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Sinde encargó a un ‘lobbista’ de la SGAE el control de las entidades de gestión

Sinde encargó a un ‘lobbista’ de la SGAE el control de las entidades de gestión


La infiltración de miembros de la SGAE en el Ministerio de Cultura puede ser una de las explicaciones a la ausencia de control del Gobierno sobre estas entidades. De hecho, los asuntos relacionados con la propiedad intelectual y las organizaciones encargadas de su gestión recaen en un ex lobbista de la Sociedad General de Autores y Editores. Se trata de Santos Castro Fernández (León, 1949), director general de Políticas e Industrias Culturales, y ex director de Relaciones Institucionales de la entidad que preside Teddy Bautista.

Alberto Mendoza El Confidencial .- La ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, eligió a Castro en agosto de 2010 para ocupar uno de los puestos clave de su departamento, vacante por la marcha del diplomático Guillermo Corral a Washington. Desde Política e Industrias Culturales se diseñó la ley de descargas y desde el mismo despacho se gobierna la promoción cultural, programas de patrocinio, políticas de subvenciones, actividades de mecenazgo, convenios internacionales, la acción exterior del departamento y la defensa de la protección intelectual, incluidas las entidades de gestión colectiva de estos derechos de propiedad intelectual.

Castro no era ajeno a este mundo, ya que durante tres años ejerció de lobbista a las órdenes de Teddy Bautista. Fue el director de Relaciones Institucionales de la SGAE entre 2001 y 2004, y su función consistió en presionar al Gobierno y al Congreso para adecuar las leyes a los intereses de la entidad, así como tejer una red internacional a favor de los derechos de autor. Como reflejan las memorias de gestión de la SGAE en los años 2002 y 2003, Castro fue un duro negociador con el Gobierno de José María Aznar y los grupos parlamentarios.

“Si bien el Ejecutivo fracasó por su desequilibrado enfoque en la reforma de la Ley de Propiedad Intelectual, el Legislativo, a través de sus dos Cámaras, ha mostrado su inquietud ante los problemas que amenazan a la creación”, relataba en el informe de 2003. “En el Congreso de los Diputados se aprobó, el 28 de noviembre el Informe elaborado por la Subcomisión para el estudio de medidas contra la piratería (…). En sus conclusiones, además de recoger con amplitud los planteamientos defendidos por el Presidente del Consejo de Dirección de la SGAE en su comparecencia, se proponen medidas legislativas, policiales, de cooperación internacional y de concienciación social cuya aplicación puede ser instrumento eficaz para la persecución de conductas delictivas contra la propiedad intelectual”, proseguía.

Pero, ya en 2002 cargaba contra el Gobierno desde la SGAE y advertía de la reacción de la entiedad: “Lamentablemente, el Anteproyecto de reforma de la Ley de Propiedad Intelectual (..) en nada fortalece los derechos de autor en el entorno digital. Por el contrario, introduce límites no justificados a los derechos de los creadores (…) y crea mecanismos de intervención gubernamental perjudiciales para los autores e insólitos en el contexto europeo. Es intensa la acción de la SGAE para que esas graves amenazas no se hagan realidad”.

Un prestigioso fontanero socialista

Su parcialidad a la hora de establecer las políticas públicas referidas a las entidades de gestión parece evidente, aunque es probable que ese fuera el perfil que buscara González-Sinde para el cargo. La propia ministra de Cultura es socia de la SGAE, aunque no ha desvelado cuánto dinero recibe en concepto de, por ejemplo, canon digital, la tasa que su departamento se niega a eliminar, a pesar de arrastrar dos sentencias judiciales en contra.

Por otra parte, y además de su labor junto a Teddy Bautista, Castro es un veterano de los gobiernos socialistas, ocupando diversos cargos de prestigio. Es licenciado en Filosofía y Letras, Geografía e Historia, Ciencias Políticas y Sociología, y Derecho. Su amplio historial académico le ha ayudado a servir como secretario general del Instituto Nacional de Industria, secretario general técnico del Ministerio de Defensa, subsecretario de Agricultura, subdirector para Europa de la FAO, director general de Reclutamiento y Enseñanza Militar y secretario general del grupo TRAGSA. Además, antes de ser fichado por González-Sinde, Carme Chacón lo había recuperado para Defensa como responsable de Relaciones Institucionales. Se trata, pues, de un auténtico fontanero de la política.