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El Día de Internet

El Día de Internet


Hoy, 17 de mayo, se celebra el Día de Internet. Nos gustaría que hubiese algo que conmemorar pero lamentablemente no lo hay.

Cuando un acceso a Internet mínimamente decente sigue sin ser universal en este país -esto es, un derecho garantizado para la inmensa mayoría de la población- no podemos hablar de celebraciones.

Cuando un acceso a Internet sigue siendo un lujo que muchas personas no pueden permitirse en este país porque es de los más caros de Europa -es decir, no es asequible- no podemos hablar de celebraciones.

Cuando un acceso a Internet es tan lento como el que sufrimos en España, ¿realmente podemos hablar de celebración alguna en el día de Internet?

Para que pudiéramos hablar de celebración deberíamos empezar por tener un gobierno que no viera en la Red una amenaza sino una oportunidad de crecimiento, un vector de desarrollo que permita que España despegue de una vez por todas en el ámbito de las TIC. Hoy día no se entiende el crecimiento económico mundial si no es con el aporte fundamental de las tecnologías de la información y la comunicación, y esas tecnologías necesitan redes de calidad para poder contribuir al desarrollo económico y social, es decir, necesitan de una Internet de alta capacidad.

Sin embargo, seguimos teniendo unos políticos que desconocen Internet y que por tanto la temen. Su único afán es censurarlo, limitarlo e intentar por todos los medios que la sociedad no tenga un acceso digno y libre a la red de redes. Por otro lado, las noticias relativas a Internet que aparecen en los medios tampoco ayudan mucho; siguen buscando el sensacionalismo en lo negativo en lugar de destacar la excelencia del éxito. Sigue vendiendo más el hecho de que un cracker se introduzca ilegalmente en una página web determinada para dañarla que el hecho de que tenga éxito una spin-off que surge de la nada como resultado de un proyecto empresarial serio.

Tampoco podemos celebrar el tener un ministro de Industria que, ante los abusos de los operadores dominantes, no decide poner orden de una vez en el panorama español de las telecomunicaciones. Cuando los operadores dominantes dicen no poder invertir en mejorar las infraestructuras al tiempo que sus balances y los bolsillos de sus directivos se llenan de unos beneficios exorbitantes, un ministro que no dice esta boca es mía no es un ministro de los ciudadanos, más bien parece un ministro de los operadores.

Ni siquiera podemos celebrar que los operadores dominantes tengan algo menos de apego por el dinero fácil y algo más por la visión de futuro. Si eso fuera así, hace mucho tiempo que habrían elevado las velocidades de subida de nuestras conexiones para que despegue de una vez por todas la computación en la nube. Un ámbito en el que podríamos partir en igualdad de condiciones que el resto de socios comunitarios para poder ser líderes europeos y en el que hay unas increíbles oportunidades de negocio, también para los operadores. Pero el dinero fácil y rápido es eso, fácil y rápido y los operadores siguen afectados por la misma ceguera del gobierno.

Si ya resulta complicado montar una VPN medianamente decente con la velocidad de subida que sufrimos en la actualidad, intentar subirse a la nube de la computación se convierte ya en una quimera. Una tecnología que requiere mayoritariamente de unas conexiones simétricas en este país se antoja inviable, por la sola negativa de los operadores a ofrecer esas conexiones por defecto. En la nube tiene tanta importancia la bajada como la subida de los datos, puesto que se deben mover por la red ingentes cantidades de datos en ambos sentidos, tanto para sistemas de videovigilancia como para realización de copias de seguridad como para el trabajo colaborativo mediante videoconferencia y un largo etcétera. Bastaría simplemente con un pequeño esfuerzo para que, si no ya simétricas, las velocidades de subida de datos estuvieran más equilibradas respecto a las de bajada, adecuándolas así a lo que requiere la Red en estos momentos.

Sin embargo, si se le pregunta al gobierno por este tema seguramente responderán que una velocidad de subida decente es algo que solo sirve para que los "pendejos electrónicos" se dediquen a "piratear" más fácilmente en lugar de darse cuenta de que una velocidad de subida decente posibilita la creación de pequeñas empresas cuyo negocio sea precisamente ofrecer soluciones de computación en la nube; y cuya consecuencia lógica es la creación de empleo. No en vano este sector, el de las TIC, es el que tiene la mayor capacidad de crear puestos de trabajo más rápidamente, aquí y en cualquier país del mundo.

Sin embargo, ¿qué se observa hoy en la Red española?

En lugar de libertad de expresión y comunicación, censura.
En lugar de oportunidades, amenazas.
En lugar de crecimiento, paro.
En lugar de desarrollo, estancamiento.
En lugar de visión de futuro, ceguera total.

Ése es hoy el triste panorama de Internet en España en la mente de quienes tienen la capacidad, y sobre todo la responsabilidad, de hacerla avanzar en este país, políticos y operadores. Así es la ignorancia.

Por tanto, no parece que haya mucho que celebrar en este Día de Internet.

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