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El negocio musical se apunta a los conciertos


La energía de los sonidos en directo se impone frente a la vertiginosa caída de las cifras de ventas de discos





LUIS HIDALGO - EL PAÍS | Espectáculos

La industria del disco agoniza entre unas cifras que no detienen su descenso. La Sociedad General de Autores de España (SGAE) hizo público el lunes un informe según el cual, el 95,8% de las tiendas del sector vieron en 2003 cómo sus cifras de ventas disminuían con respecto al año anterior, y un 60% de ellas, lo hacía de manera significativa: por encima del 10%. Un futuro sombrío ante el cual la industria sólo ha opuesto mayor concentración empresarial y una disminución de gastos que está dejando las plantillas en cuadro.

Ante el hipotético colapso de una industria que ha presidido el ocio de varias generaciones, últimamente se ha detectado un notable incremento de la oferta de música en directo. Sin poder aventurar todavía cambios estructurales, lo cierto es que el negocio musical se desplaza de nuevo hacia donde nació: los escenarios. Luismi Villarrubia, programador de la sala Sol, de Madrid, comenta que, en su sala, con capacidad para 450 personas "he pasado de programar jueves, viernes y sábado a hacerlo de martes a sábado ininterrumpidamente". Preguntado por si esta tendencia se mantendrá, afirma resuelto que "los datos me inclinan a responder afirmativamente, entre otras cosas porque noto que el público está recuperando las ganas de asistir a conciertos". Que el negocio se está desplazando hacia el directo lo ha percibido hasta la propia industria, que, un poco a la desesperada, se ha decidido participar del pastel de los conciertos, solicitando de sus nuevos fichajes un porcentaje del dinero que ganan por tal concepto. "No les queda otra alternativa, o se inventan nuevos conceptos para ingresar dinero o cierran", ha dicho el mismísimo Alejandro Sanz antes de afirmar "que, a pesar de todo, la industria desaparecerá en breve". Entretanto, "es normal que queramos una participación de un negocio en cuya base nos encontramos", postula José Mateo, director de marketing internacional de Sony, antes de concluir con una frase reveladora: "O entendemos que el negocio no está en los formatos o desapareceremos".

La revolución digital

El problema estriba en que la industria lleva toda su historia creyendo que su negocio es el formato, ahora demolido por una revolución digital que no respeta barrera alguna. "El directo es lo único que no nos pueden piratear", afirma David Muñoz, uno de los dos hermanos del grupo Estopa. Entre la evidencia de esta consideración y la realidad que muestra a los conciertos como principal fuente de ingresos de buena parte de los músicos parece que habríamos hallado una de las razones que mueven a los artistas a actuar con más frecuencia. Los que antes vendían 2.500.000 copias venden ahora 800.000; los que vendían 800.000 venden 300.000, y los que vendían 3.500 siguen vendiendo esta cantidad, a todas luces insuficiente para afrontar la profesionalización. El caso es que todos atacan las giras con renovado ánimo y con "unos precios que nos permiten a las salas pequeñas contratar artistas que hasta ahora estaban fuera de nuestro alcance", dice un portavoz de ASAC, la asociación que en Catalunya agrupa a las salas de conciertos. "Los músicos que, salvo en los casos de los grandes vendedores, siempre habían visto en los conciertos la garantía de sus ingresos, saben ya con absoluta certeza que la crisis industrial confiere más importancia que nunca a las actuaciones", afirma Jordi Turtós, periodista musical, asesor musical del Fòrum 2004 y ex director artístico del Mercat de Música Viva de Vic. Jaime García Soriano, cantante de Sexy Sadie, sitúa en una relación del 70%-30% el balance entre ingresos por actuaciones y por venta de discos, balance que otros artistas, caso de Miguelito Superstar, de la Fundación Tony Manero, llevan al 80%-20%. Sea como fuere, "hay más promotores que nunca", indica Ramón del Precinto, y "los músicos han de demostrar que no sólo son formato, sino personas que sudan y saben estar sobre un escenario", afirma Carles Estringana, trabajador de Discos Castelló, la tienda más popular de Barcelona.

Pero ¿qué otras razones mueven a redoblar la oferta de conciertos? Paloma Cordón, de la empresa Sinnamon, gestora de la sala barcelonesa Razzmatazz, lo tiene claro: "Creo que las descargas de Internet y la copia privada ayudan a difundir la música de los grupos más pequeños, esos que nos han permitido aumentar sensiblemente en un año la oferta de actuaciones de pequeño formato". Todo parece indicar que al menos hoy el imperio digital favorece la difusión de la música alternativa. Los datos dan la razón a las teorías expuestas por los responsables de sellos como Astro, Elefant, Siesta, Acuarela y muchos más, cuyo sentimiento podría ser resumido en palabras de Jaume Hernández, de la discográfica Houston Party: "Internet y las descargas de audio son un aliado en la promoción de nuestras bandas, los conciertos la potencian y además vendemos cada vez más discos y merchandising en las puertas de los locales en los que actúan nuestros grupos. La tendencia que intuimos es un notable refuerzo de la música en directo".

Para explicar que el año 2002 aumentó un 25% la asistencia a los conciertos de todo tipo y aforo, según datos del anuario de la SGAE, mientras disminuía la venta de discos habrá que ir más allá de la sistemática demonización de la piratería. En esta línea se expresa Nacho Mañó, mánager de Presuntos Implicados o Seguridad Social. Él, al igual que los profesionales consultados para elaborar esta información, sostienen que "la piratería ha aumentado la difusión de la música, haciéndola llegar a un público que hasta ahora ni se planteaba la compra de un disco. Un grupo que vende 80.000 copias puede haber llegado en formato pirata a otros 210.000 hogares, lo que potencia su popularidad y el reclamo que ejerce sobre el público". Estas consideraciones en nada valoran el aspecto moral o delictivo del pirateo organizado, una práctica que nadie defiende, pero permiten arrojar luz sobre un fenómeno que en principio no tiene encaje. ¿Por qué aumenta la oferta y la ocupación en los conciertos si desciende la venta de discos y la industria está al borde del cierre?

Público foráneo

Otras explicaciones colaterales al aumento de público vendrían dadas por la creciente importancia de la colonia extranjera occidental en ciudades como Barcelona. Aunque las promotoras aún no han comenzado a computar la importancia de este público, la mera observación permite afirmar que en conciertos de grupos de moda como The Strokes, The Darkness o Black Eyed Peas la presencia de extranjeros es más que notable. Ello se debe a que en Barcelona hay una importante cantidad de población flotante compuesta por ingleses, franceses, holandeses o alemanes, público que, según Luismi Villarubia o Ramón del Precinto, no existe en tanta cuantía en Madrid. Obviando este detalle, los datos comienzan a abonar la idea de que el soporte está agonizando mientras que la exposición en directo de la música gana enteros. Porque de lo que nadie duda es que hoy se escucha mucha más música que hace siete años. Otra cosa es que se difunda por canales rentables para la industria.

El mercado emergente

Ramón, guitarrista y uno de los motores de Ojos de Brujo, lo tiene claro: "Hasta los años noventa tenías que pasar por el tubo para grabar. La tecnología era cara y sólo estaba al alcance de quienes tenían dinero. En los noventa la digitalización abarató costes. Desde entonces, cualquiera puede grabar un disco saltándose las normas de quienes tienen el dinero e imponen sus intermediarios. Ellos son las víctimas de la crisis, no la música".

Según un informe del año pasado auspiciado por la SGAE y la Fundación Autor, la mayoría de profesionales del sector musical piensa que la caída de las ventas continuará a lo largo de esta temporada. El dato más demoledor del informe es el que revela que el 64,8% de los encuestados, recuérdese que forman parte de la industria, considera que la calidad de los productos está empeorando, atribuyendo a esta causa la crisis del mercado discográfico actual. Ya no sólo se habla de pirateo, se sugiere que la industria ha descuidado de tal manera el producto que éste ya no resulta competitivo.

Otro dato: un 29,1% de los encuestados opina que el pop es el estilo predominante en el mercado nacional, seguido del hip-hop. ¿Cuántos artistas de hip-hop nacional han sido fichados por multinacionales? Las Niñas y La Mala. El resto, casi todos, se han forjado en pequeñas discográficas. Han reducido intermediarios y rentabilizan sus lanzamientos con la venta de pocos miles de copias.


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