Jornada 25 Aniversario Asociacion de Internautas


Un, dos, tres..., pague el canon otra vez


Si los consumidores han reaccionado como han reaccionado cuando han visto cómo se les imponía un canon por copia privada en todos los soportes digitales (cederrón, deuvedés y minidisc), provocando una auténtica marejada informativa y una grave división en la propia industria discográfica e informática, amén de una auténtica alarma social.





Si los consumidores han reaccionado como han reaccionado cuando han visto cómo, pese a tal canon, se les venden productos con aplicaciones informáticas dirigidas específicamente a impedir el derecho de copia privada que da soporte legal al canon.

Resulta complicado hacerles saber ahora a los consumidores españoles, sin advertir antes a los causantes de tal expolio para que huyan a sus refugios más seguros, que ese canon por copia privada o remuneración por copia privada cuya finalidad es compensar a los autores y editores por los hipotéticos derechos perjudicados por tal copia privada también lo están pagando, además desde hace mucho tiempo, en todos los equipos grabadores de sus soportes digitales: grabadoras de cederrón y deuvedés, reproductores de mp3..., ningún aparato susceptible de grabar música y videos musicales ha escapado al canon por copia privada (1).

Es difícil conciliar intereses contrapuestos cuando el único objetivo de una de las partes parece dirigido a esquilmar los bolsillos de la otra. Y tal parece que ocurre cuando las entidades de gestión de derechos de autor, no satisfechas con recaudar el canon por cualquier equipo de grabación digital, además, ahora quieren recaudarlo por segunda vez en los soportes digitales para tales equipos.

La cuestión podría no tener mayores contrasentidos si no resultara que, encima, esos soportes tienen otros destinos más importantes como son las copias de seguridad y las copias de programas de ordenador y de sus resultados, y si no resultara que, además, una de las partes, la que parece pretender expoliar, dirige todo su I+D a impedir la copia privada que es el único sustento legal de todo ese maremágnum de canon, como si con tales medidas pudieran acabar con su problema auténtico que siguen siendo las mafias de la piratería musical y no los soportes digitales.

Difícil coyuntura para todos. La industria informática, liderada por los fabricantes e importadores de hardware y por las empresas de software, ya han salido a la palestra para intentar -los primeros- quitar hierro al asunto en el sentido de qué a nosotros también nos parece mal el canon pero qué podíamos hacer si nos tenían “pillados” con varias sentencias; mientras, los segundos, más sensatos, como demostraran no hace mucho desmarcándose de aquella misteriosa denuncia contra usarios de redes peer-to-peer, han salido a la palestra y han puesto los puntos sobre las íes señalando que el canon, en realidad, es una nueva clase de impuesto que no se estudia todavía en las Universidades: el impuesto parásito.

La industria discográfica insiste en proteger las obras impidiendo la copia privada, aunque ya han saltado voces quejándose amargamente de que los autores que vendan sus obras con sistemas anti-copia no deberían percibir derechos por una copia privada que impiden. Otras reacciones, ciertamente sorprendentes, han mostrado la evidente división que padecen: una discográfica ha anunciado reducciones históricas en sus precios. Mientras tanto, en Estados Unidos, que no disfruta del placer de un canon por copia privada, la industria discográfica ha decido demandar a 261 internautas en uno de los países más poblados de la tierra y de mayor índice de penetración de Internet en la población, por descargas no autorizadas de obras sujetas a derechos de autor. Dejando de lado el simbolismo de las barbas del vecino, nos están dando la medida de la verdadera dimensión del problema traido por los pelos por las entidades de gestión de derechos de autor: allí, los que pretenden amedrentar a los usuarios de las redes P2P son los de la industria discográfica que pueden considerarse perjudicados en sus derechos, habida cuenta, fundamentalmente, de la inexistencia del derecho de copia privada nuestro; pero aquí, entre nosotros, los que recaudan y/o pretenden reacudar el canon por copia privada sobre todo artefacto o ingenio humano susceptible de grabar sonido e imagen, también pretenden amedrentar a los usuarios de redes punto-a-punto bajo una supuesta “descarga no autorizada”, cuando no disponen, ni remotamente, de prueba alguna que permita suponer que cada una de las personas que intercambian ficheros no sea tenedora legítima de tales ficheros, ni, por descontado, que los nombres de los ficheros que comparten tengan algún viso de realidad.

También acuden al albur de que si los sitios web contienen enlaces que posibilitan la “descarga no autorizada” (nuevo concepto jurídico indeterminado no previsto en el artículo 17 de la LSSI, pero que esconde un nuevo intento de instaurar un monopolio en La Red) deben ser clausurados y sus creadores o responsables perseguidos a sangre y fuego como autores de la peor delincuencia organizada dedicada al tráfico de menores y de mujeres para entregarlos a la prostitución, tráfico de drogas, armas, explosivos, ingenios nucleares, al terrorismo... Y sus visitantes y usuarios, perseguidos como autores de robos millonarios y de la destrucción de cientos de miles de puestos de trabajo y de lanzar a la hambruna a los antes prósperos e inocentes ejecutivos discográficos y a sus familias.

Parece como si pretendieran suprimir de un plumazo la copia privada, impidiéndola, anatemizándola, criminalizándola, pero dejándonos a modo de purga ejemplar un residuo histórico: el canon por algo que debe estar mal visto por las conciencias “más avanzadas socialmente”, algo que se impide por las técnicas más avanzadas, algo que se cobra dos, tres y las veces que sea necesario aunque resulte imposible de realizar para la inmensa mayoría de usuarios, algo que, en definitiva, puede depararte un pelotón de asalto en tu ordenador a altas horas de la madrugada.

Ahora sólo falta que ofrezcan una amnistía con banda de cornetas y tambores (con sus correspondientes derechos de autor, no vaya Usted a pensar) a todos los responsables de tan malévolos atentados contra la humanidad y su prole más creativa y “avanzada socialmente”.

Y en esta situación, ¿qué hacen nuestras Autoridades? ¿Qué hace la oposición al Gobierno?

Nos tememos que la respuesta sigue siendo "laissez faire, laissez passer", aunque crujan los engranajes del Ordenamiento jurídico. Afortunadamente, una de las denuncias formuladas por la Asociación de Internautas a principios de mes ha comenzado su andadura; se trata concretamente de la formulada ante el Instituto Nacional de Consumo, organismo que ha decidido solicitar un informe sobre el canon y la copia privada en los soportes digitales a la Subdirección General de Propiedad Intelectual del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.

Por ello, la Asociación de Internautas va a proceder a realizar una nueva denuncia ante las Autoridades de consumo por causa del canon por copia privada en los soportes digitales al entender que ya se percibe por parte de las entidades de gestión de derechos de autor en los equipos que permiten la grabación de tales soportes digitales y que, de persistir el referido canon en los soportes, los usuarios de ordenadores con equipo de grabación digital estaremos soportando dos veces el canon, una al adquirir el equipo y otra al adquirir los soportes digitales, cuando ni tales equipos tienen como función la de realizar copias de obras musicales y videomusicales, ni los soportes digitales son usados con tal finalidad sino con la legítima de copiar nuestros programas de ordenador y sus resultados, soportando, además, los consumidores y usuarios que se comercialicen obras en soportes digitales con sistemas anti-copia privada a pesar de que se quieran expoliar nuestros bolsillos con un canon por nada.

Asociación de Internautas

(1) Canon por copia privada en las grabadoras:

Equipos que permiten la de grabación de audio: 0,60 € por unidad de grabación.

Equipos que permiten la grabación de vídeo: 6,61 € por unidad de grabación.

Acuse de recibo del Instituto Nacional de Consumo a la petición de nulidad del acuedo Sgae-Asimelec

Acuse de recibo del Instituto Nacional de Consumo de la denuncia contra el Cd de contra Alejandro Sanz y su discográfica

El canon resarce con creces a la SGAE las perdidas por piratería.


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