Jornada 25 Aniversario Asociacion de Internautas


Otra vez las tecnológicas


El universo económico de las nuevas tecnologías está acostumbrado a las grandes cifras. Las hubo con la burbuja, y también, de signo contrario, con su pinchazo. Los últimos días han vuelto a manejarse los miles de millones, no tanto porque los mercados estén particularmente eufóricos, sino gracias a jugadores singulares. Los dos casos más relevantes son los de Microsoft y Google.





La empresa de Bill Gates ha anunciado la mayor operación bursátil de la historia de EE UU, que movilizará casi 61.000 millones de euros entre pagos a accionistas, recompra de acciones y repartos de dividendo. Microsoft ha sido tradicionalmente tacaña con sus accionistas. Daba otros destinos a su envidiable liquidez, gracias a la cual tiene una capacidad imbatible para invertir en investigación, comprar tecnología ajena o afrontar con tranquilidad los pagos judiciales con que da carpetazo a las querellas por algunas de sus punibles conductas comerciales. Precisamente, una de las razones de esta retribución a sus accionistas es que ha despejado bastante, salvo en Europa, el horizonte de los pleitos.

Google, por su parte, ha anunciado su esperada salida a Bolsa. El buscador más apreciado de los internautas estima su oferta en unos 35 billones de dólares. Al margen del desacuerdo entre los sabios del parqué sobre si la horquilla de cotización inicial prevista es acertada o demasiado optimista, se trata de un auténtico acontecimiento en un sector que, y eso es lo importante, demuestra que no todo se hundió en el 2000. Aún quedan rescoldos de aquella falsa euforia, como la venta de Lycos por Telefónica por el 1% de lo que costó su adquisición, pero las empresas que no venden aire tienen un razonable respaldo del mercado.

El casino está cerrado y quien tiene algo que ofrecer y lo gestiona sin locuras merece confianza. Ello no quiere decir que el mapa del sector tecnológico esté ya diseñado. En el terreno de los buscadores, en una semana, Microsoft, Google y Yahoo han comprado otras tantas empresas cuya tecnología les permitía mejorar sus servicios de búsqueda, correo o almacenaje fotográfico. Detrás de esta batalla está un apetecible pastel económico que hace tres años ni tan siquiera se soñaba. Es un ejemplo de que ni los retos están agotados ni está todo dicho en tecnología.

EL PAÍS - Opinión - 01-08-2004


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