Jornada 25 Aniversario Asociacion de Internautas


El mismo pan hecho en un horno nuevo


Wilco ya era un grupo de culto en la escena independiente del rock norteamericano cuando en 2001 la Warner, su entonces compañía discográfica, se negó a editar Yankee Hotel Foxtrot por considerarlo un álbum "comercialmente inviable". Pero Jeff Tweedy y sus compañeros no se arredraron. Colgaron el disco en internet, y lograron con ello tanta repercusión que cuando finalmente se publicó en formato físico, un año después, se convirtió en uno de los títulos más vendidos de la formación. Sobra decir que Wilco es hoy por hoy, además, diez veces más popular que entonces, uno de esos grupos cuyas giras por España se consideran lo suficientemente importantes como para cerrar un telediario.




Crónica de Blas Fernández en el de Diario Sevilla El de esta banda fue uno de los ejemplos apenas esbozados ayer –lástima– por el blogger y activista procopyleft Jorge Cortell a la hora de insistir en la necesidad de buscar nuevos modelos de negocios musicales. Lo hizo, generando algunos momentos de polémica, en la mesa redonda Música y Propiedad Intelectual, enmarcada en las V Jornadas sobre Consumo, Publicidad y Cultura organizadas por la Facultad de Comunicación de la Universidad de Sevilla. Compartiendo espacio con el hasta hace poco profesor asociado de la Politécnica de Valencia estuvieron el cantante y compositor Kiko Veneno, el músico y productor Antonio Escobar, Pedro Jiménez –del colectivo Zemos98–, la investigadora Verónica Guardiola e Isabel Jiménez –hermana de la cantante María Jiménez, en calidad de ayudante de...–. Moderándolos a todos, y con no poco trabajo, actuó el profesor Manuel Garrido, quien tuvo que iniciar el acto comunicando la negativa de última hora a participar en el debate, "pese a estar anunciado desde hace mes y medio", del director territorial de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE), Luis Lozano, argumentando el "conflicto personal" de la entidad (¿?) con uno de lo presentes (Cortell). También se descolgó por "problemas de agenda" el representante, sin especificar, de la Asociación de Intérpretes y Ejecutantes.

Tomó la palabra Cortell para defender su postura: propiedad e intelectual son términos, según entiende, difíciles de conjugar. "La ley se creo en una época en la que la obra era el objeto, pero eso ya no es así en el mundo digital", dijo. Con ese punto de partida, no era extraño que Kiko Veneno –"yo soy socio de la SGAE, pero del sector crítico"– se llevase las manos a la cabeza. "Necesito los derechos de autor para poder vivir", argumentó, sin dejar de reconocer por ello que "yo también me bajo canciones de internet y eso no me provoca ningún sentimiento de culpa".

Algo se clarificó, aunque ante la confusión de alguna de las participantes, tuviera que volver a aclararlo Pedro Jiménez: "No hay que mezclar el top-manta con las descargas de internet. Lo primero es un delito; lo segundo no, pues la ley ampara esta práctica, siempre que sea para uso privado y sin ánimo de lucro, mediante el derecho a la copia privada".

Escobar, que encuentra la "misma demagogia" en las vertientes más radicales de ambas posturas –el todo vale y el todo es delito–, afirmaba que la nueva Ley de Propiedad Intelectual supondrá un retroceso en la capacidad de regeneración del continuum musical, siempre necesitado de retroalimentación, al tiempo que recordaba que "sin recompensa no hay creación". Todos de acuerdo: nadie en la mesa parecía querer quitarle el pan a los autores; sólo que éste tendrá que amasarse en otro horno. "La pelota siempre va al tejado de los músicos, pero este problema es de las discográficas", espetó. La gallina. Faltó tiempo hasta para que Cortell y Kiko coincidieran. Saltó el tema de Sony BMG infectando los ordenadores de los norteamericanos con virus que impiden copias y mantienen a la megacorporación al tanto de los hábitos culturales de sus usuarios. "Eso que dices sí que es razonable", concedía Kiko.

Las preguntas y acotaciones de los numerosos asistentes fueron interesantes y acertadas –la mayoría parecía más informada que algunos de los participantes–, pero se echó en falta hablar de nuevos modelos y soluciones, hablar más de Wilco...


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