Los expertos reclaman respeto al subir fotos de menores a redes sociales
Una demanda similar en España podría prosperar «si se prueba que los padres han abusado del poder que tienen sobre sus hijos», afirma. La legislación es contundente y contempla la posible intervención del Ministerio Fiscal en caso de una sobreexposición. Pero ¿cuánta exposición es demasiada en el caso de los menores? «Depende de cada caso y de los daños causados; si el fin de la publicación es aumentar el prestigio del perfil propio, una sola fotografía puede ser un exceso», reflexiona Víctor Salgado.
El abogado subraya que la mayor mentira de Internet es la pestaña de «he leído atentamente y acepto las condiciones». «No nos detenemos en leerlas y, en el caso de Facebook, le estamos dando plena titularidad sobre nuestras imágenes para poder publicarlas o conservarlas aunque las eliminemos». La clave es tener en mente el respeto al menor y reflexionar: «Facebook es gratuito porque no pagamos con dinero, sino con nuestra privacidad».
Mejor, el correo personal
La Asociación de Internautas ofrece una lista de recomendaciones a la hora de publicar fotos de niños en Facebook: respetar la intimidad; no subir fotos desnudos, ni siquiera en la playa; no publicar de forma diaria; utilizar el correo personal mejor que las redes; limitar el número de destinatarios; no difundir horarios, lugares ni rutinas; no etiquetar con nombres y apellidos; y pedir siempre permiso en el caso de que aparezcan otros menores.
Víctor Domingo, presidente de la Asociación de Internautas, advierte: «Cuando tenemos un smartphone y un perfil en una red social, tenemos un escaparate abierto al mundo». ¿No es más seguro, entonces, tener un perfil privado, solo accesible para los amigos? El portavoz de los internautas asegura que no: «No existe ningún tipo de seguridad. En el momento en que subes la imagen, cualquiera que sepa un poco puede verla. Además, alguien que tenga 600 amigos, seguro que tiene alguno que no lo es tanto».
Víctor Domingo afirma que los internautas españoles tienen una asignatura pendiente con respecto a la privacidad. «Damos constantemente datos que no tenemos que dar, incluso a la hora de comprar en una tienda», avisa. No es partidario, en cambio, de demandar una regulación más estricta para estas páginas. «La Red va más deprisa que nosotros y pedimos leyes para acotar cosas imposibles; yo confío más en la educación de los que utilizamos estas herramientas», defiende.