Manola forma parte de esas 83.000 familias que viven en el medio rural gallego. De ese mismo grupo al que
Telefónica colocó en convenio con la Xunta los móviles rurales celulares, inaugurados con una llamada del propio
Manuel Fraga. Esas familias representan un tercio de los poseedores de aparatos de ese tipo que hay en España.
Galicia fue la comunidad pionera en llevar el servicio telefónico al medio rural. El sistema, denominado Track
(teléfonos rurales de acceso celular), no necesita cables porque su funcionamiento depende de las ondas de radio. Pero el mundo
avanza que es una barbaridad, y claro, lo nuevo se queda viejo. Aquel invento, de gran tamaño y centralita incorporada, es ya
inútil. No sirve para Internet, ni para correo electrónico, ni para chatear... No sirve para entrar en la aldea global.
Se han dado cuenta. Y por eso ahora Telefónica anuncia, no es la primera vez, que Internet y todo su conglomerado de tecnología comunicarán de un plumazo fincas y corredoiras con Wall Street, por ejemplo. José Manuel Soto, director de Telefónica en Galicia, dice que «lo más probable» es que a finales de este año, el 2001, los vecinos del medio rural se podrán conectar a Internet «a la misma velocidad que los vecinos de una ciudad». Dice que los trabajos técnicos están muy avanzados y que, entre otras cosas, habrá que cargarse los 83.000 pioneros aparatos de telefonía móvil celular, los Trac.
Contando con que las previsiones se cumplan, que la Red esté en la aldea este año, que la velocidad de acceso sea como la de las ciudades -mejor un poco más rápida-, ya nada será igual. Manola podrá chatear con sus nietos, su marido podrá saber las últimas novedades en vacas locas, Careta será ordeñada a distancia, las gallinas pondrán web y las patatas se sacharán con una tecla. Por no hablar de lo entretenidas que se harán las tardes navegando con tarifas planas, aprendiendo inglés, viendo que hay más portales que el de Belén y encargando la cena a El Corte Inglés mientras las vacas comen pastos previamente configurados por ordenador. «Surgen las necesidades de las nuevas tecnologías», asegura el responsable de Telefónica en Galicia. Justifica de esa forma la sustitución del antiguo sistema por otro más moderno que permita la universalización de Internet y su llegada a cualquier punto del planeta gallego. Las cosas no serán fáciles. «Tiene que haber un acuerdo -anticipa Soto- entre las administraciones y el operador», que es Telefónica.
Mientras, las 83.000 familias gallegas que no saben lo que es Internet llevarán, como siempre, la vaca a la leira, usarán un sacho para las patatas y escucharán a sus nietos cuando vengan de la ciudad. Reproducido de La Voz de Galicia
Se han dado cuenta. Y por eso ahora Telefónica anuncia, no es la primera vez, que Internet y todo su conglomerado de tecnología comunicarán de un plumazo fincas y corredoiras con Wall Street, por ejemplo. José Manuel Soto, director de Telefónica en Galicia, dice que «lo más probable» es que a finales de este año, el 2001, los vecinos del medio rural se podrán conectar a Internet «a la misma velocidad que los vecinos de una ciudad». Dice que los trabajos técnicos están muy avanzados y que, entre otras cosas, habrá que cargarse los 83.000 pioneros aparatos de telefonía móvil celular, los Trac.
Contando con que las previsiones se cumplan, que la Red esté en la aldea este año, que la velocidad de acceso sea como la de las ciudades -mejor un poco más rápida-, ya nada será igual. Manola podrá chatear con sus nietos, su marido podrá saber las últimas novedades en vacas locas, Careta será ordeñada a distancia, las gallinas pondrán web y las patatas se sacharán con una tecla. Por no hablar de lo entretenidas que se harán las tardes navegando con tarifas planas, aprendiendo inglés, viendo que hay más portales que el de Belén y encargando la cena a El Corte Inglés mientras las vacas comen pastos previamente configurados por ordenador. «Surgen las necesidades de las nuevas tecnologías», asegura el responsable de Telefónica en Galicia. Justifica de esa forma la sustitución del antiguo sistema por otro más moderno que permita la universalización de Internet y su llegada a cualquier punto del planeta gallego. Las cosas no serán fáciles. «Tiene que haber un acuerdo -anticipa Soto- entre las administraciones y el operador», que es Telefónica.
Mientras, las 83.000 familias gallegas que no saben lo que es Internet llevarán, como siempre, la vaca a la leira, usarán un sacho para las patatas y escucharán a sus nietos cuando vengan de la ciudad. Reproducido de La Voz de Galicia