El Blog de Enrique Dans.- El único de los grandes fabricantes que consigue mínimamente salvarse de la quema es Lenovo, que sencillamente mantiene sus resultados con un crecimiento nulo. El resto oscila entre el más del 30% del desplome de Acer o el 23% de HP, hasta el 20% de Asus o el 11% de Dell. Apple, considerada una de las principales culpables de esta caída, desciende en su linea de ordenadores personales un 7,5%, aunque por supuesto compensa ampliamente con el dominio que posee en un mercado tablet en fuerte crecimiento.
La lectura de la mayoría de los analistas no deja lugar a dudas a la hora de buscar al que se considera el principal artífice de la caída: Microsoft. Un sistema, Windows 8, que claramente no ha cumplido sus expectativas de generar demanda, y que ha terminado de destrozarlo al generar una fortísima confusión en el mercado. Y no, no porque sea un mal sistema. Es, simplemente, un compromiso equivocado, que introduce incertidumbre entre los que usaban versiones anteriores porque se sienten como teniendo que aprender a utilizarlo de nuevo, entre quienes no acaban de saber si necesitan un interfaz táctil o no pero que no ven mucho sentido a trabajar con el dedo en la pantalla, o quienes no acaban de entender la idea de la uniformidad de interfaz para dispositivos de tipos diferentes.
El resultado final es la caída de los precios de las máquinas con Windows 8 porque no se terminan de vender, mientras sus smartphones y sus tablets sufren un rechazo similar. En un mercado necesitado de diversidad, y teniendo una organización y unos productos razonablemente competitivos, Microsoft no ha conseguido encontrar su sitio, y su caída sin precedentes ha terminado por lastrar duramente la demanda de todo el mercado de PCs.
Hay un nuevo mercado ahí fuera. Toca replantear estrategias.
La lectura de la mayoría de los analistas no deja lugar a dudas a la hora de buscar al que se considera el principal artífice de la caída: Microsoft. Un sistema, Windows 8, que claramente no ha cumplido sus expectativas de generar demanda, y que ha terminado de destrozarlo al generar una fortísima confusión en el mercado. Y no, no porque sea un mal sistema. Es, simplemente, un compromiso equivocado, que introduce incertidumbre entre los que usaban versiones anteriores porque se sienten como teniendo que aprender a utilizarlo de nuevo, entre quienes no acaban de saber si necesitan un interfaz táctil o no pero que no ven mucho sentido a trabajar con el dedo en la pantalla, o quienes no acaban de entender la idea de la uniformidad de interfaz para dispositivos de tipos diferentes.
El resultado final es la caída de los precios de las máquinas con Windows 8 porque no se terminan de vender, mientras sus smartphones y sus tablets sufren un rechazo similar. En un mercado necesitado de diversidad, y teniendo una organización y unos productos razonablemente competitivos, Microsoft no ha conseguido encontrar su sitio, y su caída sin precedentes ha terminado por lastrar duramente la demanda de todo el mercado de PCs.
Hay un nuevo mercado ahí fuera. Toca replantear estrategias.