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El cable europeo amenaza quiebra


El endeudamiento amenaza con ahogar a compañías europeas de cable. Telewest, NTL, UPC... Más de 6,6 billones de pesetas en total. El avance de Internet por redes de banda ancha sufriría un duro revés




Mientras en EE UU gigantes como AOL Time Warner, AT&T, Cox o Comcast se aprestan para una nueva lucha por el control del negocio del cable, en Europa sus homólogas se preparan para una pelea quizá mucho más dura: la supervivencia.

La advertencia está lanzada. La agencia de calificación estadounidense Moody's señaló la existencia de un panorama desfavorable en el sector del cable en el Viejo Continente en un informe del pasado verano. El motivo no es otro que el excesivo endeudamiento contraído frente a unos ingresos, que según estos expertos, no han cumplido las previsiones.

De esta manera, la actual deuda conjunta de compañías como NTL, UPC, Telewest, eKabel, Callahan NRW, Cable Satisfaction o la española Ono suma los 6,68 billones de pesetas, con un incremento superior al 24% entre enero de 2000 y junio de 2001. Por contra, sus ingresos en el último ejercicio, cerrado en marzo en el caso de las firmas británicas, apenas superaron los 1,19 billones de pesetas.

Ante esta situación, y si no hay una mejora sustancial de los volúmenes de tesorería, algunos observadores se han atrevido a hablar de riesgo de impagos. Un problema añadido es el alto coste de la financiación. Muchas de estas empresas tuvieron que recurrir en los pasados ejercicios a emisiones de bonos de alta rentabilidad, llamados también bonos basura, para poder captar liquidez (por encima del 10% en la mayoría de casos y algunas próximas al 20%). En estos momentos, estas firmas tienen vivas más de 50 emisiones.

Ahora, con la actual crisis de todas las empresas de telecomunicaciones, si quisieran captar fondos "deberían incrementar esa liquidez", explica un analista que recuerda, además, que tampoco ha habido nuevas aportaciones de capital en las firmas con la excepción de Ono, cuyos accionistas aprobaron una ampliación en el primer semestre por un valor de casi 49.800 millones de pesetas.

Pero, ¿qué significaría el hundimiento de estas empresas de cable en Europa? Para algunos analistas sería un duro tropiezo para el avance de Internet y los nuevos servicios. Un reciente estudio del Deutsche Bank calificaba a esta infraestructura como la verdadera banda ancha, por lo menos en la actualidad, frente a otras vías de acceso a la web como el WAP o el UMTS en las comunicaciones móviles, o incluso el DSL, tecnología elegida por la mayoría de los viejos monopolios (BT, Telefónica, KPN o Deutsche Telekom) pero que aún se encuentra en una fase incipiente.

En esta misma línea, otros observadores van más lejos y señalan al cable como la auténtica competencia en el acceso directo a estas compañías puesto que han planteado la construcción de redes alternativas a las existentes. Así, hoy este grupo de cableras han extendido sus redes a más de 33 millones de hogares en los países del Viejo Continente.

Desde luego, para algunas de ellas la situación es crítica. La holandesa UPC es un ejemplo. La firma corre el riesgo de ser expulsada tanto del Nasdaq como de la Bolsa de Amsterdam, dado que sus títulos han permanecido por debajo del precio de un dólar durante varias semanas. Si así fuera, sería un paso más hacia la posible bancarrota. Aun así, sus nuevos ejecutivos (su presidente dimitió hace algunas semanas) aseguran que disponen de liquidez hasta el próximo año.

De todas formas, UPC es un caso paradigmático. La firma, apoyada por sus accionistas de referencia UGC (participada mayoritariamente por Liberty) y Microsoft, salió a Bolsa en febrero de 1999 y llegó a alcanzar una capitalización máxima cercana a los 2,62 billones de pesetas. Actualmente ronda los menos de 30.000 millones de pesetas. Sus directivos aprovecharon ese tamaño para emprender una carrera de adquisiciones que llevó a la empresa a extender sus tentáculos en más de 18 países europeos. En España entró junto a Aló, Hidrocantábrico y Dragados en uno de los consorcios adjudicatarios de una licencia de LMDS, proyecto que según fuentes cercanas al mismo, ha abandonado.

Diversos observadores han achacado a esta agresividad el absoluto hundimiento de UPC. Unas compras que no se tradujeron en un crecimiento real de la compañía. A principio de año, sus previsiones indicaban la instalación de 250.000 nuevos descodificadores, pero en el primer trimestre sólo había captado 33.000 nuevos clientes. La compañía pretende vender diversos activos incluida su filial de Internet Priority. Pero hay muchas dudas entre los analistas.

Este miedo al colapso también ha afectado, aunque en menor medida, a NTL, firma europea con cerca de 11 millones de hogares pasados. Y la deuda es también su gran amenaza. Un peligro que afecta igualmente a su gran rival en Reino Unido, Telewest.

Es tal la incertidumbre, que ambos competidores reconocieron a finales de agosto la existencia de negociaciones para la firma de una alianza que les permitiese desarrollar una estrategia conjunta en áreas como la comercial, la adquisición de derechos televisivos, así como la captación de clientes mediante el uso conjunto de los puntos de venta.

Ya en julio, NTL negoció un posible acuerdo de contenidos con AOL Time Warner que, aunque no se materializó, supuso, según algunos analistas, una muestra de las intenciones de las compañías estadounidenses de cable para dar el salto a Europa. Otra prueba de estas intenciones quedó patente la pasada semana con la adquisición por parte de Liberty de buena parte de la red de cable de Deutsche Telekom por la que pagó más de 910.000 millones de pesetas).

Si el colapso de empresas de cable se materializa en Europa, pueden aparecer posibles compradores en busca de sus infraestructuras a precio de ganga. Claro que, mientras, el desarrollo de la sociedad de la información sufriría un nuevo frenazo.

  El atentado a EE UU abre una esperanza Si en Europa las empresas de cable viven un momento de total incertidumbre, en EE UU algunas de las nuevas compañías de banda ancha pueden estar a punto de desaparecer. El último caso es Metromedia Fiber Network, una firma que meses atrás se convirtió en el estandarte de las nuevas redes en el área de Nueva York y que llegó a extender su expansión a diversas ciudades del Viejo Continente.

Metromedia está a punto de seguir los pasos de otras firmas como Teligent o Winstar, que tras haber sido a finales de la década pasada auténticos símbolos del desarrollo de las nuevas infraestructuras de telecomunicaciones e Internet en EEUU, quebraron. A partir de ahí, algunos de sus activos pasaron a ser propiedad de las grandes operadoras tras varias subastas.

Metromedia firmó la pasada semana un crédito de casi 28.000 millones de pesetas de varios bancos liderados por Citigroup para seguir sus operaciones. A cambio debía de presentar un documento acreditativo de su compromiso para hacer frente al pago de una deuda casi de casi 88.000 millones de pesetas. No fue así y ahora el expediente de quiebra puede estar a punto de comenzar. Y si la situación financiera era mala, ahora con el ataque terrorista la situación se torna peor. La firma no ha dado información sobre sus redes, algo que sí han hecho otras como Verizon o Sprint, que han reconocido la destrucción de 40.000 y 75.000 líneas de telefonía fija. Todas tendrán que hacer un esfuerzo de reconstrucción. No obstante, la necesidad de nuevas líneas puede ser la salvación de Metromedia. Es cuestión de semanas.

Reproducido de Cinco Dias

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