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Telefónica ingresará 73.500 millones más al año por el alza de tarifas


La Comisión Europea ha vuelto a convulsionar el marco de precios telefónicos en España, un tema que tanto el Gobierno como Telefónica creían haber cerrado definitivamente el pasado mes de abril.




Bruselas no está de acuerdo con lo pactado entre ambos y, en una decisión que ha dejado estupefactos a los dos protagonistas, exige a España que acelere la subida de la cuota de abono.

Inés Abril (Cinco Días, 28/08/2001)

Al Ejecutivo comunitario le parece inadmisible el acuerdo alcanzado en abril no tanto por el precio fijado para la cuota de abono (2.100 pesetas), sino por los plazos establecidos para una subida que se programó en tres años y que no se completaría hasta 2003. Bruselas quiere que el alza de la cuota mensual sea inmediata y así se lo ha hecho saber al Gobierno español, que tiene dos meses para resolver el problema si no quiere verse denunciado ante el Tribunal de Luxemburgo.

Sin embargo, lo que se ha convertido en un serio problema para el Gobierno de José María Aznar es una buena noticia para Telefónica. Subir la cuota de abono un 20,5% (de 1.742 a 2.100 pesetas) supondrá para la operadora unos 73.500 millones de pesetas de ingresos adicionales al cabo de 12 meses. Esta cifra representa el 4,6% de los ingresos por operaciones de Telefónica de España en 2000 y el 9,8% del Ebitda (flujo de caja operativo).

Y es que la cuota de abono es la fuente de ingresos más importante y más constante de la filial de telefonía fija. El año pasado supuso el 32% de la facturación, seguida muy de lejos por las llamadas locales, que representaron el 18,06%. Además, la demanda en este segmento es inelástica, ya que, a diferencia del resto de los consumos telefónicos, no existe casi competencia.

Más de un año antes.

Esta facturación adicional ya estaba prevista, pero, si el Gobierno sigue los dictados de la CE, se acelerará en el tiempo. Con el plan diseñado por el Ejecutivo, Telefónica sólo podía cobrar 2.100 pesetas al mes a los abonados de sus 17,1 millones de líneas a partir de 2003. El requerimiento de Bruselas puede adelantarlo más de un año y obligar a que el alza se materialice tan pronto como en noviembre, si se cumplen los plazos fijados en el dictamen motivado.

El razonamiento de la Comisión Europea es que el objetivo de elevar la cuota de abono es terminar con el déficit de acceso de Telefónica y éste es un problema que tiene que resolverse ahora, no en 2003. El ex monopolio asegura que el precio que cobra en estos momentos a sus abonados por mantener cada línea telefónica es inferior a lo que le cuesta y así se lo reconoció Bruselas.

También lo hizo el Gobierno español, después de una batalla con la Comisión Europea que duró más de dos años, aunque intentó limitar el impacto que la subida de la cuota tendrá tanto en el IPC como en la opinión pública escalonándolo en el tiempo. Para contrarrestar ambos efectos, decretó asimismo una rebaja de las tarifas telefónicas de larga distancia del 15% en tres años.

Ahora, sin embargo, España tiene que volver a enfrentarse a un dilema que creía resuelto, sobre todo después de que Telefónica retirara la denuncia que había puesto en Bruselas. El problema es que elevar en los próximos dos meses la cuota de abono desde 1.742 pesetas a 2.100 es una medida impopular de cara a la opinión pública y tiene efecto en el IPC. La otra salida es enfrentarse al Tribunal de Luxemburgo.

En todo este conflicto hay todavía unos terceros afectados: los competidores de Telefónica. Y para ellos el efecto es doble, con una cara positiva y otra negativa. Por un lado, la subida de la cuota les permitirá competir en igualdad de condiciones, ya que ellos pagan a Telefónica 2.163 pesetas por alquilar el bucle local, un servicio que el ex monopolio cobra más barato a sus clientes finales. El lado negativo es que los ingresos adicionales que conseguirá por la subida permitirán a Telefónica rebajar más el resto de las tarifas.



Reproducido de CINCO DIAS.

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