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Luces y sombras de la voz sobre IP


La telefonía tal y como la conocemos se enfrenta a su propio futuro: la creciente popularización de servicios de llamadas a través de Internet puede suponer una auténtica revolución en las comunicaciones. La razón de este hecho es básicamente el ahorro que supone el mantenimiento, gestión y uso de una única red para transmisión tanto de voz como de datos. Ya hay alternativa a la telefonía tradicional, aunque aún existen ciertos problemas de regulación que podrían lastrar su desarrollo e implantación.




Pabo Romero. El Mundo

Las llamadas por la Red no son algo nuevo, aunque sí lo es su popularización. Básicamente, este tipo de servicio usan un sistema llamado Voz Sobre Protocolo de Internet (VoIP) para transmitir llamadas de voz de manera similar al envío de correos electrónicos, es decir, convierten la voz en paquetes de datos que viajan a través de redes multiservicio.

La tecnología IP es ya utilizada (o se está implementando rápidamente) en las redes troncales de comunicaciones. Por ejemplo, Telefónica afirma que el 70% de las transmisiones de voz y datos ya se realiza a través de esta tecnología. También se puede usar en otros servicios de voz como, por ejemplo, los basados en la tecnología P2P, que necesitan un PC para funcionar. Ahora existe la posibilidad de ser ofrecida directamente a los usuarios para las comunicaciones de voz de una manera similar a la telefonía que conocemos, con un aparato similar a un teléfono y un número asignado, gracias a la creciente implantación de la banda ancha.

Grandes ventajas

Sus ventajas potenciales sobre la telefonía convencional son múltiples: es un servicio mucho más barato (a veces, incluso gratis), permite el nomadismo (es decir, el uso de un mismo número de teléfono independientemente de dónde se encuentre físicamente el usuario) y tiene capacidad multimedia. Además, la calidad del servicio es cada vez mejor, similar a la del teléfono convencional, y permite la interconexión. Existe ya tecnología incluso para solucionar uno de sus grandes problemas, las llamadas a números de emergencia.

En EEUU, las grandes compañías telefónicas ya anunciaron el pasado año que estaban desarrollando servicios de VoIP, temerosas de quedarse fuera de un suculento pastel que, además, estaba mermando de manera considerable sus ingresos. AT&T, por ejemplo, vio en el segundo trimestre de 2004 que sus beneficios eran cinco veces menores que en el mismo periodo del ejercicio precedente.

En España, las perspectivas son parecidas. Algunos estudios auguran un crecimiento del número de accesos a esta tecnología para este año de en torno al 184%. Además, permitirá un ahorro para los consumidores de cerca de 150 millones de euros, mientras que la facturación de las líneas tradicionales se puede reducir hasta un 10%, debido a la telefonía VoIP.

¿Es telefonía, o no?

El problema al que se enfrenta el desarrollo de la VoIP para usuarios en España es de definición del propio servicio, es decir, si se puede considerar 'telefonía' o no. La Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones (CMT), de momento, lo ha diferenciado, y el Gobierno lo ha denominado "servicio vocal nómada con capacidad multimedia". Telefónica está de acuerdo con esta distinción, mientras que el resto del sector sostiene que "tendría que aplicarse la regulación de telefonía, porque se percibe como tal", asegura Lionel Fernández, director general de Astel (que agrupa a los competidores de Telefónica).

Las operadoras de telefonía están sujetas a una regulación que las obliga, entre otras cosas, a la ofrecer servicios como el acceso a números de emergencia (112), garantizar unos niveles de calidad, la interconexión y la portabilidad del número. Además, al existir un operador dominante (Telefónica), hay reglas específicas que intentan garantizar la libre competencia, como el 'price cap' o la supervisión constante de ofertas y precios por parte de la CMT.

Si la Voz sobre IP no se considera telefonía (sino un mero Servicio de Comunicaciones Electrónicas), implica que el servicio tiene que cumplir menos requisitos. Esto daría una oportunidad a Telefónica para ofrecer un servicio similar a la telefonía, pero sin las limitaciones que le impone la CMT como operador dominante. Y Astel lo denuncia: "No queremos trajes a medida para que algunos puedan operar fuera del mercado".


Martín Pérez, director de la Comisión de Internet de ASIMELEC (Asociación Multisectorial de Empresas Españolas de Electrónica y Comunicaciones), no se opone a la distinción que realiza la CMT, si bien exige "regulación suficiente para garantizar la competencia en igualdad de condiciones, unos mínimos de calidad y la existencia misma del mercado". Exige además normas claras sobre numeración no geográfica o nómada ("que no se confunda con la telefonía actual") y la obligación del "encaminamiento a números de emergencia (112)".

Rangos de numeración

De momento, el Gobierno ha propuesto una regulación diferenciada, con su propia numeración específica (rango 51, en caso de nomadismo) y con numeración compartida con la telefonía fija (rango 8, para los números que tengan limitado su nomadismo al distrito telefónico donde resida el abonado).

Además, la CMT ha dado luz verde a Telefónica para ofrecer servicios IP a números que ya tenía asignados (PDF), lo que ha levantado las iras de las demás operadoras, que advierten de la confusión que puede provocar en el consumidor, que no podrá saber si un número es de teléfono convencional o de teléfono IP, con las diferencias de precio y calidad consiguientes, aseguran.

Por su parte, fuentes de Telefónica confirmaron los planes de la compañía de lanzar ofertas de voz sobre IP después del verano. Esta tecnología, que se puede aplicar "allí donde exista una línea ADSL", pretende ser usada por la operadora para ofrecer "servicios de valor añadido". Telefónica quiere pues ofrecer un producto "atractivo al cliente, no tanto por precio sino por calidad del servicio".

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