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Créditos blandos para maquillar un año estéril en tecnología


El Ministerio de Industria dedicará 600 millones a facilitar créditos sin interés para que pymes, colegios y familias adquieran ordenadores con acceso a Internet. El préstamo sabe dulce, pero apenas tapa el regusto de un año en el que se ha avanzado poco en ‘telecos’, audiovisual y tecnología.




Estrecho de Banda para Finanzas.com

El renacido Ministerio de Industria parece haber encontrado la fórmula mágica que no supieron desentrañar sus antecesores del Partido Popular para subvencionar la compra masiva de ordenadores personales por las instituciones básicas del entramado social español.

En las últimas semanas la secretaría de Estado de Telecomunicaciones y de la Sociedad de la Información ha lanzado tres programas por un importe de 600 millones cuyos beneficiarios son las pymes, los colegios y las familias.

La clave del sistema es la concesión de créditos blandos a interés cero. Industria elige por concurso una o varias entidades financieras, a las que facilita una cantidad para que abran la línea de crédito; el banco o bancos deben convertirse en intermediario entre el proveedor del ordenador personal y la institución, empresa o persona que será beneficiario de la operación.

Con esta fórmula se espera, de una vez por todas, conseguir la informatización global de la sociedad civil española, objetivo que siempre se ha vinculado con el salvoconducto que permitirá recuperar a España un puesto razonable en la carrera por la Sociedad de la Información.

El programa de préstamos dedicado a las pymes cuenta con 200 millones de dotación. El banco elegido es Banesto (BTO.MC) y hasta la fecha ya se han sumado a la iniciativa 2.000 empresas con un consumo de los recursos disponibles de 44 millones.

Los otros dos programas, el de Internet en el Aula, y el de Familias Conectadas, está dotado con líneas de financiación de 300 millones, el primero, y 100 millones el segundo. La vicepresidenta del Gobierno, Maria Teresa de la Vega, ha desvelado que cualquier familia, por esta vía, podrá tener un ordenador para acceder a Internet “por 27 euros al mes”.

El ministerio de Industria va a convocar urgentemente un concurso para adjudicar la coordinación de ambas operaciones a alguna entidad financiera entre las que ya han mostrado su interés, SCH (SAN.MC) , BBVA (BBVA.MC), La Caixa o Banesto. También podrían incorporarse otros candidatos como el Corte Inglés o Carrefur. Aunque su actividad principal es la distribución cuentan con filiales dedicadas a la financiación de sus productos.

Un tanto desairados han quedado los fabricantes de PC que en los intentos anteriores iniciados cuando el Partido Popular estaba en el poder, se habían convertido en los protagonistas de los programas de informatización masiva, por encima de los bancos. Las empresas desairadas han mostrado su extrañeza. Entienden que en un proyecto dedicado a las familias no es coherente que se haya limitado la oferta a la compra de ordenadores portátiles. Además han puesto en duda que se pueda obtener un equipo de calidad y prestaciones mínimas por los 1.000 a que ha quedado reducido el crédito.

El guiño a la ciudadanía que supone la oferta de créditos blandos para comprar ordenadores, hecho el mismo día en que se realizaba el balance del primer año de gobierno socialista, se muestra insuficiente para compensar en la balanza el resultado de doce meses de gestión de la tecnología por el recuperado ministerio de Industria. No se puede negar a sus gestores, y en particular al secretario de Estado Francisco Ros, una significativa dosis de iniciativa, de buen talante, e incluso de desparpajo para adentrarse con cara de inocente en territorios salvajes que sus antecesores apenas osaron merodear. La reorganización del negocio audiovisual es el mejor ejemplo. Pero si bien las intenciones han sido santas, los resultados prácticos por ahora resultan pírricos.

El plan para relanzar la televisión digital terrestre (TDT) es valiente, pero ha quedado frenado por las presiones para crear nuevos canales analógicos convencionales. La iniciativa del “comité de sabios” para abordar el fiasco de la televisión pública ha dado como resultado un informe idílico y contradictorio que ahora habrá que plasmar en un proyecto de ley.

El cierre de la empresa de lámparas de Philips en Barcelona muestra que no se ha invertido el proceso de desertización industrial heredado. El proyecto de calidad para los servicios de ‘telecos’ es un canto de buena voluntad que se suma a los recitales anteriores. El cuarto operador de móvil, Xfera, sigue sin prestar servicio y sin ser sancionado. Y por si fuera poco, el proyecto de traslado a Barcelona de la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones (CMT) genera un contencioso gratuito que ninguno había previsto en el guión.

Aplausos para el acierto del Gobierno en el lanzamiento de los programas de préstamos para PC. No obstante hará bien el Ejecutivo en evitar que a él mismo se le agote el crédito en el objetivo irrenunciable de adelantar a España en la consecución de la Sociedad de la Información.

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