Alberto Ballestin en engadget en español.- Tras más de diez días de debate la Conferencia Mundial de Telecomunicaciones Internacionales celebrada en Dubái, Estados Unidos, Canadá, Australia, Gran Bretaña, Nueva Zelanda, los Países Bajos, Suecia, Dinamarca, Polonia y la República Checa han anunciado que no firmarán el tratado propuesto por la Unión Internacional de Telecomunicaciones, alegando que cada estado puede poner las normas que estime necesarias en su territorio, y que un control centralizado llevaría a una mayor censura. En el lado opuesto se encuentran Rusia, China, Argelia, Sudán, Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos, que creen que internet debería tener una estructura organizada bajo el techo de Naciones Unidas (en lugar del ICANN) y abandonar así la actual situación, con una red de redes que "no es de nadie".
Uno de los puntos más polémicos, y que prácticamente destruyó cualquier posibilidad de acuerdo, fue una enmienda presentada por los Estados Unidos y apoyada por sus aliados en la que se mencionaba la necesidad de "implementar estas regulaciones de forma que respete y mantenga las obligaciones de derechos humanos"; una frase criticada por China, partidaria de garantizar la "seguridad del estado". Irán y Argelia también se opusieron a la introducción de menciones a los derechos humanos en el texto, argumentando que un tratado que quiere sentar las bases para regular internet no es el lugar para hablar de esta materia.
Dado que la UIT adopta sus decisiones por consenso y ha sido imposible conseguir el visto bueno de un buen número de países, el ICANN seguirá regulando la estructura técnica de internet en lugar de la ONU, y serán los propios países los que controlen los contenidos accesibles localmente. E incluso si termina firmándose el tratado, que no será vigente hasta 2015, su validez será normativa y no legal, dado que cambiar la naturaleza de internet no es posible sin el apoyo de todos los estados. Todo sigue igual, por tanto, aunque el debate sobre el futuro de la red de redes volverá a reiniciarse antes o después.
[Foto: UIT, CC 2.0]
[Vía CNET (1 y 2), El Economista (1 y 2), Washington Post]
Uno de los puntos más polémicos, y que prácticamente destruyó cualquier posibilidad de acuerdo, fue una enmienda presentada por los Estados Unidos y apoyada por sus aliados en la que se mencionaba la necesidad de "implementar estas regulaciones de forma que respete y mantenga las obligaciones de derechos humanos"; una frase criticada por China, partidaria de garantizar la "seguridad del estado". Irán y Argelia también se opusieron a la introducción de menciones a los derechos humanos en el texto, argumentando que un tratado que quiere sentar las bases para regular internet no es el lugar para hablar de esta materia.
Dado que la UIT adopta sus decisiones por consenso y ha sido imposible conseguir el visto bueno de un buen número de países, el ICANN seguirá regulando la estructura técnica de internet en lugar de la ONU, y serán los propios países los que controlen los contenidos accesibles localmente. E incluso si termina firmándose el tratado, que no será vigente hasta 2015, su validez será normativa y no legal, dado que cambiar la naturaleza de internet no es posible sin el apoyo de todos los estados. Todo sigue igual, por tanto, aunque el debate sobre el futuro de la red de redes volverá a reiniciarse antes o después.
[Foto: UIT, CC 2.0]
[Vía CNET (1 y 2), El Economista (1 y 2), Washington Post]