Aunque Telefónica ya había comenzado a integrar parte de la estructura de Terra, tras la opa de mayo de 2003, que le permitió aumentar por encima del 70 por ciento su participación en la empresa de Internet, la absorción del portal multiplica las sinergias entre las empresas.
Aunque Terra se mantendrá previsiblemente como entidad jurídica dentro de Telefónica, su estructura corporativa será asumida desde la matriz, lo que significará la desaparición de las direcciones de finanzas, recursos humanos y márketing, entre otras, con el consiguiente ahorro de costes para el grupo. En España, Terra quedará como proveedor de contenidos de valor añadido para la oferta de ADSL de Telefónica, como ya ocurre, por ejemplo, con Imagenio, que ofrece televisión a la carta a los clientes de la operadora.
La integración liberará a la empresa de competir con su matriz en el mercado de acceso a Internet a través de ADSL, en el que era claro perdedor. Aquí se está librando la verdadera batalla en el negocio de las telecomunicaciones fijas y Telefónica no quiere perder su posición de dominio en este segmento. Terra suma algo menos de 200.000 clientes de ADSL, pero su crecimiento era casi vegetativo, mientras Telefónica de España ha multiplicado su número de clientes el último año hasta superar los 1,5 millones.
La absorción acaba con la absurda posición de Terra en este negocio, que mes tras mes ha visto como la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones (CMT) frena sus ofertas comerciales, al considerar a la empresa como dominante a pesar de sus 200.000 clientes por estar controlada por Telefónica.
Marcas
En otras integraciones de portales en sus matrices, como Wanadoo en France Télécom y T-Online en Deutsche Telekom, las compañías han optado por mantener las marcas de sus filiales para lanzar sus ofertas integradas de ADSL con llamadas telefónicas, el último campo de batalla en telecomunicaciones. La fortaleza de marca de Telefónica indica que en España no será así.
El futuro de Terra parece menos claro al otro lado del Atlántico. En Brasil, por ejemplo, la compañía ofrece acceso a Internet en regiones a la que Telesp, su filial de telefonía fija, no llega, por lo que será complicado traspasar el negocio de accesos a esta empresa. En México, Telefónica no participa en ninguna operadora fija, por lo que la desaparición de la empresa en los accesos a Internet también se antoja complicada.
En cualquier caso, la operación favorece a Telefónica desde casi todos los prismas. Además del ahorro en estructura empresarial, la integración da acceso a la operadora a una tesorería de 470 millones de euros y abre las puertas a mayores beneficios fiscales, debido a la mayor accesibilidad al crédito fiscal que acumula desde su creación la compañía que preside Kim Faura.
Sea como filial al cien por cien o como mera unidad de negocio, Terra podrá dedicar su potencial a la provisión de nuevos contenidos para la banda ancha de Telefónica de España. Esta compañía fundamenta gran parte de su futuro en la capacidad de generar mayores ingresos por cliente en los próximos meses, y compensar así el menor peso del negocio de la voz, fagocitado por la telefonía móvil.
¿Vendo ya, me quedo las "telefónicas" o voy a la guerra?
La propuesta de fusión entre Telefónica y Terra ha abierto nuevos interrogantes para los accionistas del portal de Internet, que se preguntan ahora qué hacer con sus títulos. La opción más sencilla sería la conocida como pájaro en mano: darse por satisfecho con los niveles en los que cotiza la acción ahora "en máximos de dos años y medio" y vender los títulos en el mercado; la segunda posibilidad consistiría en esperar a que los consejos de ambas compañías aprueben la fusión, con lo que el accionista vería, quiera o no, cómo sus terras se transforman en títulos de Telefónica, en una proporción de nueve de la filial por cada dos de la matriz.
De estas dos posibilidades, con los precios de cierre de ayer "Telefónica subió un 0,69%, hasta 14,56 euros, mientras Terra perdió un 0,3%, hasta 3,29 euros", resultaría más interesante la primera opción, ya que si el accionista de Terra vendiera nueve títulos en el mercado obtendría 29,61 euros, mientras que si las canjeara por telefónicas recibiría acciones valoradas en 29,12 euros.
Sin embargo, la segunda opción sería más interesante para aquellos que vean mayor potencial en Telefónica, ya que se ahorrarán la comisión de venta de Terra y las de compra de la operadora de telecomunicaciones. La tercera vía, la más compleja, está en plantear la batalla legal. Los accionistas representados por las asociaciones Accter y Adicae ya han levantado la espada. Afirman que Telefónica "se está saltando descaradamente el espíritu de la ley de opas. Se salen de la regulación del mercado para acudir a la antigua Ley de Sociedades y el accionista no podrá hacer nada para impedir que sus títulos de Terra se los cambien por otros de Telefónica", dice Julián de Fabián, presidente de Accter.
Otras fuentes jurídicas, sin embargo, recuerdan que hay precedentes de fusiones, "también polémicas, como algunas de constructoras", que ya han seguido este camino y, por lo tanto, hay jurisprudencia en este sentido. Xavier Freixes, de Cuatrecasas, cree que la CNMV pedirá una evaluación independiente del canje, adicional a la obligada por ley.
Expansión Directo
Aunque Terra se mantendrá previsiblemente como entidad jurídica dentro de Telefónica, su estructura corporativa será asumida desde la matriz, lo que significará la desaparición de las direcciones de finanzas, recursos humanos y márketing, entre otras, con el consiguiente ahorro de costes para el grupo. En España, Terra quedará como proveedor de contenidos de valor añadido para la oferta de ADSL de Telefónica, como ya ocurre, por ejemplo, con Imagenio, que ofrece televisión a la carta a los clientes de la operadora.
La integración liberará a la empresa de competir con su matriz en el mercado de acceso a Internet a través de ADSL, en el que era claro perdedor. Aquí se está librando la verdadera batalla en el negocio de las telecomunicaciones fijas y Telefónica no quiere perder su posición de dominio en este segmento. Terra suma algo menos de 200.000 clientes de ADSL, pero su crecimiento era casi vegetativo, mientras Telefónica de España ha multiplicado su número de clientes el último año hasta superar los 1,5 millones.
La absorción acaba con la absurda posición de Terra en este negocio, que mes tras mes ha visto como la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones (CMT) frena sus ofertas comerciales, al considerar a la empresa como dominante a pesar de sus 200.000 clientes por estar controlada por Telefónica.
Marcas
En otras integraciones de portales en sus matrices, como Wanadoo en France Télécom y T-Online en Deutsche Telekom, las compañías han optado por mantener las marcas de sus filiales para lanzar sus ofertas integradas de ADSL con llamadas telefónicas, el último campo de batalla en telecomunicaciones. La fortaleza de marca de Telefónica indica que en España no será así.
El futuro de Terra parece menos claro al otro lado del Atlántico. En Brasil, por ejemplo, la compañía ofrece acceso a Internet en regiones a la que Telesp, su filial de telefonía fija, no llega, por lo que será complicado traspasar el negocio de accesos a esta empresa. En México, Telefónica no participa en ninguna operadora fija, por lo que la desaparición de la empresa en los accesos a Internet también se antoja complicada.
En cualquier caso, la operación favorece a Telefónica desde casi todos los prismas. Además del ahorro en estructura empresarial, la integración da acceso a la operadora a una tesorería de 470 millones de euros y abre las puertas a mayores beneficios fiscales, debido a la mayor accesibilidad al crédito fiscal que acumula desde su creación la compañía que preside Kim Faura.
Sea como filial al cien por cien o como mera unidad de negocio, Terra podrá dedicar su potencial a la provisión de nuevos contenidos para la banda ancha de Telefónica de España. Esta compañía fundamenta gran parte de su futuro en la capacidad de generar mayores ingresos por cliente en los próximos meses, y compensar así el menor peso del negocio de la voz, fagocitado por la telefonía móvil.
¿Vendo ya, me quedo las "telefónicas" o voy a la guerra?
La propuesta de fusión entre Telefónica y Terra ha abierto nuevos interrogantes para los accionistas del portal de Internet, que se preguntan ahora qué hacer con sus títulos. La opción más sencilla sería la conocida como pájaro en mano: darse por satisfecho con los niveles en los que cotiza la acción ahora "en máximos de dos años y medio" y vender los títulos en el mercado; la segunda posibilidad consistiría en esperar a que los consejos de ambas compañías aprueben la fusión, con lo que el accionista vería, quiera o no, cómo sus terras se transforman en títulos de Telefónica, en una proporción de nueve de la filial por cada dos de la matriz.
De estas dos posibilidades, con los precios de cierre de ayer "Telefónica subió un 0,69%, hasta 14,56 euros, mientras Terra perdió un 0,3%, hasta 3,29 euros", resultaría más interesante la primera opción, ya que si el accionista de Terra vendiera nueve títulos en el mercado obtendría 29,61 euros, mientras que si las canjeara por telefónicas recibiría acciones valoradas en 29,12 euros.
Sin embargo, la segunda opción sería más interesante para aquellos que vean mayor potencial en Telefónica, ya que se ahorrarán la comisión de venta de Terra y las de compra de la operadora de telecomunicaciones. La tercera vía, la más compleja, está en plantear la batalla legal. Los accionistas representados por las asociaciones Accter y Adicae ya han levantado la espada. Afirman que Telefónica "se está saltando descaradamente el espíritu de la ley de opas. Se salen de la regulación del mercado para acudir a la antigua Ley de Sociedades y el accionista no podrá hacer nada para impedir que sus títulos de Terra se los cambien por otros de Telefónica", dice Julián de Fabián, presidente de Accter.
Otras fuentes jurídicas, sin embargo, recuerdan que hay precedentes de fusiones, "también polémicas, como algunas de constructoras", que ya han seguido este camino y, por lo tanto, hay jurisprudencia en este sentido. Xavier Freixes, de Cuatrecasas, cree que la CNMV pedirá una evaluación independiente del canje, adicional a la obligada por ley.
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