Gonzalo García / Cinco Días - Se entiende por universo digital, 'toda la información que se produce cada año, se almacene o no, utilizando este sistema binario, y que abarca llamadas telefónicas, grabaciones de cámaras de vigilancia o de música, como internet y documentos escritos registrados en un ordenador', explica José Luis Solla, director general de EMC para España y Portugal.
El informe -elaborado por la consultora IDC- destaca un hecho inquietante: de los datos digitales que se generan sobre una persona, un tercio lo produce ella directamente y los otros dos un sistema que escapa de su control. Es la llamada sombra digital: 'información sobre una persona, almacenada en ficheros financieros o listas de correos, en los historiales de navegación web o en las imágenes obtenidas por las cámaras de seguridad', escribe John Gantz, de IDC, en el estudio. Cada vez que alguien envía un correo electrónico, compra un billete de avión o saca dinero de un cajero automático sus datos personales o su imagen quedan registrados.
'Esto no es necesariamente malo', asegura el documento, 'porque permite a algunas páginas de internet, como Amazon, recomendarte nuevos libros; o les dice a los miembros de Ebay que pueden confiar en ti'. Pero también provoca que el individuo esté constantemente registrado. De acuerdo con los últimos informes, un ciudadano británico -con las 5 millones de cámaras de vigilancia que se estiman en este país- puede esperar que su imagen haya sido captada 300 veces al día. Porque este mundo es sobre todo visual, según sostiene el informe, que estima que en el mundo existen ya 1.000 millones de cámaras digitales.
Además, aunque el 70% de la información la producen los particulares, el 85% recae sobre las empresas, que son las encargadas de gestionarla. 'Las compañías tienen la obligación de almacenar esa información y proteger su confidencialidad, por lo que necesitan cada vez más de nuevos medios para salvaguardarla', comenta Solla.
Junto a la gestión de los datos sobre los particulares, el otro reto para el universo de la información digital es medioambiental. El consumo de energía por persona en 2000 era de un kilovatio, mientras que ahora ronda los 10 kilovatios. Por otra parte, la basura electrónica se acumula, y cada año los usuarios se deshacen de 1.000 millones de unidades, principalmente teléfonos móviles. Para Solla, las empresas deben desarrollar sistemas que consuman menos para lograr 'una tecnología de la información verde'.
El informe -elaborado por la consultora IDC- destaca un hecho inquietante: de los datos digitales que se generan sobre una persona, un tercio lo produce ella directamente y los otros dos un sistema que escapa de su control. Es la llamada sombra digital: 'información sobre una persona, almacenada en ficheros financieros o listas de correos, en los historiales de navegación web o en las imágenes obtenidas por las cámaras de seguridad', escribe John Gantz, de IDC, en el estudio. Cada vez que alguien envía un correo electrónico, compra un billete de avión o saca dinero de un cajero automático sus datos personales o su imagen quedan registrados.
'Esto no es necesariamente malo', asegura el documento, 'porque permite a algunas páginas de internet, como Amazon, recomendarte nuevos libros; o les dice a los miembros de Ebay que pueden confiar en ti'. Pero también provoca que el individuo esté constantemente registrado. De acuerdo con los últimos informes, un ciudadano británico -con las 5 millones de cámaras de vigilancia que se estiman en este país- puede esperar que su imagen haya sido captada 300 veces al día. Porque este mundo es sobre todo visual, según sostiene el informe, que estima que en el mundo existen ya 1.000 millones de cámaras digitales.
Además, aunque el 70% de la información la producen los particulares, el 85% recae sobre las empresas, que son las encargadas de gestionarla. 'Las compañías tienen la obligación de almacenar esa información y proteger su confidencialidad, por lo que necesitan cada vez más de nuevos medios para salvaguardarla', comenta Solla.
Junto a la gestión de los datos sobre los particulares, el otro reto para el universo de la información digital es medioambiental. El consumo de energía por persona en 2000 era de un kilovatio, mientras que ahora ronda los 10 kilovatios. Por otra parte, la basura electrónica se acumula, y cada año los usuarios se deshacen de 1.000 millones de unidades, principalmente teléfonos móviles. Para Solla, las empresas deben desarrollar sistemas que consuman menos para lograr 'una tecnología de la información verde'.