Jornada 25 Aniversario Asociacion de Internautas


La ley contra la cultura


Si alguien alberga alguna duda sobre los efectos perniciosos de las actuales leyes de propiedad intelectual, valga un ejemplo: el próximo verano el centenario del 'Bloomsday' inmortalizado en el Ulises de James Joyce no estará marcado por lecturas públicas de sus obras. El literato irlandés es una gloria nacional de aquel país y el gobierno prepara una serie de conmemoraciones del centenario del 'Bloomsday' el próximo junio. Mas sus herederos consideran cualquier lectura pública de su obra una violación de su propiedad intelectual... De no haber acuerdo (probablemente económico), no habrá lecturas. Lo mejor de todo es que los derechos ya caducaron (en 1991), pero una reforma legal los extendió 'a posteriori'. El efecto neto: o alguien paga, o no se lee.





Se suele justificar la legislación de propiedad intelectual con la necesidad de proteger el desarrollo de la cultura. Cada vez más y durante más tiempo. El problema es cuando esta extensión acaba colisionando de frente con la cultura tal y como la entendemos los mortales. El ejemplo de los herederos de James Joyce, que amenazan con bloquear cualquier lectura pública de su obra durante las celebraciones del centenario del día inmortalizado en el Ulises, es una buena ilustración. Las leyes de propiedad intelectual están impidiendo, en lugar de favorecer, la difusión de la cultura.

Es difícil imaginar qué tipo de perjuicios piensan los herederos que les puede suponer una lectura pública del Ulises. No se van a vender menos libros (probablemente se venderán más); nadie va a sustituir la lectura del volumen por la escucha de la versión oral. La pública difusión del texto favorece a los herederos. Que sin embargo amenazan con bloquearla, simplemente porque pueden.

Ésta es la clave: pueden. Los derechos económicos de la obra de Joyce caducaron en 1991, 50 años después de su fallecimiento. Pero una modificación de las leyes de propiedad intelectual devolvió por 20 años más estos derechos a sus herederos. En la tradición de endurecer y extender en el tiempo la propiedad intelectual, la modificación extendió 20 años el cierre de la obra de Joyce. El efecto está a la vista.

Una vez más las leyes están haciendo un flaco favor a la cultura. Más 'copyright' no resulta en más o mejor creación, como ilustra este caso a la perfección. ¿No es acaso la obra de Joyce una síntesis de la cultura occidental que bebe de centenares de antecedentes? El propio Joyce se habría visto impedido de crear si sus fuentes hubiesen tenido derechos de propiedad infinitos... pero ahora sus herederos pueden impedir que Ulises inspire a nuevos autores.

Tarde o temprano tendremos que plantearnos reformar la propiedad intelectual con la vista puesta en la cultura.

Y en esta época preelectoral, ¿los partidos, qué opinan de todo esto?

Jose Cervera en El Navegante


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