Es necesario que estas cuestiones bajen a la calle, es necesario que comentarios como el que nos ocupa llegue a los oídos y a los ojos del ciudadano fuera de la red, porque es necesario que el ciudadano empiece ya a percibir con claridad que lo que estamos ventilando en estas últimas semanas no es cosa de internautas y de gente esta tan tecnológica, sino que afecta a derechos esenciales de la ciudadanía entera.
Cuando hablo con padres de familia en algunas de las charlas que doy de cuando en cuando, siempre, indefectiblemente, hay muchos que creen que su hijo puede ir a la cárcel por bajarse música: la intoxicación apropiacionista hace su mella. Y siempre les digo lo mismo: bajarse música de la red es legal; y suponiendo -como mera y absurda hipótesis de trabajo- que no lo fuera, estaríamos ante un ilícito civil absolutamente impune por imposibilidad de probarlo (no hay «patada en la puerta» ni «pinchazo de telecomunicaciones» que valgan en materia civil), así que deje en paz al chaval y que se descargue lo que quiera; pero vigile, porque ese peligro que usted intuye existe, existe y es cierto e inminente, aunque no tiene nada que ver con las descargas y sí con las libertades cívicas, lea la Constitución (concretamente el título I, capítulo segundo, sección primera) y piense que más de la mitad de ese contenido está muy seriamente comprometido por la servidumbre del Gobierno a los intereses espúreos de las cúpulas de las entidades de gestión de derechos peseteros de autor y ahora, además, no sólo de estas, sino también de «asociaciones similares» (de la cuerda de éstas, of course).
Este editorial de «ABC» me va a ser muy útil para apoyar la credibilidad de mis argumentos. No exagero, señores: lean esto. Y no me dirán que «ABC» es un periódico revolucionario, precisamente
Artículo de Javier Cuchí en El Incordio
Cuando hablo con padres de familia en algunas de las charlas que doy de cuando en cuando, siempre, indefectiblemente, hay muchos que creen que su hijo puede ir a la cárcel por bajarse música: la intoxicación apropiacionista hace su mella. Y siempre les digo lo mismo: bajarse música de la red es legal; y suponiendo -como mera y absurda hipótesis de trabajo- que no lo fuera, estaríamos ante un ilícito civil absolutamente impune por imposibilidad de probarlo (no hay «patada en la puerta» ni «pinchazo de telecomunicaciones» que valgan en materia civil), así que deje en paz al chaval y que se descargue lo que quiera; pero vigile, porque ese peligro que usted intuye existe, existe y es cierto e inminente, aunque no tiene nada que ver con las descargas y sí con las libertades cívicas, lea la Constitución (concretamente el título I, capítulo segundo, sección primera) y piense que más de la mitad de ese contenido está muy seriamente comprometido por la servidumbre del Gobierno a los intereses espúreos de las cúpulas de las entidades de gestión de derechos peseteros de autor y ahora, además, no sólo de estas, sino también de «asociaciones similares» (de la cuerda de éstas, of course).
Este editorial de «ABC» me va a ser muy útil para apoyar la credibilidad de mis argumentos. No exagero, señores: lean esto. Y no me dirán que «ABC» es un periódico revolucionario, precisamente
Artículo de Javier Cuchí en El Incordio