Xesús Fraga | La Voz de Galicia .-Tal día como hoy, el 12 de agosto de 1981, la empresa norteamericana IBM lanzaba al mercado su ordenador IMB 5150. Aunque ya existía el Apple 2, el nacimiento de la máquina de IBM se ha elegido para señalar el 25 aniversario del ordenador personal, una herramienta que primero revolucionó el ámbito doméstico y ahora está transformando el modo en el que se emite, recibe y comparte la información.
De aquel pecé se vendieron un millón de unidades en cuatro años y le siguieron otros modelos cuya evocación no deja de ser nostálgica. A las casas empezaron a llegar los Spectrum, el Commodore 64 o el Amstrad, con los que los pequeños jugaban y los mayores llevaban la contabilidad doméstica.
En la actualidad se calcula que el mundo cuenta con mil millones de ordenadores personales en funcionamiento, a un ritmo anual de ventas de 230 millones de unidades.
El computador doméstico ha superado sus primeras utilidades básicas y abarca desde el trabajo y el ocio a la comunicación. Su éxito se debe a la vertiginosa evolución de sus capacidades -el IBM 5150 tenía 16 kilobytes, 50.000 veces menos que cualquier ordenador actual- y al desarrollo de un software que lo hizo accesible a cualquiera sin conocimientos de informática.
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Pero la gran revolución se está experimentando en el ámbito de la información. La llegada de Internet se ha sumado al pecé como piedra angular de la transformación a la hora de compartir conocimientos. Ya no se trata sólo del correo electrónico o la mensajería instantánea, sino del fenómeno de las bitácoras (50 millones en todo el mundo, según Technorati), las redes P2P de intercambio de ficheros, llamadas de teléfono a través del ordenador y sitios como YouTube para compartir vídeos o Flickr para imágenes, y de noticias como Chuza en Galicia.
El presidente de la Asociación de Internautas, Víctor Domingo, cree que la clave es que ahora el ordenador permite a cualquiera convertirse en emisor además de receptor. Javier Pedreira, Wicho , de la web Microsiervos, coincide en señalar que la diferencia la marca el hecho de que la Red habilita espacios alternativos a las grandes instituciones para informarse.
Ambos especialistas también señalan como cuestiones a dilucidar en el futuro el control que las corporaciones y estados puedan ejercer sobre la circulación de información y la brecha tecnológica que mantiene a buena parte del mundo sin conocer el ordenador.
De aquel pecé se vendieron un millón de unidades en cuatro años y le siguieron otros modelos cuya evocación no deja de ser nostálgica. A las casas empezaron a llegar los Spectrum, el Commodore 64 o el Amstrad, con los que los pequeños jugaban y los mayores llevaban la contabilidad doméstica.
En la actualidad se calcula que el mundo cuenta con mil millones de ordenadores personales en funcionamiento, a un ritmo anual de ventas de 230 millones de unidades.
El computador doméstico ha superado sus primeras utilidades básicas y abarca desde el trabajo y el ocio a la comunicación. Su éxito se debe a la vertiginosa evolución de sus capacidades -el IBM 5150 tenía 16 kilobytes, 50.000 veces menos que cualquier ordenador actual- y al desarrollo de un software que lo hizo accesible a cualquiera sin conocimientos de informática.
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Pero la gran revolución se está experimentando en el ámbito de la información. La llegada de Internet se ha sumado al pecé como piedra angular de la transformación a la hora de compartir conocimientos. Ya no se trata sólo del correo electrónico o la mensajería instantánea, sino del fenómeno de las bitácoras (50 millones en todo el mundo, según Technorati), las redes P2P de intercambio de ficheros, llamadas de teléfono a través del ordenador y sitios como YouTube para compartir vídeos o Flickr para imágenes, y de noticias como Chuza en Galicia.
El presidente de la Asociación de Internautas, Víctor Domingo, cree que la clave es que ahora el ordenador permite a cualquiera convertirse en emisor además de receptor. Javier Pedreira, Wicho , de la web Microsiervos, coincide en señalar que la diferencia la marca el hecho de que la Red habilita espacios alternativos a las grandes instituciones para informarse.
Ambos especialistas también señalan como cuestiones a dilucidar en el futuro el control que las corporaciones y estados puedan ejercer sobre la circulación de información y la brecha tecnológica que mantiene a buena parte del mundo sin conocer el ordenador.
