Así las cosas, tuvo que ser el público -de buen talante pese a la actitud rayana en lo chulesco en ciertos momentos del orador remitido cuando subrayó que por ahora no tienen previsto criminalizar a los usuarios de las redes P2P ni tampoco tienen previsto por ahora exigir el canon compensatorio para los discos duros de los ordenadores- quien sacara a colación el asunto del canon de forma verbal, porque de forma escrita era muy visible el rechazo frontal a cualquier canon en los soportes digitales vírgenes para datos en pancartas, panfletos, pegatinas, carteles, camisetas e internautas campuser@s que abarrotaban el local, rechazo que, por extensión, se dirigía también y fundamentalmente a la SGAE, habiéndose podido leer un cartel que nadie retiró ni exigió que se retirara y que rezaba literalmente SGAE, ladrones, el canon por los cojones.
Y una vez hubo salido el asunto del canon, las asonadas y pitadas al remitido orador fueron ya continuas, como continuas fueron -al parecer- sus amenazas de abandonar el local por semejante público tan poco entregado y tan poco comprensivo ante las imposiciones arbitrarias, injustas e ilegales como el canon-que-no-es-un-canon pero que ahora, resucitado, se viste de nuevo de compensatorio por nada.
Curiosamente, quienes cosecharon los mayores y más prolongados aplausos fueron los que formularon las preguntas al orador remitido por la SGAE, muchas de ellas sin respuesta alguna; fundamentalmente, dos quedaron sin respuesta:
1.¿por qué debemos compensar a la SGAE por almacenar nuestras fotografías y nuestros trabajos en los soportes digitales vírgenes que compramos?
2. ¿por qué debemos compensar a la SGAE por una copia privada que se impide mediante sistemas anticopia?
Las dos preguntas que no fueron respondidas por el orador remitido por la SGAE, en realidad, se podrían resumir en una: ¿por qué pagar por nada?, aunque también se hubiera quedado sin respuesta del orador.
Quien sí ha tenido respuesta, y cumplida, ha sido la SGAE por su último intento de criminalizar a los internautas campuser@s.
Asociación de Internautas
NOTA DE LA ASOCIACIÓN.-
Nosotros vemos $$$$ donde pone SGAE, porque utilizamos IGNORER
FONDO DE RESITENCIA CAMPAÑA CONTRA EL CANON DE LOS CDs y DVDs
PARTICIPA EN LA CAMPAÑA CONTRA EL CANON DE LOS CDs y DVDs
...Es como un cuento perverso en el que los poetas atracan a su pueblo, los cantantes llaman piratas o pendejos electrónicos a los ciudadanos honestos, los músicos cambian sus instrumentos por calculadoras y a los autores les inspira la letra de las leyes y de los reglamentos para aplicar tasas. Una verdadera pesadilla, para salir de la cual basta con abrir los ojos y no dejarse engañar.
Y una vez hubo salido el asunto del canon, las asonadas y pitadas al remitido orador fueron ya continuas, como continuas fueron -al parecer- sus amenazas de abandonar el local por semejante público tan poco entregado y tan poco comprensivo ante las imposiciones arbitrarias, injustas e ilegales como el canon-que-no-es-un-canon pero que ahora, resucitado, se viste de nuevo de compensatorio por nada.
Curiosamente, quienes cosecharon los mayores y más prolongados aplausos fueron los que formularon las preguntas al orador remitido por la SGAE, muchas de ellas sin respuesta alguna; fundamentalmente, dos quedaron sin respuesta:
1.¿por qué debemos compensar a la SGAE por almacenar nuestras fotografías y nuestros trabajos en los soportes digitales vírgenes que compramos?
2. ¿por qué debemos compensar a la SGAE por una copia privada que se impide mediante sistemas anticopia?
Las dos preguntas que no fueron respondidas por el orador remitido por la SGAE, en realidad, se podrían resumir en una: ¿por qué pagar por nada?, aunque también se hubiera quedado sin respuesta del orador.
Quien sí ha tenido respuesta, y cumplida, ha sido la SGAE por su último intento de criminalizar a los internautas campuser@s.
Asociación de Internautas
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Nosotros vemos $$$$ donde pone SGAE, porque utilizamos IGNORER
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...Es como un cuento perverso en el que los poetas atracan a su pueblo, los cantantes llaman piratas o pendejos electrónicos a los ciudadanos honestos, los músicos cambian sus instrumentos por calculadoras y a los autores les inspira la letra de las leyes y de los reglamentos para aplicar tasas. Una verdadera pesadilla, para salir de la cual basta con abrir los ojos y no dejarse engañar.