Pues nada, iremos todos a la cárcel
Este es un debate viejo, que acompaña a internet desde hace casi 20 años, y siento, si miro hacia atrás, que no hemos avanzado apenas nada. El debate sigue estancado en el mismo punto de partida y con posiciones inmovilistas. Por un lado los que defienden una interpretación de manga ancha sobre la propiedad intelectual en internet, y por otro lado los generadores de contenido, que conocedores en primera persona del daño sufrido estos años por el abuso del derecho de copia privada, pretenden limitar al máximo las opciones de los usuarios.
Debo ser claro en mi postura y soy consciente que en mi sector, que al fin y al cabo es el de la tecnologÃa, a muchos se nos presupone una contraria y además beligerante. En mi opinión, pese a que la SGAE o las grandes discográficas por su histórica actuación cuentan con toda mi antipatÃa, es una evidencia que los derechos de propiedad intelectual deben estar protegidos de manera mucho más efectiva que la actual. De hecho deben estar garantizados y opino que las autoridades deben impedir el cachondeo actual, que permite que webs de descargas y facilitadores de contenidos de terceros (música, pelÃculas, libros) sobre los que no tienen derecho, puedan estar abiertos a plena luz del dÃa de manera alegal por cosas tan peregrinas como no albergar archivos a los que facilitan acceso en sus servidores, no tenerlos en España o no tener ánimo de lucro. No tiene ningún sentido y comprendo que, aun no siendo populares, sus demandas son perfectamente licitas.
La mayorÃa de internautas culpables
Dicho esto debo decir que lo que me deja perplejo es hasta dónde quiere llegar este borrador del nuevo Código Penal, ya que habla de criminalizar a casi la totalidad de los internautas españoles. Más aun, grandes empresas de internet como Google o YouTube, llevando el espÃritu de este texto a rajatabla, serÃan ilegales y sus fundadores podrÃan ir a prisión. Mi postura es clara, pienso que se deben defender de manera efectiva los derechos de los creadores de contenido. Es lo mÃnimo. Pero al mismo tiempo me inquieta que la gente pueda ir a la cárcel por este motivo, me preocupa el que los temas de propiedad intelectual se reglen por el código penal.
Si lo analizamos con detalle, y somos estrictos, muy pocas personas escapan a una interpretación estricta de los derechos de propiedad intelectual. ¿Te has descargado archivos? ¿Has compartido una canción o una serie de televisión? Por cosas como esas tal vez podrÃas llegar a ser con este borrador en la mano condenado de 3 a 6 años de prisión.
¿Tal vez ha sido una foto en Twitter o un vÃdeo de YouTube, un texto en Facebook? Acciones habituales como ésas, que desde luego no fomentan la piraterÃa, analizadas al extremo están violando algún tipo de derechos de autor. Es ahà donde para mà está el quid de la cuestión de este asunto, impedir la piraterÃa y el que, directa o indirectamente se lucra o busca hacer daño con ella, pero separarlo en todo caso de una actividad normal de un usuario en internet al que no se debe criminalizar.
A todo esto añade una preocupación el perfil de determinados jueces, en ocasiones desconocedores del mundo de la tecnologÃa, que tienen que juzgar, en ocasiones ya prejuzgando, que actitudes son licitas y cuáles no. A lo largo de estos últimos quince años hemos tenido sentencias absurdas y variopintas por este motivo. Son ellos quienes tendrán que decidir que situaciones son graves y cuales no.