iahorro.com .- Los puertos son otro concepto que es más probable que hayamos oído mencionar en algún momento, al sufrir problemas de conexión con algún programa de descarga o algún videojuego online. ¿Qué son los puertos y por qué deberíamos controlarlos?
Los puertos, las puertas de nuestro ordenador
La mejor definición de un puerto es la siguiente: un puerto es una puerta virtual de nuestro ordenador por la que entran y salen datos hacia otro ordenador. Es una ligera simplificación de la realidad, porque el cometido de los puertos es simplemente ese, indicar la puerta de acceso a un equipo.
Los puertos no funcionan por sí solos, sino que necesitan acompañar a una dirección IP, de esta forma tenemos una dirección virtual que nos indica el equipo hacia el que se dirigen los datos y el puerto de acceso de los mismos. Este conjunto de dirección IP y puerto se llama socket y tiene una pinta tal que así, 192.168.1.105:6557, donde 192.168.1.105 es la dirección IP y 6557 el puerto.
Existe una serie de puertos, concretamente del 0 al 1023, que el sistema tiene reservados. Estos tienen un número asignado y no pueden ser modificados. Por ejemplo tenemos el puerto 80, usado por los navegadores web como Internet Explorer, Firefox o Chrome, o el puerto 110, que está reservado para el uso del correo electrónico
Pero existe un rango de puertos, desde el 1024 hasta el 65535 que pueden ser usados por el resto de aplicaciones y juegos como por ejemplo BitTorrent, World of Warcraft, Skype y el resto. Es en este punto donde se puede encontrar la clave para solucionar los posibles problemas de conexión de estos y otros programas.
En ocasiones nuestro programa de descarga no baja a la velocidad correcta, nuestras videoconferencias son muy lentas o nuestro juego online no funciona. Normalmente la causa de estos problemas es que los puertos que utilizan no están abiertos.
Por seguridad casi todos los puertos, salvo los reservados por el sistema, están cerrados. Así que en muchas ocasiones tendremos que abrir manualmente dichos puertos desde la configuración de nuestro router si queremos que el funcionamiento sea correcto.
Si os estáis preguntando cómo se hace esto, siento deciros que no hay un método universal para ello. Aunque el proceso es siempre igual, la forma de acceder a la configuración de los puertos depende de cada router. Lo mejor que podéis hacer es buscar en Google el modelo de vuestro router junto con la clásica frase "cómo abrir puertos".
Para facilitar esta tarea, casi todos los routers y programas tienen disponible la opción de redireccionamiento uPnP. Sin entrar en demasiada faena sólo hay que decir que el uPnP se encarga de abrir y cerrar los puertos necesarios automáticamente durante el proceso de conexión. De esta forma nos ahorraremos mucho trabajo.
Por último, si deseáis saber si un puerto en concreto está abierto en vuestro ordenador, podéis hacerlo desde este escaneador online de la Asociación de Internautas. Así estaréis seguros de si podéis utilizarlo o si debéis abrirlo antes.
Navegar por internet es sin duda necesario y útil para trabajar y disfrutar, pero es importante conocer las bases de la seguridad en la navegación para no llevarnos sorpresas desagradables.
Los puertos, las puertas de nuestro ordenador
La mejor definición de un puerto es la siguiente: un puerto es una puerta virtual de nuestro ordenador por la que entran y salen datos hacia otro ordenador. Es una ligera simplificación de la realidad, porque el cometido de los puertos es simplemente ese, indicar la puerta de acceso a un equipo.
Los puertos no funcionan por sí solos, sino que necesitan acompañar a una dirección IP, de esta forma tenemos una dirección virtual que nos indica el equipo hacia el que se dirigen los datos y el puerto de acceso de los mismos. Este conjunto de dirección IP y puerto se llama socket y tiene una pinta tal que así, 192.168.1.105:6557, donde 192.168.1.105 es la dirección IP y 6557 el puerto.
Existe una serie de puertos, concretamente del 0 al 1023, que el sistema tiene reservados. Estos tienen un número asignado y no pueden ser modificados. Por ejemplo tenemos el puerto 80, usado por los navegadores web como Internet Explorer, Firefox o Chrome, o el puerto 110, que está reservado para el uso del correo electrónico
Pero existe un rango de puertos, desde el 1024 hasta el 65535 que pueden ser usados por el resto de aplicaciones y juegos como por ejemplo BitTorrent, World of Warcraft, Skype y el resto. Es en este punto donde se puede encontrar la clave para solucionar los posibles problemas de conexión de estos y otros programas.
En ocasiones nuestro programa de descarga no baja a la velocidad correcta, nuestras videoconferencias son muy lentas o nuestro juego online no funciona. Normalmente la causa de estos problemas es que los puertos que utilizan no están abiertos.
Por seguridad casi todos los puertos, salvo los reservados por el sistema, están cerrados. Así que en muchas ocasiones tendremos que abrir manualmente dichos puertos desde la configuración de nuestro router si queremos que el funcionamiento sea correcto.
Si os estáis preguntando cómo se hace esto, siento deciros que no hay un método universal para ello. Aunque el proceso es siempre igual, la forma de acceder a la configuración de los puertos depende de cada router. Lo mejor que podéis hacer es buscar en Google el modelo de vuestro router junto con la clásica frase "cómo abrir puertos".
Para facilitar esta tarea, casi todos los routers y programas tienen disponible la opción de redireccionamiento uPnP. Sin entrar en demasiada faena sólo hay que decir que el uPnP se encarga de abrir y cerrar los puertos necesarios automáticamente durante el proceso de conexión. De esta forma nos ahorraremos mucho trabajo.
Por último, si deseáis saber si un puerto en concreto está abierto en vuestro ordenador, podéis hacerlo desde este escaneador online de la Asociación de Internautas. Así estaréis seguros de si podéis utilizarlo o si debéis abrirlo antes.
Navegar por internet es sin duda necesario y útil para trabajar y disfrutar, pero es importante conocer las bases de la seguridad en la navegación para no llevarnos sorpresas desagradables.