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   Noticias - 10/Junio/99

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Acceda gratis a Internet: paga Telefónica

José Cervera. Madrid.

Las telefónicas españolas corren a ofrecer acceso a Internet gratis para conseguir clientes y parecer ‘en la onda’. Pero lo mejor es que quien paga es Telefónica; los nuevos servicios se financian en parte con pagos de la empresa de Villalonga, en virtud de una arcana regla de interconexión.

En una frase, suena raro: Telefónica subvenciona a sus competidores para que le hagan la competencia regalando un producto que la operadora vende. Pero las cosas no son tan sencillas; al final quien paga es el sufrido internauta, aunque a Telefónica le duele un montón. La realidad es que los nuevos servicios de acceso a Internet gratis que ofrecen desde esta semana Jazztel, Retevisión y Airtel se financian en parte por medio de dineros recibidos de Telefónica, en virtud de un detalle enterrado en los acuerdos de interconexión entre ellas. Este tipo de pagos entre telefónicas se llaman settlements (interconexión), y es la forma como las operadoras se han estado abonando unas a otras el uso respectivo de sus redes. Y también el modelo usado en Gran Bretaña por la cadena de tiendas de electrodomésticos Dixons para crear su servicio Freeserve y hacer estallar el mercado de acceso a Internet allí. Aunque una de las primeras en usarlo fue la vasca Euskaltel..., pero ya llegaremos a eso.

La cosa data de cuando las telefónicas eran monopolios naturales, una en cada país. Dentro de sus fronteras sólo había una red, y la propia compañía decidía cómo repartir gastos e ingresos entre los distintos componentes de esa red. La cosa era más complicada cuando se llamaba al extranjero, y ahí entraban las interconexiones. Supongamos una llamada Burgos-Londres. El origen de la llamada estaba en la red de Telefónica, y seguía allí hasta alcanzar Inglaterra. En ese momento la llamada estaba usando la red de BT hasta alcanzar el teléfono destino. Pero el cobro de la llamada lo hacía Telefónica, que posteriormente pagaba a BT por el uso de esa porción de su red (desde la frontera al teléfono londinense). Eso era el settlement.

Las cuentas podían hacerse realmente complicadas, dependiendo del balance de llamadas (si había más llamadas desde Burgos a Londres o viceversa). Pero, al fin y al cabo, en el cerrado club de las telefónicas de antaño todo quedaba entre amigos. De hecho este mecanismo era una de las fuentes principales de ingresos para muchas telefónicas del Tercer Mundo, que emitían muchas llamadas hacia países ricos pero recibían comparativamente muy pocas: es decir, que sus interconexiones eran positivas y grandes. En este negocio, la asimetría importa.

 

Euskaltel tiene una idea

Para poder utilizar esa asimetría hay que tener dos cosas: una licencia de operador telefónico Clase B, y un bloque de numeración, otorgado por la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones. En ese momento uno puede empezar a instalar teléfonos, que a su vez pueden empezar a recibir llamadas. El problema está en que se puede tener una licencia Clase B pero no teléfonos, todavía; ésta es la situación de casi todos los nuevos operadores (Jazztel, Retevisión y Airtel entre ellas). La asimetría de interconexión es completa; estos operadores pueden recibir llamadas, pero no tienen quien emita llamadas. De modo que la interconexión fluye en un solo sentido.

“Las tasas de interconexión, que están en la Oferta de Interconexión de Referencia (OIR), emitida por la CMT, están basadas en supuestos; entre ellos, que los flujos de tráfico están equilibrados”, explica Graham Johnson, Consultor Principal de la consultora especializada británica Analysys. “Si uno tiene una licencia Clase B pero aún no teléfonos propios, estaría cobrando dinero por la interconexión”. Y la idea se le ocurrió a Euskaltel hace ya más de un año.

En este tiempo la telefónica vasca ha conseguido 40.000 clientes para su Eusk@lnet básico, que es gratis para sus clientes de acceso indirecto (a través del 050). Una parte de sus gastos la paga Telefónica mediante la interconexión.

Y el que las cifras pueden hacerse rápidamente muy altas. Según la OIR la terminación de una llamada se paga a 1,65 pesetas/minuto, en horario normal y punta, y a 1,05 pesetas/minuto en reducido. Esto significa que un internauta normal, que navegue 20 minutos cada día (la media en España) generaría entre 7.670 y 12.000 pesetas al año por interconexión; casi lo que cuesta un proveedor de acceso tradicional. Si la telefónica (que cobra la interconexión) y el proveedor de acceso son la misma empresa... ¡voilá!, casi le sale gratis. Airtel ha anunciado que prevé tener medio millón de usuarios para final de año; con esas cifras, estaría recibiendo de Telefónica entre 3.800 y 6.000 millones de pesetas al año. Procedentes íntegramente de lo que cobra Telefónica por un servicio (la llamada local) que la empresa de Villalonga considera deficitario... Desde luego, nada agradable de explicar a los accionistas.

 

Dixons, o historia de una reconversión cibernáutica

Érase una vez una empresa dedicada a uno de los oficios más dignos, y menos sexy, del planeta: las tiendas de electrodomésticos. Érase una telefónica especializada en larga distancia, procedente de una eléctrica. Érase Dixons y Energis, en Gran Bretaña. El 23 de septiembre del pasado año juntaron sus fuerzas para ofrecer un nuevo servicio llamado Freeserve: acceso gratis a Internet para cualquiera que deseara usarlo, sin más requisitos que recoger un CD con los programas necesarios en cualquier tienda de Dixons. La financiación se establecía mediante el truco de las interconexiones por terminación de llamada, complementado con publicidad y otros ingresos (como cobrar por la ayuda telefónica). Para noviembre Freeserve estaba suscribiendo 8.000 nuevos socios al día; para diciembre era el mayor proveedor de acceso del Reino Unido, con más de 550.000 clientes. En mayo el número de usuarios de Freeserve sobrepasaba el millón y medio, y el mercado había estallado.

En ese momento más de 70 proveedores estaban copiando el modelo, incluida la propia BT; America Online había reducido en un 40% sus tarifas, y la idea se extendía por Alemania y Francia. El último en llegar es un fabricante de PC, Dell, que piensa ofrecerlo en toda Europa antes de final de año. Freeserve transformó, en solitario, el panorama de Internet en el Reino Unido.

En el ínterin, Dixons se disparó en Bolsa hasta alcanzar valoraciones más cercanas a las empresas míticas de Internet que a sus correligionarios del sector comercial. Dixons ahora planea sacar a Bolsa una participación minoritaria de Freeserve.

Claro que todo tiene su explicación: en el Reino Unido las tasas de interconexión son más altas que en España. BT paga a Energis entre 1 y 6 peniques por minuto (2,55 a 15,34 pesetas/min.), lo que supone ingresos más saneados.

REPRODUCIDO DE  CINCO DIAS