Porque hay alternativas. Autores de todo el mundo están demostrando que se puede facilitar la difusión de productos culturales y a la vez ganar dinero y que los discursos catastrofistas no son ciertos. El paso del tiempo deja claro que las políticas represivas fracasan, y cada vez es más obvio que nos jugamos el futuro en este envite. Los errores que cometamos hoy en esta cuestión los pagaremos en el futuro.
Y, sin embargo nuestros políticos, incluso nuestro flamante nuevo gobierno, optan por más de lo mismo; por mantener a base de represión y leyes más restrictivas una situación camino de hacerse insostenible. Por fomentar la cultura dificultando su distribución.
¿Para cuándo una reforma de la legislación que reconozca y ampare el 'copyleft' además del 'copyright'? ¿Cuánto deberemos esperar para que los derechos de los usuarios de productos culturales se vean reconocidos y no corran peligro de recorte? ¿Es que nadie va a plantearse una política decidida de fomento y apoyo del Dominio Público? ¿Es que las leyes de propiedad intelectual se van a seguir haciendo desde la opinión, en beneficio propio, de sólo una parte del sistema autores-editores-consumidores de cultura?
No es esto lo que muchos esperábamos del nuevo gobierno en lo tocante a la política cultural. Porque sin quitar mérito a la iniciativa, no sólo de rebajas de impuestos vive la cultura. Y así no se fomenta su desarrollo. Sólo se apuntala a una industria que por este camino va a la ruina, y se empuja fuera del sistema de protección legal a los autores, editores y consumidores de cultura que deseen opciones más adaptadas a los tiempos que corren. Las soluciones del siglo XVIII no sirven para el XXI, por mucho que se refuercen. Lo que hace falta es un nuevo planteamiento, no más policía que haga cumplir leyes más estrictas.
WebLog Retiario de José Cervera en El Navegante
Más información sobre:
EL PSOE Y EL CANON DE LA SGAE
PARTICIPA EN LA CAMPAÑA CONTRA EL CANON DE LOS CDs y DVDs
...Es como un cuento perverso en el que los poetas atracan a su pueblo, los cantantes llaman piratas o pendejos electrónicos a los ciudadanos honestos, los músicos cambian sus instrumentos por calculadoras y a los autores les inspira la letra de las leyes y de los reglamentos para aplicar tasas. Una verdadera pesadilla, para salir de la cual basta con abrir los ojos y no dejarse engañar.
Y, sin embargo nuestros políticos, incluso nuestro flamante nuevo gobierno, optan por más de lo mismo; por mantener a base de represión y leyes más restrictivas una situación camino de hacerse insostenible. Por fomentar la cultura dificultando su distribución.
¿Para cuándo una reforma de la legislación que reconozca y ampare el 'copyleft' además del 'copyright'? ¿Cuánto deberemos esperar para que los derechos de los usuarios de productos culturales se vean reconocidos y no corran peligro de recorte? ¿Es que nadie va a plantearse una política decidida de fomento y apoyo del Dominio Público? ¿Es que las leyes de propiedad intelectual se van a seguir haciendo desde la opinión, en beneficio propio, de sólo una parte del sistema autores-editores-consumidores de cultura?
No es esto lo que muchos esperábamos del nuevo gobierno en lo tocante a la política cultural. Porque sin quitar mérito a la iniciativa, no sólo de rebajas de impuestos vive la cultura. Y así no se fomenta su desarrollo. Sólo se apuntala a una industria que por este camino va a la ruina, y se empuja fuera del sistema de protección legal a los autores, editores y consumidores de cultura que deseen opciones más adaptadas a los tiempos que corren. Las soluciones del siglo XVIII no sirven para el XXI, por mucho que se refuercen. Lo que hace falta es un nuevo planteamiento, no más policía que haga cumplir leyes más estrictas.
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