La piratería es un problema de disponibilidad y precios. No se combate con leyes draconianas, sino promoviendo nuevos modelos de negocio.
El ministro australiano de Comunicación pidió el año pasado a varias empresas opinión acerca de la reducción de regulación en varios aspectos de su área de actuación, entre los que se encontraba la futura legislación sobre copyright.
La cita que abre el post es la versión condensada de la carta de respuesta de Google, una de las compañías a las que se cursó invitación, a la que ha tenido acceso TorrentFreak.
Al margen de que no compartamos el término piratería aplicado al intercambio de archivos sin ánimo de lucro, la respuesta me parece como para enmarcar, ya que se puede decir más alto, pero no más claro: si algo necesita el mundo de la cultura, del comercio y de la empresa en esta era son menos leyes y más innovación, menos puertas al campo y mucha más imaginación.
Google advierte también de cosas que ya sabíamos, que la represión en este ámbito es contraproducente, y que las soluciones que se intentan aplicar en base al modelo coercitivo son caras y de dudoso resultado.
Si Wert se hubiese preocupado de preguntar a sectores distintos a la industria y adláteres sobre la reforma de la Ley de Propiedad Intelectual, seguro que también habría tenido acceso a opiniones tan útiles, inteligentes e interesantes como éstas. Pero ha preferido ceñirse a los dictados de la vieja guardia, el inmovilismo y las imposiciones con fecha de caducidad.