Aún no he tenido tiempo para reflexionar sobre quién es el responsable del accidente: si la enésima empresa de telecomunicaciones que ha sarajevizado mi calle en estos dos últimos años y, por cierto, todavía son incapaces de ofrecerme servicio de cable-, o el Ayuntamiento, por no controlar eficientemente el estado de las obras que ha permitido " n" veces en este periodo de tiempo.
Mientras tanto, leo con cierto estupor que Telefónica va a echar a la calle a 15.000 empleados de telefonía fija, uno de cada tres. Recientemente, Auna también protagonizó una regulación de empleo que afectó a un millar de trabajadores, lo que va a incidir sin duda negativamente en la meritoria posición de España, que hasta ahora, ocupaba el segundo puesto de líneas telefónicas por empleado, sobre un total de 82 países (datos del Foro Económico Mundial).
Para el ministro Piqué, estos procesos son usuales. Quitando leña al fuego, afirma que responden a lo que es la propia evolución de las tecnologías, que genera menos necesidad de mano de obra en las actividades tradicionales, pero que también genera una gran demanda de mano de obra en nuevas aplicaciones y servicios. Se equivoca de nuevo el ministro pues, desde que se han liberalizado las telecomunicaciones en España, de cada tres despidos tan solo se han recuperado dos.
El modelo liberalizador está fundamentado sobre bases poco sólidas, de corto plazo y objetivos restrictivos: promover la presencia del mayor número de operadores. La salvaguarda del interés general no se encuentra entre los objetivos perseguidos. Más bien al contrario, resulta lesionado por las propias decisiones del Regulador y de la Administración.
En este contexto los grandes perjudicados del modelo son la inversión, los puestos de trabajo, la financiación del servicio universal, los derechos de los usuarios, la calidad, la innovación y el desarrollo de la Sociedad de la Información. Y, desde ayer, el tobillo de mi hija.
Tribuna de Víctor Domingo en El Confidencial Digital
Mientras tanto, leo con cierto estupor que Telefónica va a echar a la calle a 15.000 empleados de telefonía fija, uno de cada tres. Recientemente, Auna también protagonizó una regulación de empleo que afectó a un millar de trabajadores, lo que va a incidir sin duda negativamente en la meritoria posición de España, que hasta ahora, ocupaba el segundo puesto de líneas telefónicas por empleado, sobre un total de 82 países (datos del Foro Económico Mundial).
Para el ministro Piqué, estos procesos son usuales. Quitando leña al fuego, afirma que responden a lo que es la propia evolución de las tecnologías, que genera menos necesidad de mano de obra en las actividades tradicionales, pero que también genera una gran demanda de mano de obra en nuevas aplicaciones y servicios. Se equivoca de nuevo el ministro pues, desde que se han liberalizado las telecomunicaciones en España, de cada tres despidos tan solo se han recuperado dos.
El modelo liberalizador está fundamentado sobre bases poco sólidas, de corto plazo y objetivos restrictivos: promover la presencia del mayor número de operadores. La salvaguarda del interés general no se encuentra entre los objetivos perseguidos. Más bien al contrario, resulta lesionado por las propias decisiones del Regulador y de la Administración.
En este contexto los grandes perjudicados del modelo son la inversión, los puestos de trabajo, la financiación del servicio universal, los derechos de los usuarios, la calidad, la innovación y el desarrollo de la Sociedad de la Información. Y, desde ayer, el tobillo de mi hija.
Tribuna de Víctor Domingo en El Confidencial Digital