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El Código Penal pone en peligro las copias de CD para uso privado


En esta nueva época los abogados tienen tanto que decir en el diseño de la tecnología como los ingenieros. En algunas ocasiones incluso más. El nuevo Código Penal, aprobado por el Gobierno del PP en noviembre pasado y en vigor desde hoy, prohíbe toda una serie de tecnologías que sirven para eludir las protecciones anticopia incluidas en discos compactos, DVD, canciones de descarga, etc.


Adolfo Estalella / MADRID (01-10-2004)/ Cinco Días

Aunque realizar una copia privada de un DVD o de un CD es algo completamente legal, tener un programa específico para saltarse las protecciones que impiden esa copia es ilegal, según se recoge en el artículo 270.3 del nuevo texto penal. Una paradoja para algunos expertos en derecho. 'No puedes llegar a prohibir la tentativa de algo cuando ese algo es legal, no puede ser que esté permitido hacer una copia privada y que los mecanismos para romper la barrera para hacer esa copia sean ilícitos', opina Óscar Morales, profesor de derecho penal de la UOC y abogado de Uría y Menéndez.

El nuevo texto penal castiga con penas de seis meses a dos años a quien, por ejemplo, fabrique, distribuya o tenga un programa (como el DeCSS) que sirve para romper la protección de un DVD, pese a que grabar un DVD es legal en España. La medida ha sublevado a una parte de la comunidad internauta y a algunas organizaciones de derechos de consumidores como Facua o la Asociación de Internautas.

Sin embargo quedan flecos que los jueces deberán aclarar en la aplicación de ley. Dos posibilidades se abren en la interpretación del polémico artículo 270.3, cree Morales, que se castigue sólo la tenencia de este tipo de programas cuando van a ser usados 'con ánimo de lucro', por ejemplo, o que simplemente se prohiba tenerlos, haya ánimo de lucro o no. Pero el 'ánimo de lucro' es un concepto esquivo en los tribunales.

'Ánimo de lucro no es sólo la obtención de una ventaja económica', dice Pedro Farré, responsable de la oficina de defensa de la propiedad intelectual de la SGAE, 'es también la obtención de un ahorro o la mera obtención de publicidad'. Lo que se traduce en que colgar un programa que elude una protección anticopia en un sitio web puede ser considerado como un acto con ánimo de lucro, reconoce Farré, que admite la satisfacción de la SGAE ante el aumento de protección de las obras.

'El lobby de la propiedad intelectual tiene mucha pegada', subraya el abogado Óscar Morales

Las medidas del nuevo código 'son una primera toma de contacto con los vientos que soplan desde Europa', dice Farré, una corriente generalizada destinada a proteger toda una gama de sistemas denominados DRM, que impiden entre otros aspectos contra la copia. Leyes similares a esta se han aprobado en los últimos dos años en Reino Unido, Italia o Alemania. La empresa suiza Elaborate Bytes dejó de vender el año pasado su programa CloneCD, que permite grabar discos compactos, debido a las nuevas leyes europeas. 'Es obvio que el lobby de la propiedad intelectual tiene mucha pegada', añade Morales, y que 'los estados tienen una tendencia clarísima a sancionar lo que puede poner en peligro la propiedad intelectual, aunque sea a costa de restringir un poco las libertades'.

En juego está la posibilidad de que los usuarios puedan hacer grabaciones de discos o DVD en sus casas y que determinado tipo de programas y tecnologías se ilegalicen. 'No se ha querido mantener en todo este proceso el equilibrio entre la protección legítima contra la piratería con la excepción legítima de los usuarios a hacer una copia privada', opina Rafael Sánchez Aristi, profesor de derecho de la Universidad rey Juan Carlos. Parece que los usuarios sólo podrán hacer grabaciones legalmente si las obras no llevan sistemas anticopias. Pedro Farré apunta al futuro: 'quizá algún día sea imposible la copia privada'. Las nuevas leyes apuntan en esa dirección.

Los usuarios consideran ilegales los sistemas anticopia

Un elemento básico de los nuevos modelos de negocio de los medios digitales como las tiendas de descargas de música son los sistemas de protección de sus contenidos, los denominados DRM. Este verano, la compañía estadounidense 321 Studios tuvo que cerrar sus puertas acosada por las demandas de los estudios de Hollywood por vender una serie de programas de software (DVD X Copy) que permiten copiar DVD. Los estudios cinematográficos se amparaban en la Digital Millenium Copyright Act (DMCA), aprobada en 1998, con disposiciones similares a las del nuevo código penal español, que prohíbe tecnologías que permiten romper protecciones anticopia como las incluidas en los DVD.

Las organizaciones españolas de usuarios han lanzado un órdago contra los sistemas anticopia. Su argumento es el opuesto al de la ley: las protecciones anticopia son ilegales. Los responsables de Facua, que agrupa a organizaciones de consumidores andaluzas, consideran que incluir mecanismos anticopia en CD es ilegal.

'Un CD con un sistema anticopia impide que se escuche en algunos reproductores e impide determinados usos, eso significa que no cumple con todos los requisitos de lo que es un CD, y es por ello un producto defectuoso', explica un portavoz de Facua.

Ya hay antecedentes jurídicos que respaldan esta teoría en Europa. Varias sentencias en Francia han obligado a las discográficas a devolver el dinero a usuarios que compraron CD con protecciones anticopia. Facua planea tomar acciones contra las discográficas, como ya lo hiciera en 2003 la Asociación de Internautas, que interpuso una denuncia ante el Instituto Nacional de Consumo contra Warner por vender discos de Alejandro Sanz con sistemas anticopia.

NOTA DE LA ASOCIACIÓN.-

Nosotros vemos $$$$ donde pone SGAE, porque utilizamos IGNORER

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...Es como un cuento perverso en el que los poetas atracan a su pueblo, los cantantes llaman piratas o pendejos electrónicos a los ciudadanos honestos, los músicos cambian sus instrumentos por calculadoras y a los autores les inspira la letra de las leyes y de los reglamentos para aplicar tasas. Una verdadera pesadilla, para salir de la cual basta con abrir los ojos y no dejarse engañar.