Venta telefónica de telefonÃa
Venta telefónica de telefonÃa
Ocurrió un sábado. Eran las once menos cuarto de la noche. Suena el teléfono. Acudo presto, descuelgo y silencio. A los tres segundos se dispara una cinta y una voz femenina, con acento iberoamericano, me habla con ese toque que solo tienen las grabaciones que pretenden no parecerlo.
- Hola, muy buenas. Saludos cordiales. Me podrÃa responder si en estos últimos dÃas su lÃnea ADSL ha mejorado o no su velocidad
Me quedo de piedra. Un sábado a las 22.45h. una compañÃa de telefonÃa está tratando de establecer una relación comercial conmigo. ¿Asombroso!
Con las llamadas de las operadoras de telefonÃa me habÃa pasado casi de todo: me han ofrecido maravillas gratis durante tres meses que luego hay que pagar; me han propuesto combinaciones móvil-fijo-internet que, lo reconozco modestamente, soy incapaz de evaluar en quince segundos sin comprobar mi actual contrato; me han tratado de desconcertar con propuestas de cadenas de televisión además del móvil, fijo e internet con banda ancha, anchÃsima, rápida, rapidÃsima y mediopensionista...
He recibido estas llamadas, generalmente, de lunes a viernes hacia las 8 de la tarde, más o menos. Siempre es una voz femenina e iberoamericana. Me he mostrado siempre educadÃsimo con las teleoperadoras -conozco bien su trabajo, es duro, muy mal pagado(en torno a los 600 eurois al mes)y en general precario- porque ellas no tienen la culpa de las tropelÃas a que a veces les obligan. Simplemente les he dicho que no, muchas gracias.
Eso sÃ, me quedo con unas ganas tremendas de decirle algo a la compañÃa telefónica (de color naranja, o verde o azul cielo, que más da).
Por eso, el sábado pasado, sabiendo que era una grabación lo que llamó a mi teléfono a las 22.45h., con nocturnidad y alevosÃa, pude decir eso de ¿váyanse a la m .! Y me quedé tan ancho. *
ALBERTO VIDAL -Experto en marketing- en el Diario Montañes
Me quedo de piedra. Un sábado a las 22.45h. una compañÃa de telefonÃa está tratando de establecer una relación comercial conmigo. ¿Asombroso!
Con las llamadas de las operadoras de telefonÃa me habÃa pasado casi de todo: me han ofrecido maravillas gratis durante tres meses que luego hay que pagar; me han propuesto combinaciones móvil-fijo-internet que, lo reconozco modestamente, soy incapaz de evaluar en quince segundos sin comprobar mi actual contrato; me han tratado de desconcertar con propuestas de cadenas de televisión además del móvil, fijo e internet con banda ancha, anchÃsima, rápida, rapidÃsima y mediopensionista...
He recibido estas llamadas, generalmente, de lunes a viernes hacia las 8 de la tarde, más o menos. Siempre es una voz femenina e iberoamericana. Me he mostrado siempre educadÃsimo con las teleoperadoras -conozco bien su trabajo, es duro, muy mal pagado(en torno a los 600 eurois al mes)y en general precario- porque ellas no tienen la culpa de las tropelÃas a que a veces les obligan. Simplemente les he dicho que no, muchas gracias.
Eso sÃ, me quedo con unas ganas tremendas de decirle algo a la compañÃa telefónica (de color naranja, o verde o azul cielo, que más da).
Por eso, el sábado pasado, sabiendo que era una grabación lo que llamó a mi teléfono a las 22.45h., con nocturnidad y alevosÃa, pude decir eso de ¿váyanse a la m .! Y me quedé tan ancho. *
ALBERTO VIDAL -Experto en marketing- en el Diario Montañes