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Se veía venir...

La 'comunidad Linux' se levanta en armas contra el nuevo Windows 8


No está aún en la calle y ya genera polémica. El nuevo Windows 8 llegará a las tiendas el próximo 29 de octubre, pero ya son muchos los que le esperan con los cuchillos afilados. Uno de ellos es la comunidad de usuarios de Linux, que acusa a Microsoft de estar tendiendo una trampa al software libre con su nuevo producto. La polémica gira en torno a una modalidad de arranque que implementará Windows 8, el conocido como secure boot




En realidad el secure boot, o «arranque seguro», no es una característica de Windows 8, sino del UEFI, una evolución de la clásica BIOS que se emplea en los ordenadores más modernos (y en las máquinas de Apple desde hace años) y permitiría a Microsoft controlar qué programas se cargan al iniciar el ordenador por medio de una clave. El arranque seguro garantiza que, por ejemplo, aunque se esté infectado por un virus, éste no volverá a cargarse tras un reseteo por no estar firmado por el sistema operativo. Una ventaja que se podría ver empañada con un mal uso. Y es que igual que los virus, tampoco Linux o cualquier otra aplicación no comercial contaría con la firma de Microsoft. De las aplicaciones de grandes compañías, como Adobe Photoshop o iTunes, se espera que alcancen acuerdos con la compañía fundada por Bill Gates.



No obstante la comunidad del software libre está que echa humo. «UEFI es una tecnología maravillosa, llena de posibilidades. Es una pena que Microsoft la utilice para evitar que con Windows convivan otros sistemas operativos», explica a Teknautas Alberto Planas, desarrollador y programador de software libre. Según Planas y asociaciones como Hispalinux, Windows estaría exigiendo a los fabricantes informáticos la activación por defecto del secure boot como condición sine qua non para obtener la licencia oficial. En este escenario, Microsoft controlaría todo lo que se arranca en el ordenador por medio de una clave y ni siquiera un formateo del disco duro sería válido para revertir la situación.



Desde Microsoft admiten esta realidad con matices. Según las explicaciones de los ingenieros implicados en el proyecto, Windows 8 exigirá a los fabricantes por defecto el secure boot, si bien dejarán «en manos del fabricante la última palabra a la hora de decidir quién gestiona los permisos de seguridad en cada equipo». Según la versión oficial de la compañía «el arranque seguro no es un bloqueo de los cargadores de sistema operativo -los que permitirían un arranque dual-, pero sí es política de la empresa que el firmware valide la autenticidad de los componentes», para asegurar después que «el fabricante tiene el derecho a modificar el firmware acorde a las necesidades de sus clientes. Al final, Microsoft pone las medidas de seguridad y es el usuario el que toma su decisión personalmente».

El Confidencial

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