Jornada 25 Aniversario Asociacion de Internautas


Intrusos anónimos


Una guerra silenciosa invade los ordenadores del mundo. La avalancha de virus es, desde hace tres meses, tan descomunal que los expertos calculan que cada día pueden aparecer 500 variantes nuevas de gusanos, bichos y monstruos capaces de bloquear uno de los mejores inventos de todos los tiempos: la comunicación electrónica global. Es una invasión silenciosa, alevosa, ladina, constante y acumulativa: los virus se autorreproducen, se autoenvían, dan la vuelta al planeta y regresan reforzados, desafiantes, dispuestos a organizar el más monumental lío electrónico imaginable en una madeja sin otro fin aparente que el enmudecimiento final del invento. La guerra silenciosa de los virus informáticos acabará el día en que ya no quede resquicio sin invadir. Son insaciables.





Desde hace varios meses he observado, en carne propia, el crecimiento del fenómeno. Primero -siempre en inglés, of course- llegaban mensajes anodinos. "Éste es tu documento" o directamente guasones con risas ratoniles: "Hi, hi, hi". Luego aparecieron las advertencias: "Tu nombre está equivocado", "cuidado con el archivo", "tu correo es un peligro". Después los insultos: "Eres malo" es, desde hace semanas, repetido con una insistencia tal que, tras cien veces de leer eso, uno puede acabar, incluso, preguntándose por las culpas propias.

Los mensajes, naturalmente, son anónimos por lo general: el intruso, aunque existe, no es nadie. Aunque, en ocasiones, el "eres malo" llega desde la dirección de una respetable institución: nadie se salva. Estoy segura -esto es aún más preocupante- de que, en mi nombre, se han divulgado un montón de inconveniencias y tonterías. Los virus no sólo asaltan, pues, nuestra intimidad, sino que al apropiarse de nuestra dirección electrónica intentan desposeernos de una porción de nuestra identidad lanzándola a un estúpido enredo global.

Un lío tan enorme que Víctor Domingo, presidente de la Asociación de Internautas Españoles, me dice que ocupa ya el 80% del correo de una mayoría de los 10 millones de internautas españoles. "Muchos de esos virus no son dañinos", explica, "pero, junto con el spam, llevan a la saturación de la red". El spam es el envío masivo de correo publicidad no deseado. Por ejemplo: a él le avasallan con Viagra y sucedáneos, y a mí, con anuncios de lencería sexy. El spam no es un virus, pero ambos son una plaga. Y una plaga electrónica -capaz de distinguir los sexos- es hoy el equivalente de las plagas bíblicas.

¿Por qué pasa esto? No se sabe. Hay una invasión automática, de reproducción también automática, de virus anodinos que afectan a los internautas descuidados con sus antivirus y a través de ellos a todos los que hemos tenido la precaución de blindar el ordenador como una caja fuerte. Un descuido en eso te hace estar a merced de ataques mortíferos irreversibles. Los virus anodinos son tan sólo una molestia que eliminar, en la que millones de usuarios empleamos tontamente nuestro tiempo, pero que, a medio plazo, puede producir la saturación definitiva y la inutilidad del sistema. Cuando de 100 correos sólo interesan 15, te planteas muchas cosas. ¿Quién puede tener interés en aniquilar inventos tan estupendos?

De la comunicación electrónica -lo he aprendido en la recomendable página www.internautas.org - la gente normal sólo percibimos la punta del iceberg. En lo subterráneo hay espías, estrategas, servicios secretos, viciosos, ávidos de dólares, negociantes, truhanes, vanidosos, piratas, bromistas, hooligans, camaleones, fundamentalistas y campeonatos de creadores de virus. Una nueva ciencia que acabará explicando la humanidad está naciendo tras el anonimato de la red. La plaga de los virus es sólo la metáfora más descarnada y visible de otra guerra. Ahí están los anónimos intrusos electrónicos interfiriendo en nuestras vidas desde una dimensión desconocida.

MARGARITA RIVIÈRE IDA Y VUELTA - EL País | Cataluña -

Netsky bate nuevos récords.


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