Jornada 25 Aniversario Asociacion de Internautas


Los músicos buscan nuevos rumbos


Las nuevas tecnologías permiten a grupos y solistas grabar y comercializar sus trabajos al margen de las multinacionales





AMELIA CASTILLA -EL PAÍS .- Olvidados por las grandes discográficas que sólo buscan la rentabilidad inmediata, algunos músicos han empezado a autoproducirse sus propios discos. Quique González, Kiko Veneno, Ojos de Brujo y Mucho Muchacho son sólo un ejemplo de una tendencia que crece lentamente. De momento, en Barcelona ya funciona una Plataforma de Autoeditores (PAE) que agrupa a más de veinte grupos dispuestos a experimentar con nuevas formas de difusión y distribución. La autogestión, cuentan, es posible gracias a que los adelantos técnicos facilitan que la música sea asequible y barata. Sin apenas medios para la publicidad y la promoción, utilizan Internet, donde cuelgan sus manifiestos y se comunican con el público y entre sí.

"La música no está en crisis; lo que está en crisis es la industria", asegura, convencido, el cantautor Quique González , cuyo trabajo Kamikazes enamorados, su cuarto álbum, producido por Varsovia Récords, le ha confirmado como una de las grandes promesas del pop en castellano. Desde que consiguió la carta de libertad de la discográfica para la que grabó sus tres primeros trabajos, González empezó a girar por su cuenta. "Desde enero llevo más de cincuenta conciertos y ahora estoy empezando a ganar dinero y a ver mis discos en las tiendas", cuenta desde su domicilio madrileño, donde tiene un pequeño estudio en el que trabaja. "En este momento se está produciendo un abuso implícito en algunos de los contratos que se firman con los artistas", añade. "Ellos tienen la propiedad del máster de la obra; de los conciertos de promoción se sobreentiende que no se cobra y el vídeo también lo paga el artista. Mi lucha con la multinacional fue por conseguir que mis discos estuvieran en las tiendas, la primera fuerza de presión contra la piratería, pero sólo ahora hace unos meses he visto mis discos en la Fnac. El desinterés era tal que incluso grabaron un sampler con cinco canciones para regalarlo entre los estudiantes y nadie descubrió que en realidad habían grabado las 17 canciones del disco".

Pero su caso no es un ejemplo aislado. Las cosas no son fáciles para los artistas noveles. Al menos dos de las cinco multinacionales que dominan el mercado mundial empiezan a exigir, como requisito para firmar contratos con músicos noveles, asumir también la representación y gestión del artista. "Y sin posibilidad de negociar. Lo tomas o lo dejas", añade Joseph Coll, integrante a del grupo Sin Papeles y coordinador de la Plataforma de Autoeditores (PAE), en la que se encuentran asociados más de 25 grupos y compañías de discos creadas por ellos.

"La propuesta es al menos una base para relacionarse, unir esfuerzos, contar con asesoramiento técnico y experimentar con nuevas formas de promoción". Coll no niega tampoco que se trata de una cruzada personal. "Juntos hemos logrado que nos hagan rebajas a la hora de fabricar los discos, y nuestra meta ahora es conseguir una sección de autoproducidos en las tiendas especializadas".

El gran precursor fue Prince. También Sting o Fito Páez producen sus propios trabajos, y es que el circuito antiguo de casas de discos que buscaban productores se ha roto. "En el mundo de la música ya no hay competencia posible, ahora las empresas se compran unas a otras", asegura Kiko Veneno. Para él, la base de esta polémica hay que buscarla en los cambios radicales que ha experimentado el panorama de la cultura de la música. "Ahora se potencian sonidos dirigidos, principalmente, a un público infantil o adolescente, y con vinculaciones con el cine u otros medios audiovisuales. Las multinacionales quieren artistas de éxito, y el mejor modo de rentabilizarlo es apoyar el concepto de gran espectáculo", añade.

Se vive un momento de fractura que puede abrir un mercado alternativo importante, pero ¿qué tipo de compañías van a cubrir ese hueco y en qué emisoras van a programar esos discos? "No soy optimista, pero tampoco me rindo. Se están produciendo muchos cambios, el monopolio tiende a universalizarse, pero también las ciudades avanzan y ya hay algunos casos de emisoras locales o alternativas que están al servicio de la gente y no de la publicidad", comenta Kiko Veneno, que con un equipo de 24 pistas grabó en su casa Gira mundial, que luego ha distribuido en Internet y del que ha vendido más de 5.000 copias sin publicidad.

Otro ejemplo, Ojos de Brujo, con su música autoproducida, ha conseguido el éxito. Ha vendido 50.000 discos. Pau Riba, miembro también de la APE, asegura en un manifiesto colgado en la Red que "la industria [de la música] ha ido a remolque de los adelantos tecnológicos", y "son precisamente estos adelantos los que, a un coste asequible, han puesto en manos del músico la posibilidad de ejecutar su obra a lo largo de todo el proceso de producción". Para Aradtaxia, un grupo heavy integrado por estudiantes que han crecido con Internet, la autoedición es la única salida. Han editado 1.000 copias de Silencio, su primer álbum, y lo venden en los conciertos.


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