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Hacia la defunción del libro de texto: no va a ser fácil desplazar al dinosaurio


La imagen se repite a cada final de curso: miles de niños lidian con el escaso espacio de su mochila para introducir en ella no menos de una decena de libros de texto. Los más previsores habrán empleado dos o más días en trasladar todo su material didáctico a casa, antes del cierre final de las aulas. Los menos, cargarán con una gigantesca mochila repleta de contenedores de conocimiento cerrados. Todos ellos, todos sus libros, serán guardados en arcones para siempre.




Mohorte en Magnet Xataca.com.- Es el libro de texto el gran caballo de batalla de la educación a principios de septiembre. El debate se cuela en la agenda pública de forma recurrente. ¿Deberían los escolares españoles dejar de utilizar libros de texto? ¿Qué alternativas se tienen al alcance de la mano para mejorar el proceso educativo? Y lo más importante, ¿supone el libro de texto un gasto innecesario para las familias cuando las escuelas se pueden apoyar en las nuevas tecnologías para cambiar el método de enseñanza?

El libro de texto: el costoso mundo de ayer

Hay respuestas de todos los colores, como es natural. Los libros de texto se han convertido en el vehículo de aprendizaje de varias generaciones de españoles, y se sustentan sobre un modelo de enseñanza donde el profesor guía a los alumnos por un itinerario cerrado. La materia se limita a lo que exista dentro del continente llamado libro. Lejos de él, los conocimientos no se valúan. Al contrario, su progresiva defunción abre un panorama interesante: por un lado, se podría replicar en formato digital su espíritu; por otro, permitiría clases y procesos de enseñanza más abiertos.

La media nacional de gasto en libros de texto cada septiembre se ubica en los 200 euros. Según la comunidad, podrían llegar a ser 400 euros. Cifras mayores en plena crisis

Antes de entrar a valorar las alternativas, ¿de qué modo se adquieren y qué efectos tienen en el alumno y sus familias la adquisición y el uso de los libros de texto? Por lo pronto, se trata de un desembolso capital: la media nacional de gasto en libros de texto cada septiembre se ubica en los 200 euros. Según la comunidad, podrían llegar a ser 400. Todos los años, dado que los libros, por decisión de las editoriales, se renuevan curso a curso. Las hay donde los libros los adquieren las escuelas, las hay donde se reciclan, las hay con ayudas. Y las hay donde simplemente se compran.

Dicotomia

Es un problema, más aún en tiempos de crisis. Las soluciones a dicha cuestión, como es natural, varían sustancialmente. Para las editoriales, aquellas que determinan qué contenidos entran cada año y que están controladas en su mayoría por la Iglesia Católica y por unos pocos grandes grupos empresariales, es necesario aplicar un precio fijo (sin descuentos) al libro, así como acabar con los bancos de libros, sistemas de alquiler y compraventa que esquivan a las tiendas.

Creo que el problema no son los libros de texto en sí, sino un modelo de enseñanza muy rígido basado en la transmisión de unos contenidos establecidos

En el horizonte se discuten problemas estructurales, que van más allá del precio de un precio variable o fijo del texto. La naturaleza misma del libro de texto es la que se pone en solfa: "El libro de texto como un simple contenedor de contenidos, y como elemento referente habitual para los docentes, es para mí un recurso obsoleto", afirma Raúl Santiago, profesor titular interino de Didáctica y Organización Escolar en la Universidad de La Rioja, y coordinador de The Flipped Classroom, un espacio de debate dirigido a docentes y expertos educativos del país.

¿Por qué lo es? Responde Carlos Magro, vicepresidente de la Asociación Educación Abierta, aunque matiza la máxima: "Creo que el problema no son los libros de texto en sí (aún siendo consciente de que su tiempo ha pasado), sino un modelo de enseñanza muy rígido, excesivamente aislado del entorno, basado casi siempre en la transmisión de unos contenidos establecidos, con un currículum muy definido y que no para de crecer pero que al mismo tiempo deja fuera muchas cosas. Un sistema que no responde bien a las necesidades de la sociedad de hoy".

A Clase

Para Magro, no sólo se trata de dejar atrás el libro de texto. El cambio ha de ser estructural, enfocarse no sólo hacia con qué se enseña sino cómo se enseña y qué se enseña. "¿Cómo debe ser la educación cuando tanto el aprendizaje como el conocimiento están por todos lados?", se pregunta, poniendo el foco sobre algo esencial: la sociedad de la información en la que nos movemos ha cambiado el entorno educativo y de aprendizaje de los niños. Resumido: las herramientas que empleamos nosotros ayer no sirven para el mundo distinto de hoy.

Tecnología y revolución metodológica en el aula

En ese sentido, nada desliza una disonancia entre escuela actual y sociedad del presente como la compra de los libros de texto. En la era de las herramientas abiertas, del opendata y del conocimiento universal a golpe de clic, los precios de los libros, cerrados y herméticos, no han hecho más que subir. Al igual que la industria cinematográfica o discográfica, las editoriales caminan por un sendero distinto al que se labra en el mundo digital hacia el que nos dirigimos. Y no sucede sólo en España.

En Estados Unidos, como bien han hecho notar tanto la NBC como The Economist, el precio del libro de texto ha subido un 1000% en las últimas cuatro décadas

Hace poco, la NBC ofrecía el dato para Estados Unidos: en cuatro décadas, el precio de los libros de texto había subido más de un 1000%. Como recalca The Economist, es mucho más de lo que han subido los precios de otros bienes de consumo. Santiago y Magro coinciden: los retos a los que nos enfrentamos en España son semejantes a los que tienen por delante otros países de nuestro entorno. El libro de texto ha sido la norma, y el vehículo ideal, para la educación de casi todos los países occidentales. Con todas sus ventajas y problemas, entre los que se incluye el precio.

Aula

¿Pero cómo cambiaría un nuevo modelo los costes del material educativo? ¿Existe una ventaja comparativa de base en relación al libro de texto? Puede que sí para las familias, pero quizá no para el Estado: "Habría que definir exactamente qué significa barato", explica Santiago, "no sólo centrándonos en el precio sino en el retorno de la inversión en términos de mejora de la calidad educativa. Se trata de integrar las tecnologías como una herramienta para la transformación y no para la simple sustitución. Y eso no suele ser barato". Al contrario, más bien.

El modelo, como apunta Santiago, no es la mera réplica del aula actual en versión TIC. Se trata más bien de integrar los nuevos materiales tecnológicos en un marco pedagógico nuevo

El modelo, como apunta Santiago, no es la mera réplica del aula actual en versión TIC. Se trata más bien de integrar los nuevos materiales tecnológicos en un marco pedagógico y metodológico en el que el docente es la pieza fundamental. Magro recuerda que la cuestión del precio no depende tanto del material sino, de nuevo, del modelo. Al fin y al cabo, en el sistema actual "se podrían reducir costes, utilizando por ejemplo Recursos Educativos Abiertos". O utilizando libros escritos por los propios profesores del centro. O creando bolsas de libros de segunda mano.

Está bien: el libro de texto es producto del mundo de ayer y el modelo educativo que acarrea, que representa, se adapta mal a las necesidades de aprendizaje de las nuevas generaciones. Además, su comercialización es cara, su modelo de negocio es imperfecto cuando el conocimiento es más abierto y libre que nunca. ¿En qué consiste exactamente la alternativa que proponen los críticos al sistema actual? ¿Cómo podemos mejorar el proceso educativo en nuestras escuelas?

Escuela

"Para empezar, cambiar el paradigma: pasar de entender la escuela como un lugar de enseñanza para convertirlo en un espacio de aprendizaje", responde Santiago, que apunta a una idea central: la enseñanza no debe ser unidireccional. El objetivo, flexibilizarlo todo mucho más:

Hay que entender que el profesor ya no es la única fuente de conocimientos; que los libros no contienen ni pueden contener todo o mucho de lo que se puede aprender; que la edad no es el criterio más sagaz para agrupar a los alumnos, e incluso que la individualización y la diferenciación están dejando paso ya a la personalización del aprendizaje. Por ello, será preciso que estos se vean acompañados por un profesor que, más que un transmisor lineal de conocimientos, sea un guía, un consejero, un cómplice en su aventura de aprender juntos.

Para Magro, la pirámide jerárquica del sistema educativo debe ser modificada. Una de las claves para avanzar en la transformación de la escuela es ofrecer más autonomía a los centros educativos y a los equipos directivos, construyendo el sistema sobre el reconocimiento y el liderazgo del profesorado. Algunas palabras clave que ayudan a entender hacia dónde se dirigen sus ideas: colaboración y cooperación entre centros; aprendizaje estimulante para los alumnos; fomento de su curiosidad y creatividad; mirada crítica. En definitiva, abandonar la memorización y el mecanicismo.

Las alternativas y los modelos de fuera

Las alternativas son diversas y muy variadas. "Hay muchos profesores innovando y cambiando las maneras de enseñar", señala Magro. "El reto, y la dificultad, pasa porque esa innovación educativa salga de las aulas y se extienda por todo el centro y por el sistema educativo". No tiene que estar relacionado de forma necesaria con las nuevas tecnologías: según Magro, hay buenos ejemplos de centros donde se combina el aprendizaje colaborativo y basado en proyectos, la clase invertida o las inteligencias múltiples. La tecnología es un elemento más, pero no el central.

De forma inevitable cada vez que la Educación se debate en España, surge la comparación con otros países. ¿Cuánto deberíamos mirarnos en ellos? No demasiado, en realidad

De forma inevitable cada vez que la Educación se debate en España, surge la comparación con otros países. ¿Cuánto deberíamos mirarnos en ellos? No demasiado, según Santiago, dado que sus realidades son distintas. Las soluciones se encuentran en nuestra propia sociedad, que se enfrenta a retos diferentes. "No creo que debamos imitar tal o cual modelo, mas bien propondría desarrollar un modelo propio", afirma, donde integremos de forma racional y ordenada las nuevas tecnologías.

Mochila

Pero sin caer en una trampa cognitiva letal: creer que la tecnología es el maná que todo lo arreglará. "Con alguna excepción, las políticas de integración de tecnologías en la educación hasta ahora han fracasado. La tecnología siempre ha sido vista como una promesa para el cambio, como la palanca que iba a provocar la transformación educativa. La realidad, desgraciadamente, ha sido muy distinta", añade Magro. Sólo ahora todos los países comienzan a comprender de qué modo utilizar el entorno digital y tecnológico de un modo diferente, y no sólo sustitutivo, al sistema tradicional.

Quizá, en un futuro cercano, la imagen de niños portando la mitad de su peso en forma de libros de texto sea una reliquia del pasado. De momento, es una posibilidad lejana en el horizonte que no tiene visos de hacerse realidad

Quizá, en un futuro cercano, la imagen de niños portando la mitad de su peso en forma de libros de texto sea una reliquia del pasado. Es posible que dentro de algunos años, los arcones de los actuales alumnos sólo contengan recuerdos, conocimiento y un puñado de gadgets. Y poco más. Queda mucho camino por recorrer, en todo caso: el libro de texto continuará siendo la realidad de las escuelas españolas durante algunos cursos más. Aunque cada vez menos crean en él.

Imagen | Unifemm, Melenita, hernanpc, ceslava, lydiayalba Más información | The Flipped Classroom, co.labora.red, @c_magro


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