Los tres grandes operadores no han parado de subir sus precios y eso ha impulsado los precios de los paquetes convergentes al alza, pero los usuarios parecen no estar asumiendo esas subidas sin movimientos. Al alto número de portabilidades que se da en los últimos tiempos, que está beneficiando sobre todo al Grupo MásMóvil, se une ahora el freno al gasto en el pack de fijo y móvil sin televisión.
El gasto en el paquete con televisión sí se ha elevado, de los 73,9 euros (sin impuestos) de finales de 2016 a los 78,7 euros de finales de 2017, pero por primera vez el gasto en el paquete de televisión ha bajado. Ha pasado de 54,3 a 53,6 euros mensuales de un año para otro, un descenso que no es especialmente pronunciado pero que hace ver que los usuarios se mueven buscando la mejor oferta.
Buscando refugio ante las subidas de precio
Todos los datos que conocemos apuntan a lo mismo: los usuarios se mueven ante las subidas de precio. Los tres grandes ya no están en aquella situación casi ideal tras la integración de ONO en Vodafone y de Jazztel en Orange, donde la competencia en este tipo de paquetes era muy reducida. Ahora el Grupo MásMóvil aprieta y los clásicos se tienen que intentar defender con opciones más económicas que las de su marca principal, como ha hecho Telefónica recientemente con el lanzamiento de O2.
Aun así sabemos que más del 99% de las líneas fijas están en manos de cinco empresas (Movistar, Orange, Vodafone, MásMóvil y Euskaltel), pero ninguna de ellas se pueden despistar. Si se pasan con sus precios los usuarios pueden volver a desempaquetar sus productos y recurrir a operadores virtuales, mientras los servicios de vídeo en streaming se siguen haciendo fuertes como rivales de la televisión tradicional.
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