J. F. ALONSO / MADRID / ABC - Ok, Lindsay, es tu turno.
- Hoy vamos a hablar de Patty. La mejor característica de Patty es que es estúpida, estúpida y fea. Todo lo que hace es feo. Miren cómo come, miren su cara. Mírenla, tiene el pelo grasoso y uñas sucias, me dan ganas de vomitar...
Y, unos minutos después, el mensaje que se quiere transmitir: «Si no lo dirías en persona, ¿por qué hacerlo por internet? Borra el ciberacoso. No lo escribas. No lo reenvíes».
Internet ha sido (aún es, para qué engañarse) un paraíso para los «trolls» (traducción: persona que solo busca provocar intencionadamente a los usuarios o lectores). La red (foros, redes sociales, blogs) está llena de comentarios malsonantes, en el mejor de los casos, o incluso de amenazas directas que requieren la intervención de la Policía, como les ha ocurrido a Eva Hache y Juanma Castaño. «La Policía Nacional detiene a un tuitero e imputa a otros tres por amenazar de muerte a un prestigioso periodista deportivo», anunció vía Twitter la Policía el pasado martes.
«Existe una leyenda urbana por la que parece que en internet todo el mundo puede hacer lo que quiera, pero noticias como estas demuestran que nadie es impune, que esto no es la ley de la selva», asegura Víctor Domingo, presidente de la Asociación de Internautas. Domingo destaca que todavía hay mucha gente que cree que «el mundo virtual no tiene relación con el real, que es un territorio anónimo», y cita como ejemplo las redes de pederastia desarticuladas continuamente por la Policía. «Los pederastas siguen sin saber que se puede seguir su rastro».
En internet también se deja huella. Lo que se escribe puede tener consecuencias. Así parece que ocurre ahora con comentarios inoportunos o amenazantes. He aquí algunos ejemplos de estos días: el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, destituyó a Fernando Autrán, coordinador general de Circulación, por considerar inaceptables sus comentarios en Twitter sobre el grupo Prisa; la candidata del PP al Senado por Mallorca Francisca Pol dimitió por publicar en Facebook un fotomontaje de la ministra Chacón semidesnuda; y, al cabo, la Policía detuvo a los autores de las amenazas a dos rostros conocidos de la televisión, Eva Hache y Juanma Castaño. «No he denunciado insultos, esos ya los damos por incluidos en nuestro trabajo. Sí frases como "vamos a acuchillar a ese gusano"», según explicó el presentador de Cuatro.
Los comentarios de las noticias sobre fútbol y política acostumbran a estar llenos de improperios. Varios periódicos deportivos tuvieron que cerrar sus foros recientemente por los insultos dirigidos al segundo entrenador del Barcelona, Tito Vilanova, tras pasar por el quirófano. Y la etiqueta #AnimoAznar, en Twitter, sirvió hace días para «festejar» con bromas de mal gusto la supuesta muerte del ex presidente del Gobierno. En Ecuador, el presidente Correa denunció mensajes como este en su Twitter: «Los que te vamos a matar te saludamos».
La Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) ha tramitado en los últimos meses varios procedimientos sobre casos de suplantación de identidad en las redes sociales, una de las tendencias más «de moda» en el lado oscuro de internet (sobre todo en España, según los datos de Eurostat). Empieza a ser frecuente, por ejemplo, el caso de ex parejas que cuelgan fotografías, vídeos o mensajes agresivos. Un caso característico de estos nuevos tiempos se refleja en la resolución R/01716/2011 de la AEPD. Según los hechos probados, «la actual pareja de la ex pareja» de la denunciante creó un perfil en la red social Badoo en la que tecleó este anuncio: «Quiero quedar y follar con un chico de 22-40». En el perfil se incluía una fotografía de la denunciante que empezó a recibir todo tipo de llamadas imaginables y una descripción relativa a sus preferencias sexuales. El caso se saldó con una sanción de 2.000 euros. La Policía Nacional, que tiene más de 61.000 seguidores en su cuenta de Twitter (@policia), recuerda que «las amenazas graves, como otras formas de ciberacoso demostrado, suponen un delito perseguido por la Ley». La Brigada de Investigación Tecnológica de la Policía Nacional y el Grupo de Delitos Telemáticos de la Guardia Civil monitorizan continuamente la Red en busca de comportamientos delictivos. Así se encontraron con la alerta lanzada por Eva Hache en Twitter. Eran solo cinco palabras: «Hola, buenas noches, señor agente», y adjuntaba un «pantallazo» con alguno de los «tweets» de su ciberacosador, como «Yo que tu no saldría sola de casa», o «Voi al teatro i te apuñalo delante de todo el mundo» (sic).
- Hoy vamos a hablar de Patty. La mejor característica de Patty es que es estúpida, estúpida y fea. Todo lo que hace es feo. Miren cómo come, miren su cara. Mírenla, tiene el pelo grasoso y uñas sucias, me dan ganas de vomitar...
Y, unos minutos después, el mensaje que se quiere transmitir: «Si no lo dirías en persona, ¿por qué hacerlo por internet? Borra el ciberacoso. No lo escribas. No lo reenvíes».
Internet ha sido (aún es, para qué engañarse) un paraíso para los «trolls» (traducción: persona que solo busca provocar intencionadamente a los usuarios o lectores). La red (foros, redes sociales, blogs) está llena de comentarios malsonantes, en el mejor de los casos, o incluso de amenazas directas que requieren la intervención de la Policía, como les ha ocurrido a Eva Hache y Juanma Castaño. «La Policía Nacional detiene a un tuitero e imputa a otros tres por amenazar de muerte a un prestigioso periodista deportivo», anunció vía Twitter la Policía el pasado martes.
«Existe una leyenda urbana por la que parece que en internet todo el mundo puede hacer lo que quiera, pero noticias como estas demuestran que nadie es impune, que esto no es la ley de la selva», asegura Víctor Domingo, presidente de la Asociación de Internautas. Domingo destaca que todavía hay mucha gente que cree que «el mundo virtual no tiene relación con el real, que es un territorio anónimo», y cita como ejemplo las redes de pederastia desarticuladas continuamente por la Policía. «Los pederastas siguen sin saber que se puede seguir su rastro».
En internet también se deja huella. Lo que se escribe puede tener consecuencias. Así parece que ocurre ahora con comentarios inoportunos o amenazantes. He aquí algunos ejemplos de estos días: el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, destituyó a Fernando Autrán, coordinador general de Circulación, por considerar inaceptables sus comentarios en Twitter sobre el grupo Prisa; la candidata del PP al Senado por Mallorca Francisca Pol dimitió por publicar en Facebook un fotomontaje de la ministra Chacón semidesnuda; y, al cabo, la Policía detuvo a los autores de las amenazas a dos rostros conocidos de la televisión, Eva Hache y Juanma Castaño. «No he denunciado insultos, esos ya los damos por incluidos en nuestro trabajo. Sí frases como "vamos a acuchillar a ese gusano"», según explicó el presentador de Cuatro.
Los comentarios de las noticias sobre fútbol y política acostumbran a estar llenos de improperios. Varios periódicos deportivos tuvieron que cerrar sus foros recientemente por los insultos dirigidos al segundo entrenador del Barcelona, Tito Vilanova, tras pasar por el quirófano. Y la etiqueta #AnimoAznar, en Twitter, sirvió hace días para «festejar» con bromas de mal gusto la supuesta muerte del ex presidente del Gobierno. En Ecuador, el presidente Correa denunció mensajes como este en su Twitter: «Los que te vamos a matar te saludamos».
La Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) ha tramitado en los últimos meses varios procedimientos sobre casos de suplantación de identidad en las redes sociales, una de las tendencias más «de moda» en el lado oscuro de internet (sobre todo en España, según los datos de Eurostat). Empieza a ser frecuente, por ejemplo, el caso de ex parejas que cuelgan fotografías, vídeos o mensajes agresivos. Un caso característico de estos nuevos tiempos se refleja en la resolución R/01716/2011 de la AEPD. Según los hechos probados, «la actual pareja de la ex pareja» de la denunciante creó un perfil en la red social Badoo en la que tecleó este anuncio: «Quiero quedar y follar con un chico de 22-40». En el perfil se incluía una fotografía de la denunciante que empezó a recibir todo tipo de llamadas imaginables y una descripción relativa a sus preferencias sexuales. El caso se saldó con una sanción de 2.000 euros. La Policía Nacional, que tiene más de 61.000 seguidores en su cuenta de Twitter (@policia), recuerda que «las amenazas graves, como otras formas de ciberacoso demostrado, suponen un delito perseguido por la Ley». La Brigada de Investigación Tecnológica de la Policía Nacional y el Grupo de Delitos Telemáticos de la Guardia Civil monitorizan continuamente la Red en busca de comportamientos delictivos. Así se encontraron con la alerta lanzada por Eva Hache en Twitter. Eran solo cinco palabras: «Hola, buenas noches, señor agente», y adjuntaba un «pantallazo» con alguno de los «tweets» de su ciberacosador, como «Yo que tu no saldría sola de casa», o «Voi al teatro i te apuñalo delante de todo el mundo» (sic).