Las gestoras más que los propios autores - están que trinan ante este debate aunque en el peor de los casos, si se aprobara la resolución del Senado, tienen asegurada la continuidad por un año mientras se encuentra una solución que genere menos protestas. Por su parte los consumidores han montado en cólera y consiguen en tiempo record millón y medio de firmas pidiendo la erradicación de la odiada tasa.
Quizás atraiga más expectación el debate sobre este asunto que el de los Presupuestos Generales del Estado que se somete hoy a los diputados tras el veto del Senado. Las espadas están sacadas y no se eluden descalificaciones ni insultos. Según la SGAE y otros lobby recaudatorios que deberían meditar sobre su creciente impopularidad, estamos ante una compensación al derecho por copia privada; para los consumidores y empresarios se trata de un impuesto privado injustificado, de un sablazo.
Zapatero utiliza estos días dos instrumentos: la transformadora de leyes en votos y el aplazador de reformas que ha sido aplicado a la modificación de la ley del aborto. Es un virtuoso en el arte de sustituir acciones por debates, una interesante aportación al manual para políticos en apuros que aconseja: Si quieres que algo no salga adelante, nombra una comisión. Sin embargo con el canon no ha podido hacerlo pues no es lo mismo modificar una ley que impedir su modificación. Y además a Zapatero le horroriza el Cristo que le pueden montar los artistas movilizados por los cobradores del frac aludidos: la SGAE, Cedro, AIE y EGEDA.
El PSOE tiene asegurada la recuperación de los presupuestos gracias a los habituales apoyos de emergencia, al equipo médico habitual. Sin embargo cuando escribo estas líneas no me consta que los socialistas tengan asegurados los votos precisos en lo que al canon se refiere. Y es que este asunto no es de derechas ni de izquierdas sino más bien mediopensionista. El Partido Popular que había aceptado el año pasado la ley en cuestión se ha opuesto ahora en el Senado y se opondrá hoy en el Congreso a la continuidad de la tasa. Sin embargo la enmienda senatorial que ha provocado esta ley no ha salido de Génova sino de José Guillot de ICV por la Entesa Catalana de Progrès, que incluye al PSC. Guillot que pasará a la historia parlamentaria por ello publicaba ayer un articulo muy elocuente en el diario El País defendiendo su enmienda. El texto de la misma me parece muy razonable pues propone que en el plazo de un año se presente un proyecto de ley en el que se modifique el articulo 25 del texto refundido de la Ley de Propiedad Intelectual eliminando el llamado canon digital y proponiendo alternativas consensuadas con el sector para la salvaguardia de los derechos de autor y de la propiedad intelectual. Cuestiona el canon pero afirma los derechos de autor y propone uno de esos debates a los que tan aficionado es el presidente del Gobierno.
Hasta dentro del propio gabinete hay discrepancias más o menos discretas aunque finalmente pudieron ponerse de acuerdo Solbes, Clos y Molina; Economía, Industria y Cultura. El propio Clos, ponente gubernamental reconocía ayer que no las tenia todas consigo asegurando que esperaba encontrar en el futuro formulas mejores que complementen o incluso supriman el canon. Es el reconocimiento de que han gestado un ratón, una verdadera chapuza.
Los canonistas han demostrado que se pueden poner puertas al campo o, para decirlo con más precisión: que es posible colocar cancelas al aire, al éter o al cielo lo que abre inquietantes precedentes; por ejemplo que los agricultores nos exijan mañana un canon por respirar el aire puro del campo o por la contemplación del paisaje.
El derecho de propiedad es sagrado para todos incluidos los intelectuales y artistas pero digan lo que digan los lobby aludidos aquí nadie pretende expropiarles de un bien tan preciado pero debieran reconocer que no se ha acertado con los procedimientos: unos pagos indiscriminados se copie o no se copie, se copie más o se copie menos. Y para colmo esta tasa no acaba con la piratería pues las bajadas de música o cine de Internet no son canonizables. Aceptar la continuidad del mismo incluyendo el CD, el DVD, teléfonos móviles y reproductores genera un precedente peligroso que legitimaría futuros sablazos.
Artículo de JOSÉ GARCÍA ABAD EN EL PLURAL.COM
Quizás atraiga más expectación el debate sobre este asunto que el de los Presupuestos Generales del Estado que se somete hoy a los diputados tras el veto del Senado. Las espadas están sacadas y no se eluden descalificaciones ni insultos. Según la SGAE y otros lobby recaudatorios que deberían meditar sobre su creciente impopularidad, estamos ante una compensación al derecho por copia privada; para los consumidores y empresarios se trata de un impuesto privado injustificado, de un sablazo.
Zapatero utiliza estos días dos instrumentos: la transformadora de leyes en votos y el aplazador de reformas que ha sido aplicado a la modificación de la ley del aborto. Es un virtuoso en el arte de sustituir acciones por debates, una interesante aportación al manual para políticos en apuros que aconseja: Si quieres que algo no salga adelante, nombra una comisión. Sin embargo con el canon no ha podido hacerlo pues no es lo mismo modificar una ley que impedir su modificación. Y además a Zapatero le horroriza el Cristo que le pueden montar los artistas movilizados por los cobradores del frac aludidos: la SGAE, Cedro, AIE y EGEDA.
El PSOE tiene asegurada la recuperación de los presupuestos gracias a los habituales apoyos de emergencia, al equipo médico habitual. Sin embargo cuando escribo estas líneas no me consta que los socialistas tengan asegurados los votos precisos en lo que al canon se refiere. Y es que este asunto no es de derechas ni de izquierdas sino más bien mediopensionista. El Partido Popular que había aceptado el año pasado la ley en cuestión se ha opuesto ahora en el Senado y se opondrá hoy en el Congreso a la continuidad de la tasa. Sin embargo la enmienda senatorial que ha provocado esta ley no ha salido de Génova sino de José Guillot de ICV por la Entesa Catalana de Progrès, que incluye al PSC. Guillot que pasará a la historia parlamentaria por ello publicaba ayer un articulo muy elocuente en el diario El País defendiendo su enmienda. El texto de la misma me parece muy razonable pues propone que en el plazo de un año se presente un proyecto de ley en el que se modifique el articulo 25 del texto refundido de la Ley de Propiedad Intelectual eliminando el llamado canon digital y proponiendo alternativas consensuadas con el sector para la salvaguardia de los derechos de autor y de la propiedad intelectual. Cuestiona el canon pero afirma los derechos de autor y propone uno de esos debates a los que tan aficionado es el presidente del Gobierno.
Hasta dentro del propio gabinete hay discrepancias más o menos discretas aunque finalmente pudieron ponerse de acuerdo Solbes, Clos y Molina; Economía, Industria y Cultura. El propio Clos, ponente gubernamental reconocía ayer que no las tenia todas consigo asegurando que esperaba encontrar en el futuro formulas mejores que complementen o incluso supriman el canon. Es el reconocimiento de que han gestado un ratón, una verdadera chapuza.
Los canonistas han demostrado que se pueden poner puertas al campo o, para decirlo con más precisión: que es posible colocar cancelas al aire, al éter o al cielo lo que abre inquietantes precedentes; por ejemplo que los agricultores nos exijan mañana un canon por respirar el aire puro del campo o por la contemplación del paisaje.
El derecho de propiedad es sagrado para todos incluidos los intelectuales y artistas pero digan lo que digan los lobby aludidos aquí nadie pretende expropiarles de un bien tan preciado pero debieran reconocer que no se ha acertado con los procedimientos: unos pagos indiscriminados se copie o no se copie, se copie más o se copie menos. Y para colmo esta tasa no acaba con la piratería pues las bajadas de música o cine de Internet no son canonizables. Aceptar la continuidad del mismo incluyendo el CD, el DVD, teléfonos móviles y reproductores genera un precedente peligroso que legitimaría futuros sablazos.
Artículo de JOSÉ GARCÍA ABAD EN EL PLURAL.COM