De Cosidó a Amanda Todd
De Cosidó a Amanda Todd
El Ministerio del Interior pretende prohibir que se graben y cuelguen en internet imágenes de la PolicÃa Nacional en plena faena. Hemos de suponer que se refiere a las imágenes de todas las faenas y no solo aquellas que tienen que ver con su actuación, a veces dudosa por exceso de celo, en las manifestaciones. En las muchas manifestaciones que los españoles han decidido hacer ahora que empezamos a entender de verdad qué querÃan decir cuando nos hablaban de «el equilibrio presupuestario», «la ponderación fiscal», «el recargo complementario temporal de solidaridad», «el tÃquet moderador sanitario», «el impacto asimétrico de la crisis» y «la racionalización de las plantillas».
Pepa Bueno en El Periódico .- Pero volvamos a la iniciativa que el director general de la PolicÃa, Ignacio Cosidó, pretende incluir en la nueva e inquietante ley de seguridad ciudadana, respaldada por el ministro Jorge Fernández DÃaz. Más allá de la propia constitucionalidad de la medida -cuestionada por Jueces para la Democracia-, y más allá de su oportunidad -en medio un intenso descontento social-, su sola propuesta demuestra la dificultad de los poderes públicos, o de este Gobierno por lo menos, para entender el mundo en el que vivimos y la sociedad a la que se dirigen.
Canadá vive en estado de conmoción por el suicidio de Amanda Todd, la chica de 15 años que se quitó la vida después de sufrir un espeluznante caso de ciberacoso. La noticia de su muerte ha dado la vuelta al mundo. Su padre ha contado la impotencia de verla enfermar de angustia ante la persecución del pederasta y la incapacidad de la policÃa para dar con él e impedir que siguiera difundiendo la fotografÃa de sus pechos desnudos cada vez que la joven cambiaba de dirección, colegio o cÃrculo de amigos. Internet es ni más ni menos como la vida, y los delincuentes siempre han tenido la habilidad de escabullirse, en la vida real y ahora en la vida virtual.
Ellos ya lo sabÃan
Hasta aquÃ, nada desgraciadamente extraordinario más que la alarma que este tipo de noticias producen en los padres de adolescentes, porque los casos de ciberacoso se dan en todos los paÃses, aunque, por fortuna, la mayorÃa de las veces sin un desenlace tan dramático como en este caso. Pero lo que me dio la medida del mundo nuevo en el que vivimos no fue la noticia en sÃ, sino el siguiente episodio. Impresionada por la historia de Amanda, esta semana la comenté con un grupo de adolescentes de mi entorno, y para mi sorpresa lo sabÃan todo. Pero no ahora que los medios de comunicación convencionales llevamos dÃas ocupándonos del caso, ellas conocÃan la tragedia de Amanda desde hace tiempo. ¿Y por qué? Porque estaba en la red. HacÃa ya un mes que habÃan visto en internet su vÃdeo desesperado y supieron que se habÃa quitado la vida a las pocas horas de ocurrir. Antes de que los medios «diéramos la noticia». ¿Prohibir grabar y difundir imágenes, señor Cosidó? Puertas al campo.
Canadá vive en estado de conmoción por el suicidio de Amanda Todd, la chica de 15 años que se quitó la vida después de sufrir un espeluznante caso de ciberacoso. La noticia de su muerte ha dado la vuelta al mundo. Su padre ha contado la impotencia de verla enfermar de angustia ante la persecución del pederasta y la incapacidad de la policÃa para dar con él e impedir que siguiera difundiendo la fotografÃa de sus pechos desnudos cada vez que la joven cambiaba de dirección, colegio o cÃrculo de amigos. Internet es ni más ni menos como la vida, y los delincuentes siempre han tenido la habilidad de escabullirse, en la vida real y ahora en la vida virtual.
Ellos ya lo sabÃan
Hasta aquÃ, nada desgraciadamente extraordinario más que la alarma que este tipo de noticias producen en los padres de adolescentes, porque los casos de ciberacoso se dan en todos los paÃses, aunque, por fortuna, la mayorÃa de las veces sin un desenlace tan dramático como en este caso. Pero lo que me dio la medida del mundo nuevo en el que vivimos no fue la noticia en sÃ, sino el siguiente episodio. Impresionada por la historia de Amanda, esta semana la comenté con un grupo de adolescentes de mi entorno, y para mi sorpresa lo sabÃan todo. Pero no ahora que los medios de comunicación convencionales llevamos dÃas ocupándonos del caso, ellas conocÃan la tragedia de Amanda desde hace tiempo. ¿Y por qué? Porque estaba en la red. HacÃa ya un mes que habÃan visto en internet su vÃdeo desesperado y supieron que se habÃa quitado la vida a las pocas horas de ocurrir. Antes de que los medios «diéramos la noticia». ¿Prohibir grabar y difundir imágenes, señor Cosidó? Puertas al campo.