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De nuevo la escenificaci贸n del dilema entre seguridad y privacidad

De nuevo la escenificaci贸n del dilema entre seguridad y privacidad


ElWhite House Summit on Cybersecurity and Consumer Protection celebrado en Stanford ha servido como una nueva escenificaci贸n del debate entre seguridad y privacidad, de las tensiones entre el gobierno y las compa帽铆as tecnol贸gicas. De hecho, el anuncio de un decreto ley presidencial sobre ciberseguridad que obligar铆a a las compa帽铆as a compartir m谩s informaci贸n con el gobierno sobre posibles amenazas, cuyo texto no ha sido desvelado a煤n, hizo que empresas como Google, Facebook o Microsoft se negasen a enviar a ning煤n directivo a la reuni贸n. 


 


El CEO de Apple, Tim Cook, s铆 acudi贸, y su discurso fue de esos que son dignos de ser vistos con atenci贸n y guardados con mimo

 

Una cerrada defensa de la privacidad como derecho universal en la misma l铆nea de la carta publicada el pasado septiembre, y de la necesidad de que las compa帽铆as tecnol贸gicas hagan todo lo que est茅 en su mano para ofrecerla de la mejor manera posible a sus usuarios, para muchos de los cuales, en muchas partes del mundo, puede suponer la diferencia entre la vida y la muerte. Sacrificar nuestro derecho a la intimidad puede tener graves consecuencias. Si los que est谩n en puestos de responsabilidad en esas empresas tecnol贸gicas no logran hacer todo lo que est茅 en su mano para proteger el derecho a la intimidad, corren el riesgo de perder algo mucho m谩s valioso que el dinero: de arriesgar su forma de vida.

Obama, por su parte, se manifest贸 preocupado: por un lado, se muestra claramente a favor de la existencia de herramientas de cifrado fuertes para los usuarios, pero por otro, mantiene que los ciudadanos exigen a su gobierno que les proteja, y afirma que la primera vez que se produzca un atentado en el que tuvimos pistas que no pudimos seguir, el p煤blico va a exigir respuestas. Respuestas que va a tratar de obtener de las compa帽铆as tecnol贸gicas en forma de una mayor cooperaci贸n, eufemismo que esconde el desarrollo de herramientas  puertas traseras, etc.  que las compa帽铆as tecnol贸gicas no pueden en modo alguno entregar.

El debate de siempre: el gobierno pidiendo mejores m茅todos de vigilancia, a cambio de ofrecer una falsa sensaci贸n de seguridad que ya todos sabemos que es completamente inexistente. S铆, es posible que en el pr贸ximo atentado, los ciudadanos se pregunten por qu茅 su gobierno no llev贸 a cabo una labor de vigilancia mayor. Pero disponer de herramientas para vigilar las comunicaciones de todos los ciudadanos o de herramientas de cooperaci贸n capaces de espiar cualquier conversaci贸n no va a evitar que esos atentados se produzcan. Por tanto, es el momento de educar a los ciudadanos, de explicarles que su presidente tiene el mismo derecho de utilizar herramientas de cifrado fuertes que ellos, y que eso convierte el espionaje de las comunicaciones en algo completamente inviable. En algo que, a estas alturas y sabiendo ya lo que sabemos, no deber铆a siquiera intentarse. La prevenci贸n de atentados tendr谩 que hacerse de otra manera, en base a otros m茅todos. Pero las intenciones del gobierno norteamericano, capaz de desarrollar la mayor maquinaria hipertrofiada de espionaje colectivo jam谩s creada y que no sirvi贸 para evitar que les llenasen de bombas delante de sus narices la meta de un marat贸n popular, apuntan a que quieren volver a equivocarse de nuevo. A costa de las libertades de todos sus ciudadanos.

Reproducido del blog de Enrique Dans