PATRICIA FERNÁNDEZ DE LIS
NEGOCIOS / El País - 17-10-2004
Microsoft reconoce que le costó algún tiempo darse cuenta de que Linux está aquí para quedarse. Este sistema operativo, que puede modificarse, copiarse y distribuirse libremente, es ya la mayor amenaza competitiva que tiene la compañía, y Martin Taylor es el hombre elegido para hacerle frente. Su cargo exacto es "director general de estrategia de plataforma", pero bajo la compleja denominación se esconde un trabajo muy simple: averiguar cuál es la mejor manera de competir con Linux, y ganar.
La de Taylor es una tarea extraordinariamente compleja. No es que Microsoft no sepa competir; lleva haciéndolo más de veinte años. Pero Linux no es una empresa, es un sistema operativo que desarrollan diferentes compañías y miles de voluntarios. Además, algunas administraciones públicas, como la andaluza o la extremeña, lo han hecho por motivos políticos, es decir, para reducir la dependencia de software extranjero y tratar de crear una industria local. Es un desafío competitivo complejo y mutante, completamente distinto a cualquier otro al que Microsoft se haya enfrentado.
La compañía de Seattle se ha pasado algún tiempo tratando de descalificar a Linux porque era el "cáncer" de la industria. Ahora reconoce su importancia: "Cuando un sistema está instalado en tres millones de servidores, tiene un 18% de cuota de mercado y hay gente en todo el mundo que está examinándolo, es una realidad", reconoce Taylor. ¿Es posible que Linux haya convertido a Microsoft en una empresa mejor? "Sin duda", asegura. "La competencia es buena. Si el Real Madrid ganara todos sus partidos, dejaría de esforzarse y el juego perdería interés".
El juego ha comenzado. La estrategia tiene tres patas: el marketing, la tecnología y el trabajo con los equipos locales. Este último es fundamental porque, como reconoce Taylor, "Múnich tiene intereses diferentes a los de Extremadura o Nueva York".
En el marketing, Microsoft ha investigado por qué Linux es tan atractivo para empresas y administraciones y asegura haber descubierto que, en muchos casos, la elección "se ha basado en emociones y no en datos creíbles". Microsoft ha puesto en marcha investigaciones de mercado que intentan desmentir que Linux sea más barato y seguro que Windows (se pueden consultar en microsoft.com/spain/hechos).
Microsoft reconoce que necesita una segunda pata, la tecnológica, para competir. La computación de alto rendimiento, la migración desde equipos Unix y los servidores web son las principales fortalezas de Linux, según reconoce Taylor, en una declaración inusual para una empresa que no suele reconocer debilidades.
Taylor resume: "Mi trabajo de marketing consiste en descubrir si tenemos una buena historia que contar, y hacerlo. Y si no la tenemos, el tecnológico consiste en construir esa historia".
Microsoft asegura que la estrategia está dando resultado. Hay 84 empresas, explica, que han cambiado de Linux a Windows, entre ellas la española Fincas Corral. "Linux siempre estará ahí", reflexiona Taylor. "Lo único que queremos es que los clientes analicen las posibilidades. Si podemos ayudarles, ojalá nos elijan. Y si no lo hacen, ojalá nos digan por qué".
No es la primera vez que Taylor se enfrenta a un tema complejo. Este ejecutivo lleva 12 años en Microsoft, en los que se ha hecho cargo de temas espinosos como la relación con los clientes, que Microsoft reconoce haber descuidado demasiado tiempo. Todo ello demuestra la confianza que ha puesto en él su presidente, Steve Ballmer, y por eso, la revista Business 2.0 le ha identificado como uno de los baby bills, es decir, un posible sucesor de Bill Gates y Ballmer cuando éstos se retiren. Taylor, que bromea y sonríe con frecuencia, ríe a carcajadas cuando se le pregunta al respecto, y contesta con sabiduría: "Yo sólo voy al trabajo cada día para tratar de resolver problemas y colaborar con el equipo".
Microsoft reconoce que le costó algún tiempo darse cuenta de que Linux está aquí para quedarse. Este sistema operativo, que puede modificarse, copiarse y distribuirse libremente, es ya la mayor amenaza competitiva que tiene la compañía, y Martin Taylor es el hombre elegido para hacerle frente. Su cargo exacto es "director general de estrategia de plataforma", pero bajo la compleja denominación se esconde un trabajo muy simple: averiguar cuál es la mejor manera de competir con Linux, y ganar.
La de Taylor es una tarea extraordinariamente compleja. No es que Microsoft no sepa competir; lleva haciéndolo más de veinte años. Pero Linux no es una empresa, es un sistema operativo que desarrollan diferentes compañías y miles de voluntarios. Además, algunas administraciones públicas, como la andaluza o la extremeña, lo han hecho por motivos políticos, es decir, para reducir la dependencia de software extranjero y tratar de crear una industria local. Es un desafío competitivo complejo y mutante, completamente distinto a cualquier otro al que Microsoft se haya enfrentado.
La compañía de Seattle se ha pasado algún tiempo tratando de descalificar a Linux porque era el "cáncer" de la industria. Ahora reconoce su importancia: "Cuando un sistema está instalado en tres millones de servidores, tiene un 18% de cuota de mercado y hay gente en todo el mundo que está examinándolo, es una realidad", reconoce Taylor. ¿Es posible que Linux haya convertido a Microsoft en una empresa mejor? "Sin duda", asegura. "La competencia es buena. Si el Real Madrid ganara todos sus partidos, dejaría de esforzarse y el juego perdería interés".
El juego ha comenzado. La estrategia tiene tres patas: el marketing, la tecnología y el trabajo con los equipos locales. Este último es fundamental porque, como reconoce Taylor, "Múnich tiene intereses diferentes a los de Extremadura o Nueva York".
En el marketing, Microsoft ha investigado por qué Linux es tan atractivo para empresas y administraciones y asegura haber descubierto que, en muchos casos, la elección "se ha basado en emociones y no en datos creíbles". Microsoft ha puesto en marcha investigaciones de mercado que intentan desmentir que Linux sea más barato y seguro que Windows (se pueden consultar en microsoft.com/spain/hechos).
Microsoft reconoce que necesita una segunda pata, la tecnológica, para competir. La computación de alto rendimiento, la migración desde equipos Unix y los servidores web son las principales fortalezas de Linux, según reconoce Taylor, en una declaración inusual para una empresa que no suele reconocer debilidades.
Taylor resume: "Mi trabajo de marketing consiste en descubrir si tenemos una buena historia que contar, y hacerlo. Y si no la tenemos, el tecnológico consiste en construir esa historia".
Microsoft asegura que la estrategia está dando resultado. Hay 84 empresas, explica, que han cambiado de Linux a Windows, entre ellas la española Fincas Corral. "Linux siempre estará ahí", reflexiona Taylor. "Lo único que queremos es que los clientes analicen las posibilidades. Si podemos ayudarles, ojalá nos elijan. Y si no lo hacen, ojalá nos digan por qué".
No es la primera vez que Taylor se enfrenta a un tema complejo. Este ejecutivo lleva 12 años en Microsoft, en los que se ha hecho cargo de temas espinosos como la relación con los clientes, que Microsoft reconoce haber descuidado demasiado tiempo. Todo ello demuestra la confianza que ha puesto en él su presidente, Steve Ballmer, y por eso, la revista Business 2.0 le ha identificado como uno de los baby bills, es decir, un posible sucesor de Bill Gates y Ballmer cuando éstos se retiren. Taylor, que bromea y sonríe con frecuencia, ríe a carcajadas cuando se le pregunta al respecto, y contesta con sabiduría: "Yo sólo voy al trabajo cada día para tratar de resolver problemas y colaborar con el equipo".