Jornada 25 Aniversario Asociacion de Internautas


OPINION DE ENRIQUE DANS en expansion

Propiedad intelectual y gentuza.


Mi columna de esta semana en Expansión se titula “Propiedad intelectual y gentuza” (pdf), y resume toda una manera de hacer política: la de un presidente que se reúne a puerta cerrada con implicados en escándalos de corrupción, un ministro que únicamente se sienta con las entidades de gestión de la propiedad intelectual, y unas leyes que nos afectan e interesan a todos, pero que escriben ellos y que nosotros solo llegamos a ver cuando son promulgadas.




Enrique Dans - ¿Por qué esta “casta política” corrupta y clientelista se niega a escuchar a los ciudadanos a los que se supone (ja,ja, ja!) que representan? ¿Por qué no quiere escuchar los argumentos de quienes pensamos que los problemas de la propiedad intelectual en torno a los que tiene necesariamente que girar su rediseño no tienen nada que ver con la búsqueda de mejores sistemas punitivos (que han demostrado no funcionar en NINGUNO de los países en los que han sido adoptados) y sí de construir mejores sistemas basados en el potencial de la red para ofrecer catálogo y alternativas mediante sistemas de explotación razonables? ¿Cómo pretenden que funcionen las alternativas a las descargas, cuando estas son malas, ofrecen catálogos incompletos, tienen precios demasiado elevados, carecen de disponibilidad por culpa de insostenibles ventanas de explotación, o son propuestos por idiotas que insultan a los que deberían ser sus usuarios?

No, el problema no es internet, ni son sus usuarios. El problema está en esos que van de “casta biempensante” y que siempre tienen la puerta abierta para reunirse con el presidente o con el ministro. El presidente o el ministro que no quieren hablar con los usuarios porque, según ellos, somos únicamente gentuza. El lobby (¿o debería usar otro calificativo?) de la propiedad intelectual pone a ocho interlocutores, y si creen que necesitan más, lleva más, porque todos son bienvenidos en un ministerio que ven directamente como “suyo”, mientras los ciudadanos no podemos poner a nadie, porque sencillamente no somos invitados a participar en un proceso en el que deberíamos ser actores principales, porque para eso somos el mercado que justifica todo lo demás (y no solo el mercado, sino los ciudadanos teóricamente representados por esos políticos que toman las decisiones). Pero no, la gentuza no entra en palacio. Se niegan a hablar y a ver los argumentos de esa “gentuza” con cuyos votos (supuestamente) están ahí. ¿Estamos seguros que “la gentuza” somos nosotros? En esas dos reuniones se resume toda una forma de hacer y entender la política. Una forma de hacer y entender la política que debería justificar por sí sola que echásemos con cajas destempladas a todos aquellos que la consideran aceptable.

Al final, aprobarán en “su” consejo de ministros la ley que aprobaron “con los suyos”: corruptos reunidos con corruptos haciendo las leyes que supuestamente nos afectan a todos. Y nosotros, lógicamente, las desobedeceremos. ¿Por qué? ¿Porque somos “gentuza”? No, porque es lo que debemos hacer. Cada día está más claro.

A continuación, el texto completo de la columna junto con los enlaces que la documentan:


Propiedad intelectual y gentuza

Tras recibir Mariano Rajoy a puerta cerrada a finales del pasado enero al representante del lobby del cine norteamericano, Christopher Dodd, parecen haber surgido muchas prisas en España por la revisión de la ley de Propiedad Intelectual. No hay más que ver la página en Wikipedia del sujeto con el que nuestro presidente se reunió a puerta cerrada para entender muchas cosas: un ex-senador que se vio obligado a dejar la política tras su implicación en al menos cuatro sonados escándalos de corrupción.

Tras la misteriosa reunión, la Asociación de Internautas obtiene un borrador de dicha reforma, y vemos horrorizados cómo pretende criminalizar el enlace, limitar los supuestos de copia privada, y universalizar el pago del canon: todo en uno, al gusto de los de siempre.

En realidad, una reforma que caracteriza toda una manera de hacer política: tras la cita con Dodd, el ministro de Cultura se reunió con las ocho entidades de gestión de derechos de autor para perpetrar la citada reforma. Con ellos… y con nadie más. Por supuesto, ¿con quien más se iba a reunir el ministro? ¿Con quienes consumen cultura? ¿Para qué? ¿Le preocupa lo más mínimo al ministro entender las dinámicas del consumo cultural, los problemas de los usuarios, la falta de oferta digna, o el que no exista ningún sitio que ofrezca en condiciones razonables un catálogo realmente completo? ¿Le interesa entender que ninguna medida coercitiva ha surtido jamás efecto en ningún país del mundo? No, al ministro solo le interesa conocer lo que piensan esas ocho entidades de gestión. Con usuarios no habla, probablemente porque opina que son todos unos ladrones. Gentuza.

Es la vieja política: las leyes las perpetran los lobbies a su antojo, y el gobierno va y las aprueba. Si tienes padrinos, te bautizas. Los ciudadanos, los usuarios, los votantes, los afectados por esas leyes, no cuentan lo más mínimo. Solo gentuza. Ya vendrán.

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