Más de 700 millones de páginas de Internet son pornográficas
Internet tenÃa 14 millones de páginas pornográficas en 1998. Hoy son ya 713 millones, según el estudio que acaba de publicar Metacert, un importante desarrollador de productos de seguridad on-line. Según su informe, Estados Unidos acapara el 60 % de esas páginas (428 millones), básicamente porque el epicentro mundial de la industria está en California.
Alfonso Andrade de Galiciaredacción / la Voz de Galicia.- En España existen 935.000 páginas pornográficas on-line, lo que sitúa a nuestro paÃs en el decimotercer puesto del ránking, aunque sube al segundo en consumo de pornografÃa, por detrás de Alemania: el 9,58 % de las páginas consultadas por los españoles son de este tipo.
El sexo ha sido uno de los motores de Internet desde su nacimiento, hasta el punto de que «es el negocio que realmente ha tirado de la publicidad en la web», asegura VÃctor Domingo, presidente de la Asociación Española de Internautas. Y si existe una oferta tan ingente, argumenta, es sin duda porque «funciona la demanda». Según Worldwidewebsize.com, que mide el volumen de páginas de la Red, hoy hay 5.000 millones, por lo que solo las pornográficas (sin contar otras de contenido sexual) representan la séptima parte del tráfico diario.
Este desarrollo de la pornografÃa on-line ha generado básicamente dos problemas: dificultades para realizar un control parental eficaz con el que proteger a los menores, con la amenaza latente de la pederastia, y las patologÃas psicológicas asociadas.
Explica el psicólogo Emilio López Bastos, vicepresidente de la Sociedade Galega de SexoloxÃa, que desde que Internet se ha generalizado «nos encontramos en el dÃa a dÃa con más personas, en su mayorÃa hombres, que acaban cambiando su patrón mental de erotización y, por ello, su conducta sexual». O sea, que pueden terminar viviendo su vida sexual «con dos elementos que adquieren una importancia central: la pornografÃa y la masturbación».
¿En qué se traduce esto? Como terapeuta sexual, López Bastos trata ahora con frecuencia «fantasÃas que difÃcilmente se pueden tener al alcance en la realidad; neofilia, que es la necesidad de buscar parejas distintas; exclusividad del estÃmulo visual como arranque de la respuesta sexual, lo que implica una gran dificultad para imaginar y fantasear mentalmente; alorgasmia, entendida como necesidad de imágenes sexuales mentales para alcanzar el orgasmo; aumento del umbral de excitación, con falta de reacción ante estÃmulos sexuales habituales; desvÃo del objeto de deseo, por el que la pareja deja de ser el blanco del impulso, y dificultad para llegar al clÃmax si no es por uno mismo».
El psicólogo incide además en que muchos de estos riesgos se minimizan cuando la actividad on-line es «en pareja y no en exclusividad». Respecto a que sean los hombres los que con mayor frecuencia visitan las webs pornográficas, sostiene que el principal argumento hay que buscarlo en «un patrón de educación sexual distinto desde la adolescencia».
Saber más:
«La realidad es que es uno de los negocios más rentables»
VÃctor Domingo
Presidente de la Asociación de Internautas
El sexo ha sido uno de los motores de Internet desde su nacimiento, hasta el punto de que «es el negocio que realmente ha tirado de la publicidad en la web», asegura VÃctor Domingo, presidente de la Asociación Española de Internautas. Y si existe una oferta tan ingente, argumenta, es sin duda porque «funciona la demanda». Según Worldwidewebsize.com, que mide el volumen de páginas de la Red, hoy hay 5.000 millones, por lo que solo las pornográficas (sin contar otras de contenido sexual) representan la séptima parte del tráfico diario.
Este desarrollo de la pornografÃa on-line ha generado básicamente dos problemas: dificultades para realizar un control parental eficaz con el que proteger a los menores, con la amenaza latente de la pederastia, y las patologÃas psicológicas asociadas.
Explica el psicólogo Emilio López Bastos, vicepresidente de la Sociedade Galega de SexoloxÃa, que desde que Internet se ha generalizado «nos encontramos en el dÃa a dÃa con más personas, en su mayorÃa hombres, que acaban cambiando su patrón mental de erotización y, por ello, su conducta sexual». O sea, que pueden terminar viviendo su vida sexual «con dos elementos que adquieren una importancia central: la pornografÃa y la masturbación».
¿En qué se traduce esto? Como terapeuta sexual, López Bastos trata ahora con frecuencia «fantasÃas que difÃcilmente se pueden tener al alcance en la realidad; neofilia, que es la necesidad de buscar parejas distintas; exclusividad del estÃmulo visual como arranque de la respuesta sexual, lo que implica una gran dificultad para imaginar y fantasear mentalmente; alorgasmia, entendida como necesidad de imágenes sexuales mentales para alcanzar el orgasmo; aumento del umbral de excitación, con falta de reacción ante estÃmulos sexuales habituales; desvÃo del objeto de deseo, por el que la pareja deja de ser el blanco del impulso, y dificultad para llegar al clÃmax si no es por uno mismo».
El psicólogo incide además en que muchos de estos riesgos se minimizan cuando la actividad on-line es «en pareja y no en exclusividad». Respecto a que sean los hombres los que con mayor frecuencia visitan las webs pornográficas, sostiene que el principal argumento hay que buscarlo en «un patrón de educación sexual distinto desde la adolescencia».
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«La realidad es que es uno de los negocios más rentables»
VÃctor Domingo
Presidente de la Asociación de Internautas