Jornada 25 Aniversario Asociacion de Internautas


La Red es un espacio sin lugares y sin distancias, resonante

El valor de lo pequeño en la Red


Hemos comenzado a utilizar la comunicación en la Red con la visión, como es explicable, de nuestra cultura escrita y audiovisual. Así que cuando las redes sociales nos han dado la palabra nos hemos sentido cohibidos igual que si nos hubieran hecho subir a la tribuna... Nosotros, que hemos estado hasta el momento sentados y en silencio, anónimos, entre el auditorio.




Para mayor inquietud, los focos que nos deslumbran impiden que veamos con claridad quiénes están ante nosotros y la extensión de la sala, cuyos límites se desvanecen en la penumbra.

Inseguridad, incomodidad, responsabilidad? nos hacen huir, pero a la vez sentimos la tentación de permanecer ahí, expuestos, para aprovechar la oportunidad de hacer uso de la palabra. ¿Por qué solo van a tener esa posibilidad una minoría de escritores, de oradores...?

La Red, como espacio social de comunicación, no es piramidal, es esférica, pero de incontables e inagotables esferas

Por otro lado, los profesionales de la tribuna y más aún los reacios a estos experimentos, argumentan que si todos pueden subir a la tribuna, y no solo quienes con esfuerzo de años han ascendido por sus escalones, el resultado será un guirigay frustrante.

La astronomía nos descubrió que nuestro mundo es esférico, pero la sociedad, la cultura se resisten y nos lo hacen ver piramidal. Y con esta interpretación piramidal resulta imposible, absurdo, que todos podamos alcanzar la visibilidad y atención que da la tribuna, el balcón, el púlpito, el escenario, el libro, el micrófono, la pantalla? Todos son espacios reducidos, donde caben pocos, a los que cuesta llegar y para los que se necesitan medios costosos.

No. La Red, como espacio social de comunicación, no es piramidal, es esférica, pero de incontables e inagotables esferas. Cuando nos comunicamos en las redes sociales no subimos a una tribuna sino que nos integramos en un corrillo. No nos asomamos al balcón que preside la plaza sino que nos movemos por ella, que está plena de corrillos. Corrillos, si los vemos en el plano de una plaza; esferas, si las vemos flotando como pompas de jabón en un espacio de tres dimensiones. Pero en ambas analogías hay que tener en cuenta dos propiedades que proporciona el mundo digital.

Propiedades del mundo digital

Una de ellas es la importancia y función de lo pequeño en la Red, frente a lo que se podría pensar de principio ya que es de extensión planetaria. Consecuentemente, si el corrillo aumenta, resulta a medida que lo hace más difícil la comunicación de esta forma, así que quienes hablen tendrán que subirse a algún lugar elevado. Se ha perdido la circularidad y se ha vuelto a la elevación del balcón, de la tribuna.

Igual sucede en la analogía de la pompa de jabón: si la hacemos crecer, va perdiendo su esfericidad (como lo comprobamos con el entretenimiento de las pompas gigantes).

Como la Red es un espacio sin lugares, sin distancias y resonante no es obligada la coincidencia espacial ni temporal para la comunicación

Y la otra importante característica es que lo pequeño en la Red es también abierto. Esto quiere decir que como la Red es un espacio sin lugares, sin distancias (de manera que no hay que concurrir a un sitio para coincidir) y resonante (las palabras se mantienen reverberando más que en el aire, así que no es necesario el instante para escucharlas) no es obligada la coincidencia espacial ni temporal para la comunicación. Y no se pierde a pesar de ello la sensación de presencia.  La proximidad no la proporciona el lugar ni el momento sino la afinidad. Se puede, por tanto, formar un corrillo sin coincidir en un lugar y sentir que se está presente en lo que sucede aunque tampoco haya una sincronía exacta. Las posibilidades de formación de grupos diferentes y de que circule la comunicación se disparan.

Además, lo pequeño en la Red es abierto también porque los círculos son tangentes, es decir, al menos uno de sus puntos pertenece a más de un círculo. Se puede expresar mejor esto con la ayuda de los corrillos en la plaza: fijémonos en esta persona de este corrillo que se separa y entra en otro;  así que puede transmitir al siguiente corrillo lo que ha escuchado. Como es incesante e intenso este trasiego es posible entonces que algunas de las cosas dichas en un grupo se extiendan como mancha de aceite por toda la plaza. No se dicen desde el balcón, pero pueden llegar también a toda la plaza.

Y los corrillos se crean y se disuelven en la explanada de la plaza igual que brotan y estallan las pompas de jabón en el aire.

Con tantas burbujas flotando es tentadora la chiquillada de intentar estallarlas. Sin embargo en la Red rige la misma lógica de supervivencia que en la evolución de la vida: conseguir fortaleza generando en abundancia lo frágil; lograr resistencia con la insistencia. Un mar de burbujas, aunque individualmente sean tan vulnerables, persiste. Pero es más, traducida esta metáfora a la sociedad en red se ve el potencial de transformaciones culturales que contiene y de emergencias de lo nuevo. Un enriquecimiento de las diferencias en la sociedad muy superior a las que se puedan crear en un mundo piramidal. Una efervescencia de la diversidad que exige la aceptación, como en la evolución, de todo tipo de manifestaciones (de la estupidez a la genialidad).


Artículo de Antonio Rodríguez de las Heras Reproducido de Bez.es

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