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   Noticias - 22/Junio/00
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Alguien miente: la tarifa plana no colapsaría la red

Telefónica no tardó ni un día. En cuanto la ministra Anna Birulés anunció tarifa plana, comenzaron a llegar amenazas: colapsará la red de telefonía básica. En Estados Unidos las operadoras intentaron la misma estrategia para cobrar por tiempo de navegación. Los informes encargados por los internautas les quitaron la razón. El teléfono todavía funciona en EEUU 
 

ARIADNA - EL MUNDO. Laura Gómez.
   
La famosa y peleada tarifa plana está a punto de ser aprobada por el Gobierno. Sin embargo, su llegada no está exenta de polémica entre quienes afirman que supone un riesgo para la estabilidad de la red telefónica tradicional y quienes defienden su inocencia con estudios técnicos en la mano. La contienda está servida.

Como viene siendo habitual siempre que el Gobierno menciona la expresión “tarifa plana”, ya sea como globo sonda o como declaración de intenciones, Telefónica ha advertido sobre las consecuencias que esta medida podría tener sobre el resto del tráfico que tiene lugar a través de la Red Telefónica Básica, correspondiente a las llamadas de voz. Pero estas llamadas a la cautela parecen contradecirse con dos informes técnicos esgrimidos por la Asociación de Internautas [dossier Tarifa Plana].

En los citados estudios, procedentes de Estados Unidos, se demuestra que la aprobación de este modelo tarifario no afectó al tráfico de llamadas de voz en aquel país.

DESMENTIDO

En agosto de 1997, Estados Unidos atravesaba una situación que podría asemejarse a la española dentro de unos meses. Las operadoras, que ya ofrecían tarifa plana para las conexiones a Internet, protestaron por las supuestas consecuencias negativas que tenía el tráfico de la Red sobre las llamadas telefónicas tradicionales. La Administración estadounidense encargó y publicó entonces un informe que indicaba lo contrario.

“La base de datos de incidencias de la red telefónica no contiene ningún caso que se pueda achacar a fallos de Internet”. Así de contundente se mostraba el informe Analyzing communication networks that support national security, elaborado por la división de servicio al consumidor del National Communications System (NCS), organismo oficial encargado de garantizar la estabilidad de la infraestructura crítica de comunicaciones en Estados Unidos.

En este informe se señalaba que el peligro no residía en la posibilidad de que el incremento de conexiones a Internet pusiera en peligro la red nacional de telefonía, sino que, al contrario, cualquier problema o corte en la red telefónica sí podría afectar directamente al tráfico de la Red, dada su dependencia de las centralitas y el cableado telefónico tradicional. Para paliar los problemas, la Administración sugería vías como la televisión por cable, el acceso sin hilos o las líneas dedicadas como el ADSL (Línea Digital de Abonado Asimétrica).

El del NCS no fue el único estudio publicado en Estados Unidos en el 97. La llamada Internet Access Coalition, contestando a otro informe de las operadoras regionales en donde se señalaba el peligro que representaba el aumento de los accesos a la Red sobre el tráfico de llamadas de voz (una tesis parecida a la defendida ahora en España por Telefónica), redactó su propio estudio en el que llegaba a las conclusiones contrarias.

Dicho grupo comparaba las inversiones realizadas por las operadoras para asimilar el aumento del tráfico de Internet con los beneficios obtenidos por estas mismas compañías. En sólo cinco años (de 1990 a 1995) las operadoras habían logrado unos ingresos extraordinarios de 3.300 millones de dólares, fruto del aumento de líneas de acceso. En este mismo periodo, se habían dado de alta seis millones de líneas contratadas exclusivamente para las conexiones a Internet.

Los ingresos derivados del aumento del tráfico de llamadas por las conexiones a Internet, tanto del público final como de los proveedores de acceso, compensaban de largo las inversiones acometidas por estas operadoras. Así, Bell Atlantic gastó 409 millones de dólares en 1995 para actualizar sus instalaciones de cara a poder ofrecer sus servicios a los proveedores. Aunque la inversión afectó entonces a los beneficios de la operadora, un aumento del 50% en la contratación de segundas líneas telefónicas le hacía suponer un futuro esperanzador.

La Internet Access Coalition defendía que la solución para asimilar el incremento de tráfico en las líneas de telecomunicaciones pasaba por estimular la competencia del sector, así como por mejorar la tecnología de las redes. En ningún caso la solución era, como defendían las operadoras, cobrar las llamadas de Internet por minutos. Cinco años más tarde, Estados Unidos sigue siendo uno de los países que disfruta de la tarifa plana sin que, hasta la fecha, se haya producido ninguna catástrofe nacional en las líneas telefónicas.
  


REPRODUCIDO DE ARIADNA, EL MUNDO