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Microsoft o el maná de los abogados


Los analistas creen que la solución de Monti no favorecerá la competencia y alargará el caso





PATRICIA FERNÁNDEZ DE LIS EL PAÍS-NEGOCIOS -

24 de junio de 2004, en un lugar cualquiera de la Unión Europea. Microsoft acaba de lanzar al mercado un nuevo Windows. Es el sistema operativo más especial que ha publicado nunca la compañía. Sólo estará disponible para el mercado europeo pero, además y por primera vez, Microsoft no sólo no ha añadido nuevas aplicaciones, sino que le ha quitado una: este nuevo Windows no dispone de un reproductor para escuchar música digital o ver vídeo en el ordenador. Un mes después, Microsoft tiene que ofrecer a sus rivales todas las "especificaciones completas y precisas" de su software en servidores, para que los de sus rivales puedan dialogar con ellos. Y además, tendrá 497 millones de euros menos en su caja.

Si el Tribunal de Luxemburgo no lo impide (ver página 5), ésta será la situación con la que se toparán Microsoft y sus rivales dentro de 90 días, en el caso de los reproductores audiovisuales digitales, y 120 días, en el de los servidores. Lo que queda por saber es si éste será un mercado más competitivo -como cree la Comisión- o si será más limitado y empobrecido, como piensa Microsoft.

Los rivales que han llevado ante la Comisión Europea a Microsoft -Real Networks y Sun Microsystems- se felicitan por lo que consideran una decisión justa y que incrementará la competencia. Ed Black, presidente de la Asociación de Comunicaciones e Informática (CCIA) -donde se agrupa buena parte de la competencia de Microsoft, incluido Sun- asegura: "Esta decisión evitará que Microsoft controle la plataforma para distribuir contenido digital", explica. "Y es cada vez más importante en un mundo donde la informática y el ocio digital convergen".

La opinión de los analistas, sin embargo, es negativa. Ninguna de las tres medidas propuestas por los expertos de Mario Monti -la multa, y la publicación de un nuevo Windows sin Media Player y de información para los servidores- convence a los analistas. Y es que las autoridades de la competencia, creen básicamente los expertos, han realizado sin problemas el diagnóstico: Microsoft ha abusado del poder que le da Windows, el sistema que hace funcionar a nueve de cada diez ordenadores personales en el mundo, para dañar a su competencia. Lo que ninguna de ellas, ni la estadounidense ni la europea, ha conseguido, es acertar con el tratamiento.

Las tres soluciones

En el caso europeo, y para empezar, el impacto financiero de la multa será mínimo para las cuentas de Microsoft: un 1% de su flujo de caja. En segundo lugar, y en el caso de que deba sacar al mercado un nuevo Windows sin reproductor digital, la decisión, creen los analistas, servirá, en el mejor de los casos, para justificar que el gigante saque al mercado, a partir de ahora, dos Windows. Uno de ellos incluiría todas las funciones que el fabricante de Redmond quiera añadir. El otro será un sistema operativo pelado. Como nada se lo impide, el precio, creen los expertos, será muy similar. "Y probablemente, los usuarios optarán por la versión superior", opina Jaime García Cantero, analista de IDC. "No parece que esta solución vaya a mejorar la competencia ni la elección de los usuarios", asegura Javier Fernández Verdejo, socio director la consultora Profit en España. La solución de Mario Monti serviría, así, para prolongar el statu quo actual.

En tercer y último lugar, está el caso de los servidores, que es algo más complejo. En este mercado, Microsoft compite con los sistemas Unix y Linux y no tiene una posición de dominio, "por lo que es muy complicado justificar una regulación", dice García Cantero. Microsoft se queja de que la decisión europea la obligará a ceder parte de su propiedad intelectual a sus rivales. Aunque "no es cierto que esto le ponga contra las cuerdas como asegura", explica Fernández Verdejo,éste es el punto, creen los analistas, en que Microsoft tiene más posibilidades de ganar en Luxemburgo.

Pase lo que pase a partir de ahora -el caso podrá alargarse cinco años más-, los analistas y, en general, el mercado informático, ven dos problemas en el caso Microsoft y, por extensión, en la regulación de la competencia en un negocio como el del software, en movimiento constante. La primera es que las autoridades no han conseguido demostrar la base que subyace a todo este asunto: que la integración de distintas aplicaciones en el sistema operativo sea mala para los usuarios. En el caso estadounidense, fue el navegador de Internet. En el europeo, el reproductor de audio y vídeo. Por eso, Microsoft propuso a la Comisión sacar al mercado una versión de Windows con dos reproductores, además del suyo.

Las autoridades lo rechazaron porque, probablemente, habría supuesto una aceptación implícita de que nada puede hacerse para controlar el dominio de Windows . "No vamos a parar nunca de incluir las aplicaciones que los usuarios reclamen en Windows", confirma Rosa García, consejera delegada de Microsoft Ibérica. El mercado espera que el próximo Windows incluya un antivirus y un buscador de Internet, lo que repitiría el ciclo una vez más. ¿Y si Panda Software o Google, por poner dos ejemplos, deciden entonces demandar a Microsoft?

Lo curioso del caso es que la única solución para impedir esa constante integración habría sido llevar a cabo la idea original del primer juez de este caso, Thomas P. Jackson, que decidió dividir a Microsoft en dos compañías: una dedicada sólo a Windows, y otra para todo lo demás. El gobierno estadounidense renunció después a esta posibilidad, pero la consultora inglesa Ovum recupera la idea. Se trataría de regular Windows, convertida en un vehículo de distribución de aplicaciones nacionalizado, en "una utility", dice Ovum. Si no, el círculo de denuncias será tan largo como mercados decida abordar Microsoft.

El segundo problema que subyace en todos estos casos es que las autoridades están trabajando por denuncias de parte y no a instancia propia, es decir, "es un movimiento reactivo, para solucionar un daño ya hecho, y no proactivo, para formentar la competencia", dice García Cantero. El mercado de los navegadores pertenecía ya de largo (en un 80%) a Microsoft cuando el gobierno estadounidense intervino, a instancias de una moribunda -y ya fallecida- Netscape. En los reproductores digitales, RealNetworks, actual competidor de Microsoft, ha conseguido "cientos de millones de usuarios", según asegura en su web. Así, y mientras los tribunales siguen debatiendo y peleando, Microsoft está ya diseñando su próximo Windows. Está también decidiendo, en este momento, qué aplicaciones incluirá en él. Como dice sardónicamente Neil Ward-Dutton, analista de Ovum, si esta situación continúa, "los únicos que ganarán algo son los abogados".


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