica, y no puede responder sobre lo que hace
una operadora que no está cumpliendo con el servicio.
Otra cuestión que creo que van a debatir ustedes dentro de
poco, si no es en el Congreso será en el Senado, es la normativa de los dominios «.es»,
de febrero de 2000. Esa normativa no agiliza, no ayuda a que las empresas españolas, a
que los ciudadanos españoles puedan adquirir el dominio «.es». Dicho dominio no debe
tener más de 20.000 registros dados, cuando estamos hablando de «.com», que tiene 18
millones de registros dados. ¿Qué quiere decir? Que hay muchísimos ciudadanos,
prácticamente la totalidad de las empresas españolas, que se están yendo a comprar el
.com a Estados Unidos, y está saliendo una cantidad de dinero que yo soy incapaz de
valorar en estos momentos, pero sólo hay que contar los registros .com que se están
comprando desde España. Estoy hablando de los .com, los .net y los .org. Se hace una
normativa en la anterior legislatura absolutamente restrictiva que no soluciona en
absoluto el poder adquirir los genéricos, y no se debate ni se consulta cómo podemos
entrar a abrir el programa de los genéricos. Sale una normativa nueva dentro de la Ley de
Acompañamiento para que se cree una nueva entidad que se va a llamar red.es. Aparecen
figuras nuevas, como puede ser la licitación o la subasta de los genéricos, cosa
absolutamente novedosa porque nadie subasta los genéricos en ninguna parte del mundo, y
sale una cuestión de ley de tasas que parece que está en vías de corrección.
En definitiva, el Gobierno debe tener muchísimo cuidado a
la hora de hacer normativas y sobre todo preguntar a personas con experiencia y que
estamos todo el día trabajando en ello. No se pueden hacer normativas de Internet en los
despachos; es muy difícil, prácticamente imposible hacerlo fuera de la red. Pedimos al
Gobierno, a la Administración y a ustedes que en el tema de Internet mantengan la misma
actitud que la Comisión de Redes Informáticas: una posición de vigilancia, de estudio,
de análisis, de consejo y de seguir el proceso que se está desarrollando pero sin
intervenir. Intervengan para facilitar el acceso a los ciudadanos a la red, para facilitar
el acceso de las enseñanzas no secundarias a la red, para que la ciudadanía española
experimente, investigue, se desarrolle y conozca su uso, y no nos quedemos en una
posición de analfabetismo digital. Esa es básicamente nuestra petición.
Otra cosa que le pedimos al Gobierno muy encarecidamente
cada vez que tenemos una reunión con ellos --que por cierto, últimamente pueden ser más
que en la anterior legislatura-- es que nos defiendan de las operadoras. Les pedimos que
en ese sentido sí sean taxativos y que intervengan con decisión. ¿Por qué? Porque
estamos a la intemperie, y más en un momento como éste en el que estamos dilucidando que
se liberalice el bucle local. Esa es una medida importantísima, pero cómo, quién y de
qué manera se haga, no va a ser igual según sea de una forma o de otra, y ahora estamos
en un proceso absolutamente poco transparente y sin ningún diálogo, al menos con las
asociaciones de internautas.
Con las asociaciones de comercio electrónico no hay
ningún tipo de «feed back» ni de relación porque estamos en un proceso muy opaco, y
necesitamos saberlo, porque de cómo salgamos de esta liberalización del bucle local va a
suponer qué precio vamos a cobrar. Ahora mismo no sabemos quién se va a quedar con el
monopolio, quién lo va a gestionar. Nuestra pregunta del millón de dólares es cuánto
vale la llamada local. Nosotros insistimos, y nadie nos dice nada en contra, en que la
llamada local no vale nada, no tiene costo, tiene un costo cero. Un ejemplo es que hace
tres meses, antes de la reunión del Consejo de Ministros de 23 de junio, la llamada local
en horario reducido era de 150 pesetas y ahora es de 12 pesetas, lo que quiere decir que
no debemos estar muy equivocados cuando se ha producido esa bajada, que nosotros
consideramos que es importante.
Estamos traficando con un bien, porque el monopolio de la
llamada local no es de Telefónica, es algo de todos los españoles que hemos estado
pagando, rentabilizando e invirtiendo durante setenta años, por lo que vamos a ver si lo
conseguimos, porque nos estamos jugando ese futuro. Las conclusiones son las siguientes:
lo que nosotros pedimos a los administradores, a los organismos públicos, al Gobierno, y,
en definitiva a ustedes, es que incentiven, posibiliten y potencien el uso y la
integración de la sociedad española en Internet --y quiero hacer un especial hincapié,
y agradezco la oportunidad que tengo porque es un caso desesperado, como cuando uno sale
en la radio y tiene la posibilidad de saludar a la madre--, en el problema que tienen en
este país 300.000 ciudadanos, que utilizan unos sistemas que se llaman líneas «track»,
que son líneas telefónicas de acceso rural, con las que no pueden acceder a internet, y
no se vislumbra ninguna solución para que puedan hacerlo. La única posibilidad que
tienen de acceder a Internet es desplazándose a sitios donde llegan las líneas
telefónicas normales o gastándose un dineral con sistemas de móviles. La
Administración pública debería dar una solución inmediata a este problema porque
estamos castigando a una parte de la población, para la que posiblemente Internet sea
muchísimo más valioso que para nosotros, que estamos en los grandes centros urbanos.
Quería hacer mención de este asunto para que tomaran debida nota de ello.
Nosotros creemos que es imprescindible --y por eso he
resaltado la contestación del Gobierno-- apoyar políticas, desde lo público y desde lo
privado, de inmersión de Internet en las enseñanzas secundarias. Es fundamental --y es
una experiencia absolutamente constatada-- un plan de formación de formadores. ¿Por
qué? Porque desgraciadamente muchos de nuestros profesores están dentro de la órbita
del analfabetismo digital, pero los chavales no; ellos tienen una facilidad absolutamente
increíble para el botón, aunque no tengan posibilidad de acceso. Si ponemos a un chico o
una chica de seis, siete, ocho o nueve años delante de un ordenador navega con facilidad,
y le pega un baño --como se dice coloquialmente-- al profesor de mucho cuidado. Tenemos
que conseguir que los profesores no tengan miedo al ordenador y repriman la posibilidad de
acceso. Nosotros no planteamos Internet en las enseñanzas secundarias --como se deja
entrever en la contestación del Gobierno-- como una asignatura, sino como una
herramienta, lo que es completamente distinto. La asignatura de Internet yo la incluiría
en las enseñanzas universitarias o profesionales, pero es fundamental que Internet en las
escuelas sea una herramienta. Pero es muy importante que estén controladas por los padres
y los tutores. Nosotros no decimos, ni nadie que tenga cierto sentido común, que alguien
que contrate un canal privado donde hay cine pornográfico lo deje ver a los chavales, se
supone que los padres van a tener un control sobre lo que están viendo los chicos. En
Internet pasa lo mismo. Hay dos consideraciones de Internet, al margen de los que creemos
en ello como herramienta de futuro: que es una jungla sin ley o es el becerro de oro. Como
es una jungla sin ley, nuestros niños no deben entrar, con lo que les coartamos y les
reprimimos una posibilidad de desarrollo personal, social, económico y de futuro,
simplemente por no haber hecho las cosas pensando. En las enseñanzas universitarias hay
que incentivar la formación de las disciplinas tradicionales y dar su versión con la
nueva herramienta. Esto lo sabemos bien porque tenemos un extenso plantel de
bibliotecarias y documentalistas para los que la herramienta telemática es fundamental.
He puesto algunos ejemplos de portales. Todos los grandes portales que están triunfando o
que están en vías de éxito o que tienen una cierta consolidación, al margen del
músculo financiero que tienen detrás, los están llevando personas que no están dentro
de la informática, ha habido un proceso muy claro de separación. En el año 1997,
Teleline contrató un grupo de periodistas e hizo un buen trabajo. Después, llegó Ya.com
y fichó a ese grupo de periodistas. Y todas ellas son personas relacionadas con la
comunicación. Por tanto, hay que cambiar esta idea de que Internet tiene mucho que ver
con la informática y es el director de informática el que lleva este asunto.
Hoy día, en entidades públicas muy significadas se vienen
produciendo conflictos relativos a quién lleva la web, si los de informática, los de
documentación o los de relaciones externas, pero tales conflictos no tienen ningún
sentido. En el símil de que informática es como la rotativa, es como decir al jefe de
taller de la rotativa que sea el director del periódico, lo que no tiene ningún sentido.
La rotativa es muy importante, porque de otra forma no hay periódico, pero quienes deben
llevar cualquier sitio web son las personas que saben de comunicación. Por tanto, ésta
es una cuestión que estamos aprendiendo dándonos cabezazos con la pared, cuando debe
tener un tratamiento profesional en el ámbito de las enseñanzas universitarias.
Por último, respecto a la liberalización del mercado, lo
que nosotros pedimos es un estricto control civil y político. No creemos que la
liberalización del mercado tenga que ser negociando las operadoras entre sí, dado que
negocian con algo que no les corresponde, ya que es un bien común, es decir, el bucle
local, la llamada local, no es algo de las operadoras, ni del Gobierno, sino un patrimonio
de todos los españoles. Por tanto, el control político que debe imprimir el Gobierno, el
Parlamento y demás instituciones gubernamentales sobre una cuestión que va a reportar
dinero y sin la que nos vamos a quedar en el momento en que se liberalice no será igual
de una manera que de otra. Ahora mismo no sabemos si se lo va a quedar Telefónica, se lo
va a quedar Retevisión o si se va a crear un ente de operadoras que lo gestione.
Desconocemos esta información y va a suceder recientemente, desde la semana que viene, ya
que entre el 15 de noviembre y enero de 2001, según el Consejo de Ministros de 23 de
junio, este proceso tiene que haber acabado. De esta forma, no podemos ahora mismo decir
en qué grado y en qué situación se encuentra este asunto. Igualmente, respecto del
primer movimiento que ha habido, el relativo a las tarifas de interconexión para horarios
reducidos, todo el mundo se ha quejado. ¿Por qué? Me imagino que ha sido porque no se ha
debatido, nadie ha consensuado y prácticamente ha sido por una decisión unilateral, que
ni siquiera ha tenido en cuenta las decisiones de la Comisión del Mercado de las
telecomunicaciones.
En definitiva, a este respecto pedimos un control civil y
político porque estamos hablando de algo más que de las meras telecomunicaciones. Como
cuarta conclusión, pedimos que se evite la creación de normativas nacionales,y estar
más pendientes de las experiencias que se producen en los mercados, porque ahora mismo
los procesos no son tan masivos como para que se elaboren normativas. Por ejemplo,
respecto a la Ley sobre la firma electrónica aquí aprobada, posiblemente la Directiva
europea tenga otro planteamiento, de manera que se va a tener que cambiar una normativa
prácticamente tres meses después. Por tanto, pedimos estar pendientes de los procesos
transnacionales, ya que elaborar normativas a nivel nacional puede resultar muy
complicado. Puede quedar muy bien ser los primeros, pero, si no sirven las leyes, no creo
que tenga sentido. Básicamente, ésta es la exposición que les quería hacer.
La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, don Víctor Domingo.
A continuación, abrimos un turno de portavoces. En primer lugar, tiene la palabra el
portavoz del Grupo de Coalición Canaria, el Senador Rodríguez Díaz.
El señor RODRIGUEZ DIAZ: Muchas gracias, señora
Presidenta. Gracias también a don Víctor Domingo Prieto por su exposición, que me ha
parecido muy práctica, sobre todo conociendo de primera mano los problemas con que se
encuentran los internautas. Creo haber entendido bien lo que ha expuesto en referencia a
una serie de premisas para mejorar el acceso de la población a Internet, la seguridad,
etcétera, así como todas sus conclusiones. No obstante, si fuera posible, respecto a una
cuestión que también ha mencionado, quisiera que desarrollase algo más su idea de
cómo, desde el punto de vista de los internautas, se puede mejorar la calidad de
Internet. Gracias.
La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, Senador Rodríguez.
A continuación, tiene la palabra el portavoz del Grupo Parlamentario Socialista, el
Senador Lavilla.
El señor LAVILLA MARTINEZ: Muchas gracias, señora
Presidenta. En primer lugar, quiero agradecer, como no podría ser de otra manera, la
presencia de don Víctor Domingo, Presidente de la Asociación de Internautas. También a
nosotros nos corresponde felicitarle y así lo hago en nombre de nuestro Grupo porque es
conocido el trabajo que ha llevado a cabo en la Asociación de Internautas con el fin de
mejorar todo lo concerniente a tarifas y el uso de Internet en España y es lógico
reconocerlo. Decía usted el día 19 de octubre de 1998 que, al estar integrados en la
Asociación de Internautas tan distinguidos integrantes --se refería a algunos
Senadores--, su cargo de Presidente iba a ser circunstancial y todos reímos ese
planteamiento. Ahora vemos que sigue como Presidente y será porque lo está haciendo
bien, por lo que la comunidad de internautas se felicita, especialmente por lo que se
refiere a los trabajos que se están llevando a cabo para mejorar el acceso a la red. Ha
expuesto algunas cuestiones que verdaderamente a nosotros también nos preocupan y sobre
las que me gustaría que profundizara un poco más. Ha dicho, por ejemplo, que uno de cada
cinco españoles no sabe qué es Internet. El anterior compareciente, señor Pérez
Subías, nos decía que la distancia entre España y otros países muestra una gran
brecha. Estamos en torno al 18 por ciento en algunas Comunidades Autónomas y el cinco por
ciento en otras, cuando hay países que ya alcanzan más del 60 por ciento. Evidentemente,
el año web al que nos referíamos con ocasión de otra comparecencia es incluso más
corto. Sabiendo que todas sus comparecencias son explícitas, quisiera preguntarle sobre
qué debemos hacer, además de la consideración de las conclusiones que nos ha expuesto,
para intentar acortar esta distancia. Por otro lado, dispongo de las consideraciones que
usted ha hecho descalificando el tratamiento de la tarifa plana por parte del Gobierno,
pero por dos razones no voy a intentar profundizar en ello, aunque sí quiero manifestar
que me preocupa esta reflexión en lo que concierne a que los chavales no deben estar
conectados durante todo el día a Internet. Dice usted que es un error creer que para
utilizar educativamente Internet es necesario que los alumnos estén siempre conectados,
trabajando en línea. En mi opinión, si Internet es algo es descubrimiento. No obstante,
no voy a insistir en ello porque estoy convencido de que las señoras y los señores
Senadores, independientemente del Grupo al que pertenezcamos, no compartimos esta
afirmación y me imagino que, con el trabajo parlamentario y la responsabilidad que cada
uno tiene, como ha sido característico de esta Comisión, corregiremos este planteamiento
porque es absolutamente erróneo. La pedagogía es descubrimiento, la pedagogía es
investigación y si algo tiene Internet es precisamente esto. Y todos los Senadores aquí
presentes, o, al menos, nuestro Grupo, no compartimos aquel planteamiento. Sí coincidimos
plenamente en la reflexión que ha manifestado sobre la importancia que tiene la
educación, reflexión sobre la que también ha incidido el anterior compareciente, señor
Pérez Subías. Por nuestra parte, y lo afirma toda la Comisión, por unanimidad,
consideramos que Internet en la escuela tiene que ser gratuito. Hay que tener Internet en
las bibliotecas, en los lugares públicos con el fin de que se logre un uso más extensivo
del mismo. Y, como se decía antes, habrá comercio si hay usuarios que conocen el manejo
de Internet. Antes he comentado una reflexión en la que vuelvo a insistir. ¿No le parece
a usted, señor Domingo, que si realmente reflexionaran sobre esta cuestión las
operadoras incluso desde el punto de vista económico les parecería de interés? Es
decir, si hoy día hay cuatro millones de usuarios y se llegara a firmar un convenio entre
el Gobierno y las operadoras para que Internet
fuera gratuito en las escuelas, ¿no les interesaría a
esas mismas operadoras que a medio plazo en vez de cuatro millones hubiera veinte millones
de españoles que pudieran acceder a Internet? Habría muchos más potenciales clientes
para todo el sector y este arco económico y todo el mundo tendría que pasar por la red y
por los que gestionen todo este tipo de comunicaciones. Por tanto, creo que entre todos
habría que implantar esta idea. Y le pregunto si usted coincide con este planteamiento
que yo le muestro. Coincidimos también en el planteamiento sobre lo que usted ha
comentado en referencia a las leyes y las normas, que deben ser, sobre todo, generales. El
otro día estuvimos en la Agencia Tributaria y la verdad es que obtuvimos una información
exquisita por parte de los responsables de la Agencia. Su Director General lo conoce muy
bien y su esfuerzo personal es encomiable y así lo quiero hacer constar. Pero yo le
preguntaba que si, por ejemplo, vamos a comprar un disco y las normativas no son
generales, dónde se paga el IVA. En Internet es algo muy complicado si nos referimos a un
disco, a un libro o a cualquier objeto. ¿Y qué tipo de IVA, el de España o el de
Estados Unidos si compramos en Estados Unidos? Por eso, nuestra reflexión como Grupo era
que hay que dar un impulso y que es loable que nos estemos preocupando por todo el tema
del comercio electrónico, pero yo le quería preguntar si coincide también con nosotros
en que esa regulación tendría que ser --creo que usted ya lo ha dicho-- más general y a
nivel mundial por la reflexión concreta que le he hecho. Tendría muchísimas preguntas
que hacerle, junto a algunas otras reflexiones. Por ejemplo, respecto al tema del dominio
--que ya le comenté al Secretario de Estado cuando estuvo aquí--, un dominio que no
empieza a funcionar, es decir, que está muy atado de pies y manos, al final tiene poco
valor, porque si yo quiero registrar el nombre de una empresa me voy al dominio «.com»,
donde el mercado es mundial y mucho más barato. Pero yo creo que el problema no está en
el precio, aunque también, sino sobre todo en que es más rápido, pues lo solicito y si
no está registrado lo tengo para mí, generándose un comercio incluso con los dominios;
es decir, hay actividad y está funcionando. A mí me preocupa también como a ustedes
este asunto de una manera especial por una razón muy sencilla: hay 300 millones de
ciudadanos que conocen el español y a lo mejor el dominio ése es importante, pero
podríamos llegar a un dominio hispanoamericano, el HI o el HIS. Yo le quiero preguntar si
han tenido algún contacto con el Gobierno y saben en base a qué se va a hacer esta
subasta, qué criterios se van a utilizar, por ejemplo, si yo quiero registrar la palabra
muebles, pues no sé cuántas empresas habrá en España de muebles y por qué se la voy a
dar a la empresa A y no a la empresa C o a la D o a la E que también lo han solicitado.
Si hipotecamos todos los genéricos estamos hipotecando el dominio, por eso creo que entre
todos debemos hacer esa reflexión conjunta y hacerla llegar donde corresponda para que se
introduzcan los cambios oportunos. Porque, ¿sólo las grandes empresas que van a pujar
mas se van a hacer con los dominios genéricos? ¿Entonces la creatividad de una persona
que quiere registrar un dominio para su propia empresa pero es una empresa de jóvenes,
que no tiene muchos recursos, se queda fuera? Es decir, hay muchas reflexiones que nos
tenemos que hacer en este asunto. Es evidente que si hablamos de comercio y de economía
la velocidad es clave. En un negocio la velocidad es clave, si no funciona la red, si no
hay una velocidad adecuada, lógicamente, el comercio se retrae. Y me ha preocupado
muchísimo la reflexión que ha hecho sobre el tema del ADSL, porque muchas empresas se
han lanzado a ese sistema y si no funciona hay que tomar buena nota de ello. Mi pregunta
es si conocen algún otro sistema que se esté utilizando en otros países y que esté
dando un buen resultado para intentar mejorar la calidad de la red. Comparto todo lo que
se refiere a las llamadas locales, incluso he leído en su página web un planteamiento
que es muy oportuno: hablan precisamente de que solamente se adjudiquen las llamadas
locales a aquellos que inviertan realmente en la red, para favorecer precisamente la
competencia. Tomamos muy buena nota, como no podría ser de otra manera, de hecho hay ya
preguntas formuladas por parte de nuestro Grupo desde mayo-junio pasado en cuanto a las
líneas «track» para que todos los ciudadanos, incluidos los del medio rural, tengan
acceso a Internet. Yo creo que con el esfuerzo de todos los parlamentarios --al menos
nuestro Grupo así se compromete-- vamos a intentar impulsar iniciativas para que el
Gobierno se dé cuenta y con la mejor voluntad se corrija todo ello. Reitero nuestro
agradecimiento por su exposición, que ha sido clara y concreta, y, por supuesto, por la
difusión que han hecho siempre de la actividad del Senado --incluso figura en su página
web ese 19 de octubre de 1998, cuando presentaron la Asociación aquí en el Senado--.
Reitero asimismo que comparto muchas de las reflexiones que ha hecho y tomamos muy buena
nota de los deberes que nos ha puesto, porque eso quiere decir que nos queda mucho por
hacer. Nada más y muchas gracias.
La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, Senador Lavilla. En
nombre del Grupo Parlamentario Popular, tiene la palabra la Senadora Orós Lorente.
La señora OROS LORENTE: Señorías, Presidenta, en primer
lugar me gustaría decirle al señor Domingo Prieto que espero que con el tiempo Orós sea
también para ustedes un nombre común y familiar en el ámbito de los internautas. Le
agradezco su presencia en esta Comisión y lo interesante de su exposición. Creo que nos
reporta a todas las señorías una perspectiva pragmática de lo que en esta etapa, aún
de transición para España, supone ser internauta y navegar en la red. La economía
mundial está en pleno cambio, en plena transición, estamos pasando de una sociedad
predominantemente industrial a una sociedad regida por nuevos conceptos y reglas: como
todos ustedes saben, la sociedad de la información y del conocimiento. La economía
digital será en un futuro cada vez más cercano un poderoso motor
para el conocimiento, el empleo y la integración de las
personas, además de que mejorará la calidad de vida de muchos de los ciudadanos. Sin
embargo es cierto --y usted lo ha puesto latente en esta comparecencia-- que ni Europa ni
España están explotando aún plenamente su potencial y que es necesario acelerar el
proceso de introducción con rapidez suficiente, y es deber del Gobierno intervenir para
la adaptación de España a la nueva sociedad del conocimiento y que se haga en las
mejores condiciones posibles, evitando lo que hoy se denomina ya «infomarginalidad». El
éxito de la nueva economía, sin embargo, dependerá de la capacidad que tengan los
consumidores de sacarle el máximo provecho a las oportunidades que les ofrecen. En la
actualidad --ya en la anterior legislatura pero sobre todo en ésta-- el Gobierno está
haciendo un enorme esfuerzo, y le hablo, primero, de la creación del Ministerio de
Ciencia y Tecnología, que es un paso importante para el trabajo. Le hablo también de que
el Gobierno está trabajando duramente con la Comisión Europea para lograr el acceso a
Internet y que sea considerado como servicio universal --de hecho en el Congreso hace
pocas fechas la señora Mato, que está en estas materias, secundó una moción apoyando
que Internet sea considerado servicio universa--. Le hablo también del programa
«InfoXXI» o del anteproyecto de ley sobre comercio electrónico, y aquí voy a hacer un
inciso: los marcos legales son necesarios y deben ser flexibles, pero son necesarios, y en
el caso del comercio electrónico es la trasposición de la Directiva europea 2.000/31 del
Parlamento Europeo y del Consejo, de los aspectos jurídicos de los servicios de la
sociedad de la información y en particular del comercio electrónico; además yo sé que
ha estado abierto a información pública y creo que ustedes habrán aportado aquellas
cosas que consideraran interesantes para el tema. Tampoco voy a extenderme más ya que
hace pocas fechas compareció el Secretario de Estado para las telecomunicaciones y de la
sociedad de la información y nos dio una somera explicación de las iniciativas del
departamento y del Ministerio. También es cierto que el acceso a Internet va creciendo
paulatinamente en nuestro país --4.300.000 internautas--, sin embargo también es cierto
que seguimos por debajo de la media europea, como comentaba antes, y según la encuesta
del CIS --que usted ha mencionado antes-- sólo el 20 por ciento de la población sabe
qué es Internet y sólo el 30 lo utiliza personalmente. Pero a mí me preocupa más que
la opinión pública siga desconfiando de la seguridad y la intimidad de las
comunicaciones telemáticas por la facilidad de algunos expertos para interceptar
comunicaciones, controlar sus pasos en Internet o conseguir información privada, y
podría ponerle por ejemplo los famosos troyanos en el «Back orifice» o cualquier otro
de ellos, que dificultan también la confianza del usuario a la hora de conectarse a
Internet. Ustedes, como internautas experimentados, aportarán soluciones o ayudarán a
que los usuarios y futuros usuarios tengan menos reticencias en este sentido. Por último,
una encuesta de «La brújula» del 24 de octubre refleja que ocho de cada diez españoles
desconfían del comercio electrónico. Supongo que en muchos casos será por
desinformación, o tal vez por algo más profundo e inherente a nuestra personalidad, que
es la reticencia a lo nuevo, por decirlo de alguna forma. Respecto al tema de la
educación, acabo de recibir la contestación por escrito y sería muy interesante que se
haga en el futuro una comparecencia específica sobre el tema de educación en la red, los
colegios y la implantación de las nuevas tecnologías, porque la contestación del
Ministerio era mucho más extensa y tendríamos para debatir bastante rato. Como
conclusión, por su manejo habitual en la red, por representar a un colectivo como la
Asociación de internautas y porque estoy segura de que nos aportará un punto de vista
pragmático interesante, me gustaría saber su opinión sobre cuatro conceptos: la
seguridad y el derecho a la intimidad en las comunicaciones telemáticas, la desconfianza
del ciudadano a la hora de utilizar las nuevas tecnologías, y si bien es cierto que
existe el problema en España de la utilización del PC y que su porcentaje es bajo, con
el tiempo y conforme el uso de Internet se vaya considerando como una herramienta que
facilita el trabajo y como algo natural y normal esto se irá incrementando, pero me
gustaría saber qué aportaciones tiene su Asociación para los temas que le he comentado.
Gracias.
La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, Senadora Orós. Para
responder a los diferentes portavoces, tiene la palabra el señor Domingo Prieto.
El señor PRESIDENTE DE LA ASOCIACION DE INTERNAUTAS
(Domingo Prieto): Muchas gracias, señora Presidenta. Voy a comenzar contestando a la
primera pregunta, referida a la calidad. Sobre la calidad de Internet hay una cuestión
recurrente en estos tiempos: la tarifa plana, o mejor dicho la tarifa ondulada, que el
Ministerio sacó y que ha tenido cierta fortuna, porque algo es mejor que nada, y así lo
hemos valorado, por lo que vamos a defender esta Orden Ministerial que la crea hasta las
últimas consecuencias, pero la vamos a defender atacando, ya que queremos que funcione
las 24 horas, porque tal y como está consideramos que es insuficiente. Ahora mismo existe
la sensación generalizada de que, como hay tarifa plana, ha bajado la calidad.
Efectivamente es así, pero no ha bajado desde que han salido estas modalidades de tarifa
plana; la calidad bajó, y de una manera muy perceptible en Internet, primero, cuando
Telefónica hizo el trasvase, a principios de 1999, de Infovía a Infovía Plus. Estuvimos
tres meses sin Internet. En agosto del año pasado todos los portales afectos a las
operadoras crearon la campaña de acceso gratuito a Internet, que no era tal acceso, pero
ya no había que pagar la conectividad. Lo digo porque si ustedes llaman a cualquier
director de estos portales les van a asegurar que ellos no tienen nada que ver con las
operadoras: ni los de Terra son de Telefónica, ni los de Eresmas son de televisión, ni
los de Wanadoo de Uni2 ni los de Arrakis de BT, pero todos ellos sacaron una campaña de
acceso gratuito a
la red. ¿Qué sucedió? Que todos los internautas nos
empezamos a suscribir a todos los servicios; todos teníamos cinco o seis líneas. Se
empezó a extender la idea de que, gracias al acceso gratuito, había aumentado la
población internauta, cosa que es cierta sólo a medias; lo popularizó algo más, pero
para nosotros nunca ha sido un problema pagar diez mil o doce mil pesetas al año por
tener una conexión de calidad a Internet; ése nunca fue un problema; el problema es
pagar por minuto. La estrategia de estas operadoras era conseguir una gran cartera de
usuarios, tener unas grandes bases de datos y dar un servicio de ínfima calidad: bajó la
velocidad, teníamos cortes en la conexión, no podíamos tener correos electrónicos en
condiciones; de alguna manera se desvirtuó la relación contractual entre el usuario y el
portal que ofrecía los servicios, además de ofrecer una nefasta calidad al cliente. Pero
esa queja no salió a la calle porque, si yo tenía un servicio de Teleline y no iba por
esa línea, sino que me ponía en ID o en Eresmas o en Wanadoo, mal que bien seguía
funcionando; no estabas adscrito a ninguna de ellas, sino que funcionabas con todas. Pero
cuando salen las modalidades de tarifa plana --creo que en estos momentos, y según las
distintas fuentes, debemos de ser cerca de medio millón los internautas de este país
adscritos a cualquiera de estas modalidades-- no nos queda más remedio que pasar por uno
de estos portales. El problema es el mismo, pero ya no podemos cambiar. Si yo tengo un
contrato de tarifa ondulada con Eresmas, ya no puedo utilizar Wanadoo; entonces es cuando
salta a la calle la queja sobre la calidad. ¿Cómo se puede mejorar la calidad? De una
manera muy clara y sencilla: liberalizando el bucle local, y una vez liberalizado, que
cada una de las operadoras asuma la gestión del servicio que está ofreciendo. Porque en
estos momentos, cuando nos quejamos de la mala calidad de las conexiones, Retevisión
dice: como esto es de Telefónica, no tenemos nada que ver; los de Uni2 dirán lo mismo y
así sucesivamente --parece ser que la gran culpable de todos los males de este país es
Telefónica--, por lo que nadie está asumiendo la responsabilidad que tiene. Por eso es
imprescindible la liberalización en las mejores condiciones. ¿Qué sucede además?
Aparte de que todos los males anunciados y por venir los trae Telefónica --que ahora
queda algo más claro que esa culpabilidad no es tal--, hace falta que las demás
operadoras inviertan, porque no se han gastado una peseta; lo único que han hecho las
operadoras durante este último año ha sido conseguir 1,6 pesetas por minuto por todos
aquellos usuarios adscritos que están utilizando sus servicios, y de esa manera no se
puede hacer negocio. Si van a hacer negocio sin despeinarse y sólo dando este tipo de
servicios, la calidad se resiente, porque no hay un criterio empresarial, formal y
riguroso. Por eso hemos solicitado al Gobierno que atienda este tipo de cuestiones. Hemos
solicitado --y está sin contestar-- a la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones,
a la antigua Secretaría General de las Telecomunicaciones, que nos explique a qué se
debe todo este tema del acceso gratuito. Nuestra red, en calidad, se equipara a la de
Estados Unidos, porque el cobre es igual en todas partes, a menos que aquí se haga la red
con plastelina; es una cuestión de centralitas, de modem y de que las compañías
operadoras inviertan, y a toda aquella operadora que tenga licencia para prestar estos
servicios de telecomunicaciones, el Gobierno o la Comisión --no sé exactamente quién lo
tendría que hacer-- deben exigirle que cumpla los compromisos cuando se les han concedido
esas licencias, porque aquí se está haciendo un negocio fabuloso simplemente a base de
tener suscriptores. Para el Nasdaq, por ejemplo, el valor es de siete dólares por
suscriptor. En septiembre hemos hecho una campaña, denominada «topten», que se refiere
a las peores prestadoras de servicios, y de la campaña han resultado los siguientes
datos: Eresmas, primera; Terra, segunda, Telecable---que es una operadora por cable, de
Asturias-- que ha tenido una incidencia importantísima, Wanadoo y Arrakis, es decir, han
salido todas por orden. Falta el gran portal Ya.com, y no ha salido porque no estaba
ofertando la tarifa plana, y por eso la gente no se quejaba, porque se podía utilizar sin
estar adscrito. Básicamente se trata de un problema de inversión y de que el Gobierno
tenga un absoluto control sobre todo lo que se hace. Si vamos a liberalizar el mercado y
no hay un control riguroso de todo esto, desconfío de las operadoras, y una de las cosas
que hemos pedido al Gobierno es que nos defienda de las operadoras, ya que nos sangran.
Han aprendido lo peor de Telefónica, que es el inmenso afán recaudatorio. Se han creído
que esto es una hucha y cada mes tienen grandes ingresos. Un problema muy grave, que
también está dentro de lo que es la formación, lo conforman los servicios de atención
al cliente. Estos servicios tienen unas sintonías que se escuchan cuando estás en
espera, y nosotros decimos que son --medio en broma, medio en serio-- las canciones del
verano, por lo rentables que les resultan. En estos servicios contratan a personal con muy
poca formación a empresas externas y cualquier internauta que lleve seis meses sufriendo
esto no tiene una respuesta efectiva de satisfacción. No hay personas responsables que
puedan decidir sobre la marcha; muchos problemas que se plantean se podrían resolver si
hubiera alguien que decidiera. Ese es fundamentalmente el planteamiento de la calidad.
Respecto a las preguntas del Senador Lavilla, antes no me he referido a las operadoras
porque todo viene de la misma mano. ¿Qué se podría hacer si hubiera un acuerdo entre
operadoras y Gobierno? Sería lo lógico, porque ya se está viendo en Estados Unidos el
beneficio que están obteniendo las operadoras. Cuando nosotros ponemos el ejemplo de las
tarifas planas de Estados Unidos, antes de que existiese ese sistema, decían: si hay
tarifas planas, se baja la llamada local, etcétera, las operadoras perderían dinero
--cuando están para ganarlo--. En Estados Unidos yo no conozco ninguna operadora
telefónica que pierda dinero; es más, parece que todas están bastante bien situadas y
bastante contentas. ¿Qué sucede? Que han hecho negocios con segundas, con terceras
líneas y otro tipo de servicios de telecomunicaciones, porque para una operadora no todo
es dar acceso a Internet, ni siquiera los contenidos, aunque yo no me voy a meter en los
asuntos de las operadoras. Lo
que sí sé es que, cuantas más personas accedan a la red,
más negocio van a tener las operadoras. En definitiva, si se mira nuestra labor --que
parece que es incisiva--, lo que estamos haciendo es decirles: señores, hagan ustedes
negocio, pero háganlo bien, porque les estamos abriendo totalmente el mercado; les
estamos diciendo dónde fallan, por tanto, hagan caso; no miren para otro lado. No es una
cuestión política, sino de satisfacción por un servicio. Estas operadoras tendrían que
entrar en la cultura de las empresas norteamericanas, que considerarían un diamante en
bruto tener una asociación como la nuestra; les estamos diciendo claramente lo que tienen
que hacer, por dónde tienen que ir, dónde nos duele. Por lo tanto, pongan ahí la tirita
en el momento indicado y no estén aquí dándole vueltas, porque ellas están ganando
dinero y ustedes están ganando dinero, pero sus imágenes están siendo absolutamente
nefastas. Ese es el planteamiento. Ahora mismo en la red hay una gran preocupación sobre
la situación de las operadoras en general y Telefónica está empezando a compartir las
responsabilidades con las demás operadoras. Con respecto a la regulación, ustedes así
lo hicieron en sus conclusiones de diciembre de 1999, donde dejaban la puerta abierta.
Después de haber escuchado durante esos dos años a todas las personas que comparecieron
en la Comisión, creo que era una especie de denominador común. Yo creo en la
regulación, pero dentro de la red, porque es donde nos vamos a regir y, cuando haya
problemas de otro tipo, se tendrá que aplicar la normativa vigente, el Código Civil, el
Código Penal o el Código de Comercio, porque es así como se están solucionando los
problemas. Unicamente tienen que hablar con la Brigada de delitos informáticos de la
Guardia Civil, con la OMPI o con la WIPO para el tema de los dominios y verán que todos
los problemas se están solucionando aplicando el Código Penal o el Código Civil; y en
la red, déjennos establecer cuáles van a ser las reglas del juego, porque desde fuera de
la red es muy complicado y lo único que se van a generar son traumatismos, sobre todo
cuando estamos en sociedades poco avanzadas digitalmente, como nos sucede a nosotros. Por
lo que se refiere al ADSL, cuando el anterior Gabinete nos planteó la posibilidad de
tarifa plana con esta tecnología, no dijimos ni sí ni no ni todo lo contrario. Den más
posibilidades de acceso a la población. El ADSL, como defensores del acceso universal, no
nos parecía lo más interesante porque tenía un plazo de implantación de tres años.
¿Qué sucede? Que estamos en el año dos de ese proceso de implantación, efectivamente,
y las redes que ha hecho Telefónica cumplen la normativa de febrero de 1999 en el sentido
de que el 70 por ciento de la población española tiene ya acceso a ADSL, pero en la
práctica solamente hay 18.000 ciudadanos que tienen ese servicio, de los cuales, que
nosotros conozcamos, hay 1.200 que están muy enfadados con el servicio que se presta y
hay 80.000 que lo han pedido pero no se lo dan. Esa es la realidad, y nosotros lo que le
hemos pedido reiteradamente al Gobierno es que intervenga porque es una normativa que ha
hecho el propio Gobierno y, por lo tanto, es el que tiene que llevarla a la práctica. La
contestación que nos da el Gobierno es que, como la normativa se cumple en las
demarcaciones en cuanto al acceso de los ciudadanos, no tiene ninguna capacidad de
intervención. Nosotros creemos que no, porque si el Gobierno o la Secretaría General de
Telecomunicaciones no tiene capacidad para intervenir ante un proveedor que está dando un
mal servicio, nos dejan en la puerta de los tribunales ordinarios de justicia, y la
Asociación a la que represento tiene un gasto de abogados innecesario en este tema cuando
se puede intervenir desde el Gobierno, que tiene toda la autoridad. En cuanto a la
cuestión de los dominios, la normativa de febrero de 2000 regula esta cuestión de forma
muy restrictiva, es decir, no soluciona un problema de acceso a los dominios. Entre
conseguir el «.com», que es una filosofía absolutamente internauta y con espíritu web,
que es que el primero que llega coge el dominio, paga 35 dólares y en 24 horas lo tiene
en su poder, y la normativa nuestra, es como del cero al infinito. Se puede hablar de
términos medios. Nosotros hemos levantado ante la opinión pública la cuestión de la
red «.es», porque quiero recordar que esto pasó desapercibido. Una tarde nos llamó un
compañero de la Asociación desde el Consejo Económico y Social preguntándonos si nos
habíamos enterado de esta cuestión porque iba dentro de la Ley de acompañamiento con
todo el asunto de las televisiones, y vimos lo de la red «.es» sin habernos consultado.
Y es que, según la normativa de febrero de 2000, se tenía que haber creado una comisión
consultiva que no se ha creado; lo sacan por ahí y nos encontramos con el tema de la Ley
de tasas. Parece ser que el Partido Popular ha presentado una enmienda en la que se cambia
la redacción y se elimina lo de la Ley de tasas porque es incompatible con dicha Ley.
Esta enmienda se ha presentado en el Congreso y se discute el día 13 de noviembre, pero
se deja el tema de la licitación. Se llama licitación pero es subasta. Sobre esta
cuestión el Gobierno nos argumenta que si esto se paga por la empresa mejor postora, que
el «.es» dé una seguridad. Como lo ha pagado una empresa seria y ha dado un dinero por
esto se crea una seguridad, que es lo que no tiene Internet, que la gente lo ve inseguro,
y el Gobierno quiere hacer del «.es» un dominio seguro. Esa es, más o menos, la
explicación, pero no quiero ser portavoz del Gobierno en este caso. Nosotros no
entendemos que el dominio dé seguridad de nada, porque posiblemente un «.com» sea mucho
más seguro que cualquier otra cosa, aunque haya costado 35 dólares. El caso es que hoy
el dinero generado por los dominios españoles se va en un submarino hacia Estados Unidos.
Incluso la Asociación que represento, desgraciadamente, tiene un «.org» y aunque no
estamos pagando mucho dinero, preferiríamos que se quedara aquí, porque en definitiva
todos somos asociados que estamos dentro de la geografía nacional. Ese sería el elemento
que se podría debatir. Porque para nosotros que sea 18.000 ó 12.000 pesetas no es el
mayor problema, si ahí se va a gestionar todo esto, pero es que ahora mismo
internautas.es puede entrar en subasta, y yo no podría licitar. Internautas.es es un
genérico y, de hecho, nosotros lo hemos pedido y nos han dicho que no porque es un
genérico. Es un genérico que no existe en
el diccionario, es una palabra un poco nuestra, pero si no
nos lo dan, al ser un genérico, puede entrar en esta licitación y, efectivamente,
nosotros seríamos los que menos podríamos acceder a esa licitación, porque conozco un
montón de gente que tiene más dinero que nosotros. Este es el problema de dictar
regulaciones en Internet que luego generan confusión y, a lo mejor, no tienen ninguna
eficacia porque no se han visto desde dentro. Yo creo que si este tipo de cosas se
consensuan no hay ningún problema. La primera vez que hablé con el Director General de
la Sociedad de la Información nos dijo que eran internautas y que estaban dispuestos a
hablar de lo que fuera porque no estaban convencidos de nada. Yo le comenté que a
nosotros nos pasaba igual porque yo no estoy convencido de nada. Yo tengo claras un par de
cosas, como el acceso, pero sobre lo demás se puede hablar. Sin embargo, cuando a las
primeras de cambio se modifica la estrategia sobre la llamada local, aunque no estemos
convencidos de nada, sí tenemos claro por dónde pueden ir los tiros. Esa impresión nos
dio en el mes de junio al hablar entre internautas. Desde luego, las personas que ahora
están en el Ministerio son más internautas que los que estaban en la anterior
legislatura, pero yo creo que hay que hacerlo de otra manera. También me ha preguntado
sobre el cable. Desgraciadamente sobre el cable, como se suele decir, no sabe no contesta.
Estamos en el año 2000 y debe haber unos 100.000 abonados en España. El cable, desde
luego, sería lo mejor. No tiene nada que ver con la ADSL, pero están tardando. A mí me
han abierto la calle tres veces en un año y todavía no hay ninguna compañía que me dé
un servicio de cable. Y estoy hablando de un barrio de Madrid como es Arturo Soria,
enfrente de la Dirección General de Tráfico y de un montón de empresas
importantísimas. Todavía no existe una compañía que me esté dando un servicio. No sé
lo que les puede pasar a los señores de las zonas rurales con el cable. Es un proceso
lento. Desconozco si en estos momentos está amortiguado ante las expectativas del UMTS y
otro tipo de transmisiones de banda ancha; es todo una incógnita. Pero no hay color entre
una transmisión por cable y otra de ADSL, son conceptos distintos. Por último, respondo
a la Senadora del Partido Popular. En cuanto a la seguridad y al derecho a la intimidad,
nosotros estamos en esa línea. Queremos defender a ultranza el derecho a la intimidad,
pero no estamos tan preocupados por esos intrusos que salen en los periódicos de vez en
cuando, como por otro tipo de intrusos que nos desvelan nuestros datos. Normalmente
nuestros datos los tiene Telefónica, la Seguridad Social o la Agencia Tributaria --por
cierto coincido en que posiblemente sea esta última uno de los mejores web de la
Administración, con mucha diferencia tienen seguridad y están ya experimentando de forma
seria con la firma electrónica--. Telefónica en el último año ha tenido muchas multas,
nosotros tenemos la ventanilla abierta con la Agencia de Protección de Datos porque cada
dos por tres, sin intrusos, sino ellos mismos, nos están desvelando nuestra facturación.
Desgraciadamente, nosotros en este campo somos bastante inflexibles con Telefónica,
porque tienen todos los datos de los ciudadanos que quieran tener el teléfono de llamada
local. Ahí hay una cuestión seria, y el problema de la seguridad básicamente proviene
de la dejación de las empresas que no tienen controles de seguridad. Hay personas --que
no son los «hacker» sino los que se denominan «cracker»-- que se dedican a asaltar
sitios o a detectar deficiencias. El otro día, en una reunión que tuvimos con la Guardia
Civil, nos decían que la población «hacker» de este país se estaba reconvirtiendo, en
el sentido de que las empresas con cierta inteligencia estaban comprobando que si
contrataban a estos señores iban a estar mucho más seguros, que es lo que está
sucediendo en Estados Unidos. Por otra parte, está lo que se llama el
«hackeractivismo», donde hay gente que lo hace de una manera más o menos política,
pero en España se desconoce. Efectivamente, hay una desconfianza del ciudadano. El
ciudadano tiene mucha desconfianza de Internet. ¿Por qué? Lo hemos hablado con la
Guardia Civil e incidimos mucho con los medios. Cuando dicen: Se ha desarticulado otra
nueva red de pederastia en Internet. Nosotros, inmediatamente, decimos. No, no es así.
Gracias a Internet ustedes han descubierto una red de pederastia. Esta es un poco la idea.
El otro día participamos en una reunión con la Asociación contra la pornografía
infantil, que quieren hacer una campaña de estas características. Les dijimos: tengan
ustedes cuidado, no es cuestión de descubrir pederastas en Internet; el pederasta existe,
ha existido y, desgraciadamente, existirá, pero gracias a la Red, la Guardia Civil ahora
mismo está localizando a muchos más elementos porque en el momento en que está en la
red ya está detectado y aquel ciudadano que tenga cierto estómago va a acudir
directamente a la Policía Nacional, a la Guardia Civil o los Mozos de Escuadra a
denunciar a este señor. Por eso están cayendo. Antes hacían un ciclostil y lo
buzoneaban, por lo que era mucho más difícil detectarlos. Ahora gracias a Internet es
más fácil. Por lo tanto, hay que cambiar el discurso respecto al morbo que sale algunas
veces en los medios de comunicación sobre una banda de «hacker», de buitres y
proxenetas, e intentar darle la vuelta, pues si este 60 por ciento de ciudadanos que no
conoce Internet lo relaciona con un asunto de pederastia va a coger a su hijo y lo va a
atar antes de que se pongan delante de una pantalla de Internet. En consecuencia, habría
que hacer políticas de concienciación. Nosotros esta semana vamos a colaborar
decididamente con la Guardia Civil en un portal que van a abrir sobre seguridad que,
esperamos que, de alguna manera, paliará el problema. Va encaminado en dos sentidos:
primero, a que los ciudadanos sepan que la Guardia Civil está ahí y que la Asociación y
los internautas van a colaborar con las Fuerzas de Seguridad del Estado, y segundo, a
hacer una política de comunicación a los medios, en el sentido de transmitirles que
Internet es libre pero por ello no tiene que ser salvaje y mala. En cuanto a la
utilización del PC, no me planteo ningún tipo de pelea; me da igual. A mí el PC me da
un poco de calambre. Como yo soy de letras, me ha costado mucho trabajo y, si no me
funciona el correo electrónico, lo traigo
todo apuntado con bolígrafo. Es decir, el dispositivo es
igual, puede ser el PC, la televisión o este famoso UMTS, que sí producirá un cambio en
todo este campo, si conseguimos que sus precios no sean como los del WAP, que cuesta de 20
a 30 pesetas el minuto, y ha sido uno de los motivos serios del fracaso de esta
tecnología. Ahora bien, sería útil introducir los PC en las escuelas, para que los
chavales aprendieran a utilizar todos estos sistemas y herramientas, aunque luego el
dispositivo familiar o del entorno sea una televisión. Se trataría de culturizar y de
que la gente no tuviera miedo, primero, a la máquina y, luego, a lo que hay dentro, que
es libertad y conocimiento.
La señora PRESIDENTA: Muchísimas gracias, don Víctor
Domingo. A continuación, vamos a abrir un turno de intervenciones, pero les anuncio que
el siguiente compareciente lleva esperando en la sala un buen rato. ¿Algún Senador desea
intervenir? (Pausa.) Muchas gracias. Nuevamente le damos las gracias, señor Domingo. Le
agradecemos, además, sus magníficas palabras con respecto a la Comisión anterior.
Muchos de los que estamos en ésta también pertenecimos a la anterior y le agradecemos
los consejos que ha dado a esta nueva Comisión
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