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¿Quiénes son los piratas de Islandia?


El pasado sábado 29 de octubre, mientras en España se investía como presidente a Mariano Rajoy, en Islandia se celebraban unas elecciones en las que el Partido Pirata ha pasado de tener tres representantes en el parlamento a tener diez. Esta noticia no está siendo adecuadamente tratada por los mass media al resultarles imposible encontrar mejor etiqueta, para los piratas, que la de antisistema. Actualización: Partido Pirata de Islandia: tercero pero gran vencedor

Cuando un periódico o una cadena de televisión llama antisistema a un partido político suele querer decir que el partido en cuestión no es más que un grupo de bárbaros cuyo único objetivo, impulsados por el odio al orden socioeconómico establecido, es derrocar al gobierno vigente. Pero los piratas que han triunfado en Islandia son bastante más que eso.

Para comprender el origen de los piratas hay que remontarse a mediados de los años cincuenta del pasado siglo. Stalin había muerto en 1953 y el discurso marxista ya no contaba con las masas de campesinos y obreros industriales de principios de la última revolución industrial: en los Estados Unidos la mayor parte de los puestos de trabajo estaban ya en el sector de comercio y servicios. Habiendo sido controlado el "peligro comunista" su contrapeso, el fascismo, pasó de ser un muro de contención a un estorbo intervencionista y fue abandonado por los poderes económicos. Las grandes empresas tuvieron, a partir de entonces, el campo libre para instaurar su propio régimen. Esta nueva situación fue denunciada por Frederik Pohl y Cyril M. Kornbluth en su novela Mercaderes del espacio (1953) y por Allen Ginsberg en su libro de poemas Aullido (1955).

Pero, en ausencia de un proletariado fuerte que luchase contra el sistema, una inesperada nueva clase social entró en escena: la juventud. Esta nueva clase inconformista, descrita por J.D. Salinger en El guardián entre el centeno (1951) y por Nicholas Ray en Rebelde sin causa (1955), encontró en Allen Ginsberg y la beat generation un referente ideológico y dio lugar, a finales de los sesenta y principios de los setenta, a los hippies y los yippies que mencionaba John Lennon en su canción Give peace a chance (1969).

La historia, a partir de 1971, es bastante conocida en lo relativo a los hippies. Sus ideas ecopacifistas fueron más o menos asimiladas por la sociedad y se materializaron, poco después de la catástrofe nuclear de Three Miles Island (1979), en el nacimiento de los partidos verdes (1980). Se trataba de una novedad en la arena política, dado que la principal reivindicación de estos nuevos partidos era más la sostenibilidad ecológica que el marxismo.

Mucho menos conocida es la evolución de la otra rama, la de los yippies, cuya lucha se centró desde 1971 en desbaratar el control de las comunicaciones ejercidos por las grandes compañías telefónicas. A mediados de los años ochenta, con la explosión de la informática personal y del software libre, los primitivos phreakers del YIP (Youth International Party: de ahí el nombre de yippies) se habían convertido en hackers, y la lucha se había trasladado de las comunicaciones telefónicas al ciberespacio, dando lugar al pensamiento cyberpunk.

Entonces, en el año 2006 y en el entorno cyberpunk de The Pirate Bay, un grupo de hackers suecos decidió materializar su ideología en el Piratpartiet para defender la libertad de las redes. Desde entonces los partidos piratas se han extendido por los cinco continentes.

Y eso nos lleva a la Islandia de 2016, en la que el Partido Pirata ha conseguido, con un ideario cyberpunk (recomiendo la lectura de Nosotros, las personas, somos el sistema, para entender a qué me refiero), diez escaños en el parlamento. Los verdes han conseguido otros diez, que sumados a los de los piratas no alcanzan para una mayoría absoluta pero sí para tener un peso importante durante la próxima legislatura. Todavía cabe la posibilidad, incluso, de que con algunos apoyos más pueda formarse un gobierno formado por verdes y piratas.

La socialdemocracia, mientras tanto, se ha hundido. El contrapeso a las políticas liberales en Islandia ya no está en la izquierda nacida de la revolución industrial sino en partidos posindustriales como verdes y piratas. La Tercera Ola ha entrado de lleno en el parlamento de Islandia.

Artícculo de Ángel Vázquez Hernández en Perdonen Si Molesto Un Poco

Actualización: Partido Pirata de Islandia: tercero pero gran vencedor