Jornada 25 Aniversario Asociacion de Internautas


Administración electrónica en Barcelona


Para que luego no se diga que soy malo, hoy voy a hablar bastante bien de Clos (maravillas, para lo que suelo). Bueno, no tanto de él como de sus técnicos y asesores tecnológicos o de los técnicos y asesores tecnológicos de los adláteres de Clos. En resumen: me acaba de llegar por correo electrónico el aviso de que está disponible en trámite de información pública la Ordenanza Reguladora de la Administración Electrónica del Ayuntamiento de Barcelona (en catalán).




Apenas le he dado una ojeada por encima (el tiempo no me da para más y tengo una cola así de larga de faena pendiente), pero no puedo dejar de celebrar algunas cosas que, en esa primera lectura, son verdaderamente dignas de encomio, las cosas como son. También hay la de arena: alguna cosilla no acabo de verla clara, más que nada porque no sé cómo se va a interpretar. La puesta de manifiesto de ese lado borroso será mi contribución cívica -si es que me quieren hacer caso, claro está- a la mejora de la Ordenanza.

Como el lector deducirá, el Ayuntamiento de Barcelona se dispone a organizar sus relaciones electrónicas con el ciudadano y -al menos, eso parece- tiende a que la mayor parte posible de sus procedimientos administrativos se efectúe por vía digital. Si esta Ordenanza es algo más que una declaración de intenciones -realmente es poco específica y no he visto una sola referencia a plazos de migración-, hay por delante una buena tarea para el primer consistorio catalán. Pensando en mi propio trabajo y en el día en que la Generalitat emprenda esa misma tarea en serio y no de boquilla más o menos estatutaria, imagino la enormidad del esfuerzo formativo hacia el personal... y de ver los encajes de bolillos que harán para casar la administración electrónica con el anquilosamiento decimonónico de los actuales cuerpos funcionariales. Pero en fin, ya se apañarán y, además, no es esta la cuestión ahora... En cualquier caso, teniendo en cuenta que si no se rompe nada -como hasta ahora se ha ido rompiendo- el DNI electrónico, con sus más y sus menos (que hay muchos más y muchos menos) se implantará durante este 2006 y el próximo 2007 en toda España y progresivamente irá ocupando los bolsillos de todos los ciudadanos, evidentemente es hora ya de ponerse en marcha. El Ayuntamiento de Barcelona parece que se quiere poner las pilas -y no como otros- y hay que felicitarse y felicitarlo por ello.

No terminan ahí los plácemes. El lector adivinará fácilmente que, tan pronto he abierto el PDF en mi pantalla, me he precipitado a la búsqueda de cuestiones como estándares libres o, al menos, compatibles, accesibilidad, programas libres y, en fin, todas esas libertades a las que yo soy tan afecto (y, nuevamente, no como otros). Y el lector, por supuesto, ha acertado. Vamos a ir viendo...

La primera grata palmadita en la espalda viene ya en la exposición de motivos, en cuyo punto IV y al hablar del capítulo tercero de la Ordenanza especifica que (la traducción y los resaltados son míos, en estos párrafos y en los siguientes) «...Se declaran principios, algunos de ellos muy novedosos en el ámbito del servicio al ciudadano, como los de simplificación administrativa, neutralidad tecnológica e interoperabilidad, los principios de proporcionalidad, eficiencia, transparencia, accesibilidad y otros». Lo de la neutralidad tecnológica, lo confieso, me ha hecho dar un respingo; conocemos de sobra la al parecer irresistible tendencia del ámbito sociata a leer el significado de neutralidad tecnológica en los manuales del tío Gilito. Pero, claro, lo de la interoperabilidad y lo de la accesibilidad, me han dejado tan parado que... en fin ¿y si alguien ha confundido el manual y van y aciertan? Pues va a ser que sí, ya veréis...

El artículo 4 de la Ordenanza establece como derecho de los ciudadanos (entre otros muy plausibles):

d) Derecho de disfrutar de contenidos electrónicos de calidad, accesibles, transparentes y comprensibles.

[...]

g) Derecho de acceder y utilizar la Administración electrónica con independencia de las disminuciones físicas o psíquicas.

[...]

i) Derecho de acceder y utilizar la Administración electrónica con independencia de los instrumentos tecnológicos empleados.

Bueno, una gozada, para empezar. Cualquier persona aquejada de discapacidad encontrará páginas e instrumentos municipales para discurrir con comodidad por la administración electrónica municipal de Barcelona. Y cualquier persona aquejada de sobrecapacidad tecnológica (usuarios Linux, Mac y demás no W$) podrá asimismo moverse cómodamente por los mismos ámbitos. Mira, visto así, esto sí que es neutralidad tecnológica.

Cabe seguir, porque se encuentran más cosas. El capitulo tercero, dedicado a los principios generales de la administración electrónica consistorial barcelonesa, tiene un simpático artículo 6 cuyo punto 1 (principios generales propiamente dichos) establece cosas como estas:

d) Principio de neutralidad tenológica - La Administración municipal garantizará la realización de las actuaciones reguladas en esta ordenanza, con independencia de los instrumentos tecnológicos utilizados, de manera que sean la propia evolución tecnológica y la adopción de tecnologías en el seno de la sociedad las que determinen la utilización de los medios tecnolóigicos que, a cada momento, sean más convenientes.

e) Principio de interoperabilidad - La Administración municipal garantizará la adopción de estándares de interoperabilidad y vigilará, respetando criterios de seguridad, la adecuación técnica y la economía de medios, que los sistemas de información empleados por la Administración municipal sean compatibles y se reconozcan con los de los ciudadanos y con los de otras administraciones. La Administración municipal promoverá el uso de software de código abierto en la Administración electrónica.

De auténtico orgasmo, ¿para qué nos vamos a engañar? Pero aquí empiezo a ver yo alguna que otra peguilla. Peguillas que no invalidan, en absoluto el tono positivo general pero que... bueno, veámoslas.

Empecemos por la fácil. Ya cuando asistí en noviembre pasado a la jornada anual que sobre el software libre organiza la Secretaria de Telecomunicacions i Societat de la Informació de nuestro nunca bien ponderado Oriol Ferran, observé que un caballero, de cuyo nombre no quiero acordarme, insistía en hablar de código abierto o fuente abierta y no de software libre porque, al pobre, eso de software libre le sonaba como a anarquista, a rojo, vamos, y en la CEOE como que igual no les era la cosa grata. Acudía, claro, a la expresión open source. La expresión open source, como el caballero en cuestión ignoraba -o, de otro modo, ocultaba bellacamente- es un triste sucedáneo para evitar el malentedido anglosajón del free software que tanto puede significar software libre como software gratuito. Son problemas que tienen los idiomas con pobreza terminológica, pese a que millones de engominados les hagan -o reciban de ellos- sodomías espirituales. Pero tanto en castellano como en catalán, igualmente en gallego y bable, y lamento ignorarlo en euskera, este problema no existe: lo gratuito es gratuito, lo libre libre y lo abierto abierto y los términos admiten combinaciones pero no mezclas. Quiero pensar que el Ayuntamiento de Barcelona se ha dejado arrastrar por ese pijo y cursi miedo a la reminiscencia acrática de la palabra libre y que cuando habla de código abierto se refiere a software libre. Si no fuera así, hombre, tampoco estaría todo perdido (el código abierto siempre es algo), pero sería una clara depreciación del valor del principio. En todo caso, recuerdo a los redactores municipales que las normas adquieren sentido por sí mismas, con independencia de la voluntad del legislador, así que aunque cuando digan código abierto quieran decir software libre, lo cierto es que la norma dice código abierto. Lo único que consiguen con su pijería es que a doña Rosa le salga más barato el talón gracias al cual su receptor burlará el espíritu de la norma sin vulnerar en absoluto su tenor literal. Avisados quedan ustedes, señores ediles... ¿o es que ya estaban en ello?

Mi otra prevención responde a la confusa redacción del punto d) de este artículo sexto. La verdad es que no se entiende muy bien, no sé si porque no anduvieron muy acertados a la hora de redactarlo o porque existe una subyacente, pero cierta, voluntad de ponerle barato el talón a la Rosa de España; lamento ser tan suspicaz, pero es que navegando entre sociatas hay que hacer como los GI de Apocalypse Now: ponerse el casco en el culo mejor que en la cabeza. Esa frase «de manera que sean la propia evolución tecnológica y la adopción de tecnologías en el seno de la sociedad las que determinen la utilización de los medios tecnológicos que, a cada momento, sean más convenientes» ¿qué quiere decir exactamente? Porque puede interpretarse de dos maneras: una, la saludable, en el sentido de que los ciudadanos podrán elegir libremente la tecnología que más les cuadre y el Ayuntamiento cuidará de que siempre sea compatible; otra, la nociva, que vendría en derivar hacia aquello tan manido de que como el 90 por 100 usa Window$ pues eso: que el 10 por 100 restante se ponga el casco cabe el segundo vaso. Yo creo que la intención de estos chicos ha ido por la vía de la interpretación saludable pero yo les pediría que dejaran en mal lugar a un mal pensado como yo, que recuerden lo del significado autónomo de la norma y que no le den cancha a una interpretación malintencionada de tan benéfica voluntad originaria porque pueden tener absolutamente por seguro que esa interpretación malintencionada está agazapada en el bit menos imaginado (y nada remoto).

Seguiré leyendo la Ordenanza. Tampoco pinta mal en aspectos como la privacidad, como en el no querer recopilar datos del ciudadano cuando no son necesarios... Tengo que leerme con más cuidado algo que menciona sobre la traza, de lo que no digo nada por ser cosa delicadísima... Pero, en conjunto y así, a vista de pájaro, no está mal la cosa. Si se mira desde una perspectiva negativa -que siempre cabe, ojo- uno puede cabrearse preguntándose porqué hace las cosas tan mal y en tan manifiesto desprecio del ciudadano un Ayuntamiento que, como vemos hoy, es capaz de hacer las cosas bien si le da la gana; o sea, que por qué no le da la gana sistemáticamente o, cuando menos, más a menudo.

Son arcanos misteriosos. En todo caso, disfrutemos del día radiante y soleado mientras dure, que ya llegará, tarde o temprano la hora en que caerán los chuzos de punta.

Laus Deo.

Javier Cuchí es miembro de la Asociación de Internautas

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