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¿Dónde está el Partido Popular Europeo?


Queda poco tiempo ya para demostrar qué valores se defienden en la U.E. A fecha de hoy, 14 Eurodiputados socialistas españoles (2 de cada 3) ya han firmado en contra de ACTA y sin embargo, sólo 2 del Partido Popular parecen conocer las implicaciones de este acuerdo. Cuesta entender por qué un partido que presume de europeísta y de defender la iniciativa privada sigue sin acercarse hasta la mesa de firmas para demostrarlo. Los ciudadanos que le han otorgado su confianza mediante el voto no se sienten representados por ellos.

Queremos pensar que el motivo de esta situación es que desconocen la existencia de esta Declaración. Sin embargo, noticias publicadas recientemente hacen pensar en otros motivos más oscuros. De ser así, estarían faltando gravemente a su mandato, que no es otro que defender los intereses de los votantes que les han otorgado su confianza. Y de ser así, es posible que esos mismos votantes se lo hagan pagar en las urnas.

Si el PPE sigue queriendo ser mayoría en el Parlamento Europeo, no puede seguir siendo rehén de embajadas ni multinacionales. A los únicos a los que deben rendir cuentas es a los ciudadanos que les votan. Y si el PP quiere ser alternativa en el gobierno de España, tiene que empezar por resultar creíble a los ciudadanos, y eso sólo se consigue demostrando con hechos que les defienden.

La carta abierta que les enviaremos mañana despejará todas las dudas. Si después de recibirla siguen sin firmar, los ciudadanos sabremos que la noticia aparecida hace poco tenía mucho más de noticia que de rumor, y sabremos para quién trabajan realmente. Y tanto si firman mayoritariamente como si no, seguiremos atentos a la evolución de los acontecimientos e iremos informando de la situación, tanto para aplaudir como para censurar sus actuaciones.

Mucho se ha hablado a lo largo y ancho de Internet de las implicaciones que tendrá el ACTA para el desarrollo futuro de la Red de Redes. Sin embargo, también se han pasado por alto otras cosas que por ser tan evidentes, nadie había reparado en ellas.

ACTA son las siglas en inglés de Acuerdo Comercial Anti Falsificación; sin embargo, esto no es más que una falsificación en sí misma. El núcleo del acuerdo no trata sobre el problema de la falsificación de marcas sino sobre Internet.

El Paquete Telecom fue la excusa para intentar colar medidas que nada tenían que ver con él, destinadas a la criminalización y control de los usuarios de Internet. ACTA ha seguido el mismo esquema de intentar ocultar medidas en contra de los usuarios en un paquete de medidas disfrazado de otra cosa.

ACTA es la voluntad de Estados Unidos, no la de Europa.

En una negociación cada parte trata de defender sus intereses, y cada parte debe renunciar a alguno de sus deseos, en favor del consenso. Sin embargo, esto no ocurre con ACTA.

Este acuerdo refleja los deseos (la wish-list) de la industria estadounidense con el único objetivo de garantizar sus beneficios futuros a toda costa, pasando por encima de lo que sea preciso. Para "exportar" estos deseos, la Administración Obama ha recurrido a plantear acuerdos bilaterales individuales con multitud de países para ver hasta dónde pueden forzar en cada caso los máximos beneficios posibles para la industria de Hollywood, las discográficas y las biotecnológicas. Si la U.E. accede a estos deseos, estará fortaleciendo a este país y, en consecuencia, debilitando a su propia industria. No parece ésta la mejor manera de colaborar a una Europa fuerte y unida.

A medida que se analiza el texto van surgiendo nuevas implicaciones de este acuerdo. Según Ante Wessel, de FFII, ACTA trata también de reforzar aún más el modelo de patentes actual, lo que significa que se obstaculizará también la difusión de tecnologías ecológicas, algo muy preocupante en un momento en el que muchos hablan de la necesidad de luchar contra el cambio climático.

El "negocio" de algunas empresas consiste en la compra y/o registro de patentes de forma indiscriminada. De esta forma, se hacen con una cartera de patentes que luego puedan usar para demandar a otras empresas que usan esas tecnologías, las cuales han surgido de la colaboración de multitud de personas en Internet. No está de más recordar que se han llegado a patentar secciones completas de código fuente o incluso formatos, como es el caso del conocido MP3.

Por otra parte, las obras nuevas no surgen de la nada; toda obra procede de infinidad de inspiraciones, influencias y aportaciones de obras anteriores. De igual forma que el abuso del copyright obstaculiza la creatividad impidiendo nuevas creaciones procedentes de otras anteriores, el abuso actual de las patentes impide el desarrollo de nuevos proyectos tecnológicos, bajo pena de que la empresa que los realice pueda enfrentarse a juicios multimillonarios que deriven en su ruina.

Por otro lado, este mismo abuso de las patentes afecta también a los medicamentos, poniendo en riesgo la posibilidad de curación para amplios sectores de la población mundial, que no pueden permitirse el pago de patentes millonarias, condenando así a millones de personas a la enfermedad y la muerte.

En definitiva, el destino de ACTA en el Parlamento Europeo no puede ser otro que su rechazo más contundente. E.E.U.U. debe saber que Europa es una unión de naciones soberanas y que no está ahí para plegarse a sus deseos económicos, y serán los Eurodiputados los que decidan hacerlo o no.