Jornada 25 Aniversario Asociacion de Internautas


Inefable don Teddy


Cada vez que don Teddy Bautista abre la boca, los pendejos electrónicos recibimos sus palabras como un auténtico maná de jolgorio y cachondeo que nos alegra las pajaritas y nos relaja de penas y fatigas. Pese al poder que tiene ese hombre y su indudable capacidad de amargar la vida a la ciudadanía, pese a lo grave y oneroso de sus consecuciones (y no digamos nada de sus pretensiones) que son un verdadero palo en la rueda del progreso digital, progreso del que, para mayor inri, este desgraciado país es deficitario en sumo grado, debemos reconocerle una capacidad para la autocaricatura que ya quisieran para sí muchos de sus patrocinados.





Nos obsequia don Teddy con su verbo florido en las páginas del rotativo “La Vanguardia” del 31 de julio, en una entrevista concedida a Víctor M. Amela, y ya mismo una entradilla nos derriba de la silla entre retortijones de risa. Así, cuando en expresión digna de “La cárcel de papel” de la añorada “Codorniz” don Teddy afirma: «Soy un marxista en fase de descompresión anarquista». No hacemos demasiados comentarios. Conociendo al personaje, la expresión -para quien pueda entenderla, que ya es difícil- cae por su propio peso.

Ya más en serio, digamos que la entrevista -un suave cepillado a beneficio del Bautista ejercido por el señor Amela, muy lejano, en este caso, a la figura de Salomé- contiene los habituales lugares comunes que el personaje suele soltar en el ejercicio de su triste oficio y que ya mueven a chiste, si no fuera porque fastidia dejar dialécticamente impune el inmenso morro con que el individuo en cuestión suelta sus boutades, sus mentiras y su demagogia barata. Veamos un primer ejemplo:

P. ¿Quién pierde ahí [en el “top manta”]?

R. Los creadores, productores y distribuidores. Sobre todo el autor, que vive de la suerte de su obra, sin salario fijo. Y, en particular, los autores más modestos y las discográficas más pequeñas: ese robo las puede quebrar.

Hay que tener cara dura para soltar eso y quedarse tan ancho. O sea, que los más perjudicados por el “top manta” son los autores más modestos y las discográficas más pequeñas. Si fuera así, habría que proponer al “top manta” para la más próxima convocatoria del premio Príncipe de Asturias, por su tarea de divulgación de la cultura. Ya les iría bien, ya, a los autores más modestos y a las discográficas más pequeñas estar en el “top manta”: quizá así quizá tendrían una oportunidar de ver alguna luz de popularidad birlando un poco de espacio a los grandes tiburones de las discográficas potentes (tan caras a don Teddy).

La realidad, como sabe perfectamente el embustero de Teddy y puede comprobar fácilmente cualquier ciudadano echando un sencillo vistazo a las mantas (cosa que no está prohibida y ni siquiera es antiética), es que en la manta se vende lo que más se vende y los autores más modestos y las discográficas más pequeñas están completamente ausentes del mercado pirata.

Y es que, en su línea de defensa de las grandes discográficas y en el de mantenimiento de un mercado absolutamente viciado por un producto manipulado y distribuido a base de presión brutal sobre un consumidor indefenso (el adolescente y el joven, fácilmente saqueables por una publicidad tremendamente agresiva), nuestro héroe echa mano de la lagrimita a ver si algún atontado pica: el salario, San Salario, el humilde sueldecito de los autores. Pero en la manta no están los autores que perciben -o dejan de percibir a causa de ella- humildes sueldecitos: en la manta están los autores que levantan -en las condiciones antedichas- tremendas fortunas.

Ahora es cuando don Teddy y sus secuaces nos acusarán de ser cómplices de la manta. Otra de sus demagogias. En primer lugar yo, personalmente, no soy cómplice de nada porque no adquiero música, ni gratis ni pagando, ni legal ni ilegal, ya que, a mi modo de ver -y mi modo de ver impone su omnímoda dictadura en MI bolsillo-, desde hace veinte años lo único que se escribe sobre un pentagrama es mierda (salvo alguna escasísima, rara, ignota y sorprendente excepción) y, por tanto, yo ya estoy servido. Al contrario: alguna ley debiera prever que se me indemnizara cuando me interrumpen un interesante programa de radio para destrozarme los oídos -muchas veces por sorpresa y sin previo aviso- con los berreos de un chiquilicuatro con ricitos. En segundo lugar, desde los grupos de internautas, especialmente desde la Asociación de Internautas -la corporación de pendejos electrónicos a la que me honro en pertenecer-, no hemos defendido jamás el “top manta”. Defendemos nuestros intereses: especialmente, el de no ser asaltados como en Sierra Morena con el canon de los CD con la excusa barata del “top manta”. No defendemos la piratería musical (ninguna piratería, de hecho), pero tampoco estamos dispuestos a tolerar que un delito marginal sea utilizado para meternos a la trágala uno de los impuestos privados más brutales de la historia de los fielatos. Siendo así, en justa y legítima defensa, debemos colaborar a poner en su justo lugar y precisa cuantificación la realidad que ese señor y su pandilla exageran descaradamente, mintiendo y engañando a la ciudadanía -a la par que esquilmándola- sin escrúpulo alguno.

Pero vamos a seguir con sus declaraciones, que aún dice nuestro hombre más cosas...

P. Exige usted mano dura, interpreto.

R. El autor paga sus impuestos y está desprotegido, se le deja tirado. ¿Por qué se desprotege a personas que están contribuyendo a la cohesión social de un país, a gente siempre predispuesta a la solidaridad? Misterio.

El misterio, Bautista, es el lugar en el que unos cuantos de sus queridos autores pagan sus impuestos. En España parece ser que no, desde luego. Los hay que son tan aficionados a los paraísos que describen en sus músicas delirantes que, por no perder, no se pierden ni los paraísos fiscales que, lo reconozco, son sin duda alguna los más flipantes. Pero todavía hay más misterio, don Teddy... ¿De dónde sacará ese ilustre que los autores son -al parecer, intrínsecamente- personas que están contribuyendo a la cohesión social de un país y gente siempre predispuesta a la solidaridad?

Algunos contribuirán, quizá, a la cohesión social del país; otros no. Lo que no acabamos de entender es qué razón asiste al Bautista para caracterizar así a los autores, como si fuera una virtud inherente y diferente a la de otros colectivos sociales y profesionales. Demencial. Como demencial es la segunda afirmación que los califica como gente siempre dispuesta a la solidaridad. Bueno, los hay que sí y los hay que no; y los hay que son muy, pero que muy, sospechosos cuando despliegan sus solidaridades. En todo caso volvemos a lo mismo: ¿qué le hace pensar a don Teddy que la solidaridad es lo que caracteriza a los autores a diferencia y por encima de otros colectivos? Incluso podrían salir mal parados con algunas comparaciones, si tanto nos apura.

Y, a la tercera va la vencida, porque si no va a ser esto un testamento (je, ya le gustaría a don Teddy que fuera el nuestro) .

P. Que, pobre [el vendedor del “top manta”], se gana la vida como puede...

R. ¿Quieres ayudarle? ¿Te da pena? Bien, dale un trabajo honesto y digno. Si le compras discos contribuyes a su esclavitud. Esto sí que ya sobrepasa todo límite. La jeta que hay que tener para decir esto, y decirlo, encima, así, es ya de tamaño inconmensurable. Y aún más si tenemos en cuenta que quienes están en el poder y tienen en su mano la solución de este problema (habiendo ya anunciado que no piensan resolverlo) son sus protectores y protegidos del P$OE. Dale un trabajo honesto y digno. Se figura el Bautista que hacen la manta por vicio (otras veces, él y sus lacayos territoriales han asegurado sin el menor rubor que los vendedores se meten en el bolsillo sustanciosas cantidades). Dale un trabajo honesto y digno. No se puede, don Teddy. Las normas de sus amigos -o que no han derogado sus amigos- castigan con fuertes sanciones a quien dé trabajo a un “sin papeles”. Y todos ellos, todos los manteros, prácticamente sin excepción, son “sin papeles”, don Teddy. Nadie les puede dar -ni queriendo- un trabajo digno. Mira por dónde le ha salido la lagrimita por la culata. Hay que proteger los humildes salarios de trabajadores que contribuyen en Miami, pero a los manteros hay que darles un trabajo honesto y digno; y si las leyes de sus amigos lo impiden ¿qué? A la cárcel, a Siberia, al gulag... Muy buena esta, Bautista...

En fin, vamos a dejarlo aquí y vamos a dejarlo por imposible.

La verdad es que sorprende no tanto lo que dice, no tanto el volumen de las mentiras que suelta -con todo y ser importante- sino el cinismo, la tranquilidad aparente con la que este hombre intoxica en defensa de unos intereses que, la verdad, dudamos mucho que sean los de los autores, los de los autores como lo que son, efectivamente, un colectivo de trabajadores en el que, como en todos, hay clases: hay clases privilegiadas por grandes corporaciones, y clases que ahora, en este agosto de tantas fiestas, se dejan la piel en la carretera para encontrarse, mientras montan sus escenarios y sus puente s de luces en cualquier lugar y de cualquier manera (como pueden y les dejan) jugándose una descarga eléctrica que los deje fritos, al hombrecillo siniestro, al triste emisario de don Teddy que viene a repasarles el repertorio, a llevarse impunemente el dinero que ellos ganan con tanto sudor, con tantos riesgos y con tantos apuros.

A quiénes protege don Teddy está más que claro.

Javier Cuchí es miembro de la Asociación de Internautas

NOTA DE LA ASOCIACIÓN.-

Nosotros vemos $$$$ donde pone SGAE, porque utilizamos IGNORER

FONDO DE RESITENCIA CAMPAÑA CONTRA EL CANON DE LOS CDs y DVDs

PARTICIPA EN LA CAMPAÑA CONTRA EL CANON DE LOS CDs y DVDs



...Es como un cuento perverso en el que los poetas atracan a su pueblo, los cantantes llaman piratas o pendejos electrónicos a los ciudadanos honestos, los músicos cambian sus instrumentos por calculadoras y a los autores les inspira la letra de las leyes y de los reglamentos para aplicar tasas. Una verdadera pesadilla, para salir de la cual basta con abrir los ojos y no dejarse engañar.


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