VÃctimas de 'cibertimos' acaban en el banquillo acusados de estafa
VÃctimas de 'cibertimos' acaban en el banquillo acusados de estafa
Los 'muleros' son engañados para recibir y transferir fondos robados a otros - Los juristas discrepan sobre la culpabilidad de quien acepta un falso empleo
CARMEN PÉREZ-LANZAC - El PaÃs .- Diariamente llegan a nuestra bandeja de entrada mensajes como éste: "Saludos. Nos dedicamos a la venta de automóviles de conocidas marcas como Ferrari, Bentley, Mercedes, BMW, etcétera.
Requerimos de consultantes a distancia para nuestros clientes. Le garantizamos un pago de entre 800 y 1.150 euros a la semana, trabajando de 3,5 a 6,5 horas al dÃa. Sólo necesita tener ordenador y teléfono. Para recibir información detallada, escriba, por favor, al e-mail... ComunÃquenos su nombre, edad y ciudad".
Quien acepte una oferta de este tipo puede acabar haciendo de intermediario, no entre una empresa y sus clientes, sino entre un grupo de estafadores y sus vÃctimas. Lo que implica a veces que quien pique en la falsa oferta de empleo acabe sentado en el banquillo de los acusados por recibir fondos de otros timados.
MarÃa, un personaje inventado para este reportaje, responde al mensaje. Aporta la información requerida. Tiene 42 años, vive en Madrid. En horas llega la respuesta: "Buenos dÃas. PermÃtame presentarme, mi nombre es Pilar Navarro Camino. La presente tiene por objetivo ofrecerle trabajo en nuestra compañÃa. Somos la compañÃa Car Shop y nuestra sede principal se encuentra en los EE UU (...). Haga el favor de familiarizarse con la información básica que ofrecemos en nuestro sitio web eurocarshop.org".
MarÃa entra en la web, que está en español y en italiano (curioso para una empresa con sede en EE UU). Hay fotos de coches de alta gama, recortes de prensa que hablan de la empresa y fotos de varios directivos (guapos como modelos). Pilar explica que dado el aumento de la demanda de automóviles de lujo en Europa buscan personal en España, Portugal e Italia. MarÃa recibirá en su cuenta ingresos de clientes de Eurocarshop. Tras descontar el 8% (su comisión) enviará el resto a través de Money Gram o Western Union "a un representante". Dos dÃas después, Pilar le manda el contrato número 7660/48. Éste detalla datos de la empresa, incluido un número de teléfono (que no se corresponde con una empresa de venta de coches). MarÃa debe aportar los suyos: dirección, móvil, entidad bancaria, cuenta, dirección de la sucursal y código Iban (imprescindible para operaciones internacionales). Le recuerdan que dispone de 24 horas para realizar el envÃo de dinero. Y añaden: "El departamento de finanzas estará observando su trabajo. Cualquier retraso puede tener consecuencias indeseables, que pueden influenciar en su reputación en la compañÃa".
El año pasado circularon por España 3.000 tipos de mensajes electrónicos con un mismo objetivo: obtener datos bancarios de usuarios para estafarles. No es nuevo. Hace más de 10 años que existe el phishing, pero se ha sofisticado. Para evitar su rastreo, los estafadores han ideado la figura del mulero. Al igual que las mulas transportan droga, los muleros transportan dinero. La diferencia es que muchos son captados con ofertas de trabajo como la de este reportaje. Ignoran ser parte de una estafa.
En abril de 2006, Fernando (nombre falso) recibió un e-mail de la empresa E-Sellers Global Financial Group ofreciéndole el cargo de "gestor de transferencias". Mandó su currÃculo y tras un breve intercambio de mensajes con una tal Milana, aceptó el empleo. Un lunes, Fernando recibió 3.000 euros. Como pactado, descontó el 10% y envió el resto vÃa Wester Union a un ciudadano ruso. La operación se repitió cuatro veces.
Fernando asegura que no imaginó que el dinero procedÃa de las cuentas de dos ciudadanos a los que les habÃan sustraÃdo las claves. En total, recibió transferencias por valor de 15.000 euros. Las vÃctimas enseguida denunciaron los hechos. Fernando le pidió explicaciones a Milana, pero ésta nunca contestó. El juez del primer caso sobreseyó la denuncia al considerar que no habÃa pruebas suficientes para culpar a Fernando. El segundo le declaró culpable de estafa y le condenó a año y medio de prisión y a devolver los 6.000 euros a la vÃctima (dinero que Fernando ya no tenÃa). "Ahora me doy cuenta de que he sido un pringado, pero me lo creÃ. Tengo un familiar enfermo y necesitaba completar mi sueldo. Ha sido la peor experiencia de mi vida".
El caso de Fernando resume la división de opiniones imperante. ¿Son los muleros culpables o no de estafa? Eloy Velasco, juez de la Audiencia Nacional, resumió en un artÃculo la opinión de muchos: "Lo normal es preguntarse, indagar y verificar el origen del dinero que tan masivamente se le transfiere [al mulero], y no preguntarlo es como asumir que no importa de dónde venga, aunque sea de origen ilÃcito". VÃctor Domingo, presidente de la Asociación de Internautas, defiende la inocencia de la mayorÃa de los muleros: "FÃjate si serán inocentes que proporcionan su cuenta corriente a estafadores. Si fueran conscientes de ello darÃan otra cuenta y no la que usan todos los dÃas".
Desde su despacho en la Brigada de Delitos Informáticos de la PolicÃa Nacional, Nieves G. S., jefe del área de delitos tecnológicos, se muestra escéptica: "Muchos de estos e-mails proceden de ciudadanos del Este que no hablan español y que usan cualquier traductor de la Red. El resultado es pésimo y deberÃa provocar recelo. La avaricia es la principal motivación. ¿Le ocurre a gente realmente inocente? SÃ. El juez debe valorar cada caso".
"Los muleros ni engañan, ni sustraen dinero de otras cuentas, ni saben que es fraudulento", se queja Ofelia Tejerina letrada de la Asociación de Internautas. "Que les acusen de imprudencia, vale. Pero el 'debió sospechar' es un argumento subjetivo. No se puede declarar a alguien culpable por eso".
Se venden claves de acceso a 10 euros
Comprar un paquete de claves de acceso de cuentas bancarias por Internet puede costar entre 10 y 200 euros, según explica Nieves G. S., de la Brigada de Delitos Tecnológicos de la policÃa. El precio varÃa en función de la virginidad de dichas cuentas (es decir, si ya han sido usadas o no en una estafa). También se pueden comprar contratos de trabajo falsos, webs de empresas falsas... Todo un supermercado del timador.
Con estos datos y con ayuda del spam (el envÃo masivo de mensajes) cualquiera desde un ordenador puede intentar montar una estafa a través de la Red. Gracias a las claves sustraigo dinero de las cuentas de unos. Gracias a los contratos falsos, engaño a otros con ofertas de trabajo y consigo que me envÃen el dinero. Y todo, sin salir de casa. Negocio redondo: el grupo internacional Antiphishing (www.antiphishing.org) calcula que con cada ataque los estafadores consiguen entre 60.000 y 90.000 euros.
Con el aumento de la difusión de las estafas, el phishing (o captación de claves bancarias) se está sofisticando. Muchos han aprovechado la crisis y ya circulan correos que rezan: "Estimados clientes, recientemente hemos comprado el banco X (nombre ficticio). Preocupados por la seguridad de nuestros nuevos clientes pedimos que, por favor, siga las instrucciones para renovar la información de su cuenta...". En marzo de 2008, Antiphishing detectó 25.000 webs de robo de datos bancarios.
Pueden denunciarse estas prácticas a estas direcciones: fraudeinternet@policia.es o phishing@internautas.org.
Requerimos de consultantes a distancia para nuestros clientes. Le garantizamos un pago de entre 800 y 1.150 euros a la semana, trabajando de 3,5 a 6,5 horas al dÃa. Sólo necesita tener ordenador y teléfono. Para recibir información detallada, escriba, por favor, al e-mail... ComunÃquenos su nombre, edad y ciudad".
Quien acepte una oferta de este tipo puede acabar haciendo de intermediario, no entre una empresa y sus clientes, sino entre un grupo de estafadores y sus vÃctimas. Lo que implica a veces que quien pique en la falsa oferta de empleo acabe sentado en el banquillo de los acusados por recibir fondos de otros timados.
MarÃa, un personaje inventado para este reportaje, responde al mensaje. Aporta la información requerida. Tiene 42 años, vive en Madrid. En horas llega la respuesta: "Buenos dÃas. PermÃtame presentarme, mi nombre es Pilar Navarro Camino. La presente tiene por objetivo ofrecerle trabajo en nuestra compañÃa. Somos la compañÃa Car Shop y nuestra sede principal se encuentra en los EE UU (...). Haga el favor de familiarizarse con la información básica que ofrecemos en nuestro sitio web eurocarshop.org".
MarÃa entra en la web, que está en español y en italiano (curioso para una empresa con sede en EE UU). Hay fotos de coches de alta gama, recortes de prensa que hablan de la empresa y fotos de varios directivos (guapos como modelos). Pilar explica que dado el aumento de la demanda de automóviles de lujo en Europa buscan personal en España, Portugal e Italia. MarÃa recibirá en su cuenta ingresos de clientes de Eurocarshop. Tras descontar el 8% (su comisión) enviará el resto a través de Money Gram o Western Union "a un representante". Dos dÃas después, Pilar le manda el contrato número 7660/48. Éste detalla datos de la empresa, incluido un número de teléfono (que no se corresponde con una empresa de venta de coches). MarÃa debe aportar los suyos: dirección, móvil, entidad bancaria, cuenta, dirección de la sucursal y código Iban (imprescindible para operaciones internacionales). Le recuerdan que dispone de 24 horas para realizar el envÃo de dinero. Y añaden: "El departamento de finanzas estará observando su trabajo. Cualquier retraso puede tener consecuencias indeseables, que pueden influenciar en su reputación en la compañÃa".
El año pasado circularon por España 3.000 tipos de mensajes electrónicos con un mismo objetivo: obtener datos bancarios de usuarios para estafarles. No es nuevo. Hace más de 10 años que existe el phishing, pero se ha sofisticado. Para evitar su rastreo, los estafadores han ideado la figura del mulero. Al igual que las mulas transportan droga, los muleros transportan dinero. La diferencia es que muchos son captados con ofertas de trabajo como la de este reportaje. Ignoran ser parte de una estafa.
En abril de 2006, Fernando (nombre falso) recibió un e-mail de la empresa E-Sellers Global Financial Group ofreciéndole el cargo de "gestor de transferencias". Mandó su currÃculo y tras un breve intercambio de mensajes con una tal Milana, aceptó el empleo. Un lunes, Fernando recibió 3.000 euros. Como pactado, descontó el 10% y envió el resto vÃa Wester Union a un ciudadano ruso. La operación se repitió cuatro veces.
Fernando asegura que no imaginó que el dinero procedÃa de las cuentas de dos ciudadanos a los que les habÃan sustraÃdo las claves. En total, recibió transferencias por valor de 15.000 euros. Las vÃctimas enseguida denunciaron los hechos. Fernando le pidió explicaciones a Milana, pero ésta nunca contestó. El juez del primer caso sobreseyó la denuncia al considerar que no habÃa pruebas suficientes para culpar a Fernando. El segundo le declaró culpable de estafa y le condenó a año y medio de prisión y a devolver los 6.000 euros a la vÃctima (dinero que Fernando ya no tenÃa). "Ahora me doy cuenta de que he sido un pringado, pero me lo creÃ. Tengo un familiar enfermo y necesitaba completar mi sueldo. Ha sido la peor experiencia de mi vida".
El caso de Fernando resume la división de opiniones imperante. ¿Son los muleros culpables o no de estafa? Eloy Velasco, juez de la Audiencia Nacional, resumió en un artÃculo la opinión de muchos: "Lo normal es preguntarse, indagar y verificar el origen del dinero que tan masivamente se le transfiere [al mulero], y no preguntarlo es como asumir que no importa de dónde venga, aunque sea de origen ilÃcito". VÃctor Domingo, presidente de la Asociación de Internautas, defiende la inocencia de la mayorÃa de los muleros: "FÃjate si serán inocentes que proporcionan su cuenta corriente a estafadores. Si fueran conscientes de ello darÃan otra cuenta y no la que usan todos los dÃas".
Desde su despacho en la Brigada de Delitos Informáticos de la PolicÃa Nacional, Nieves G. S., jefe del área de delitos tecnológicos, se muestra escéptica: "Muchos de estos e-mails proceden de ciudadanos del Este que no hablan español y que usan cualquier traductor de la Red. El resultado es pésimo y deberÃa provocar recelo. La avaricia es la principal motivación. ¿Le ocurre a gente realmente inocente? SÃ. El juez debe valorar cada caso".
"Los muleros ni engañan, ni sustraen dinero de otras cuentas, ni saben que es fraudulento", se queja Ofelia Tejerina letrada de la Asociación de Internautas. "Que les acusen de imprudencia, vale. Pero el 'debió sospechar' es un argumento subjetivo. No se puede declarar a alguien culpable por eso".
Se venden claves de acceso a 10 euros
Comprar un paquete de claves de acceso de cuentas bancarias por Internet puede costar entre 10 y 200 euros, según explica Nieves G. S., de la Brigada de Delitos Tecnológicos de la policÃa. El precio varÃa en función de la virginidad de dichas cuentas (es decir, si ya han sido usadas o no en una estafa). También se pueden comprar contratos de trabajo falsos, webs de empresas falsas... Todo un supermercado del timador.
Con estos datos y con ayuda del spam (el envÃo masivo de mensajes) cualquiera desde un ordenador puede intentar montar una estafa a través de la Red. Gracias a las claves sustraigo dinero de las cuentas de unos. Gracias a los contratos falsos, engaño a otros con ofertas de trabajo y consigo que me envÃen el dinero. Y todo, sin salir de casa. Negocio redondo: el grupo internacional Antiphishing (www.antiphishing.org) calcula que con cada ataque los estafadores consiguen entre 60.000 y 90.000 euros.
Con el aumento de la difusión de las estafas, el phishing (o captación de claves bancarias) se está sofisticando. Muchos han aprovechado la crisis y ya circulan correos que rezan: "Estimados clientes, recientemente hemos comprado el banco X (nombre ficticio). Preocupados por la seguridad de nuestros nuevos clientes pedimos que, por favor, siga las instrucciones para renovar la información de su cuenta...". En marzo de 2008, Antiphishing detectó 25.000 webs de robo de datos bancarios.
Pueden denunciarse estas prácticas a estas direcciones: fraudeinternet@policia.es o phishing@internautas.org.